Megan se mantuvo a mi lado durante el resto del día. Angie había ido a parar a la enfermería según contaban los rumores. Aunque no había regresado a clases.
Mike y Jack se mantuvieron separados incluso en el almuerzo. Cada uno comió solo en mesas diferentes. Los demás jugadores se mantuvieron alejados no queriendo apoyar a nadie.
La tarde en casa se me hizo eterna, parecía que el día no quería terminar.
Cuando el reloj marco las ocho ya me hallaba vestida con mi mejor pijama. Pero el tiempo fue pasando.
Me senté en el piso del balcón mirando uno de mis relojes de pulsera. Marco las 8:15, después las 8:30, 9:00... 9:30, 10:00... 10:30... Lo lance con fuerza, cayendo al piso de abajo. No me importo si se había destruido, me había dejado plantada.
Noah me había dejado plantada.
Cerré la puerta del balcón, acercándome a la cama y fulminando con la mirada a un peluche que se encontraba en ella. Lo tome y lo lance contra la pared con fuerza, cayó al suelo. Ahí lo deje, no lo quería cerca mío. Me acosté en la cama cubriéndome con el edredón hasta la cabeza.
Tenía ganas de llorar pero me trague las lágrimas. No podía creer que me hubiese decepcionado.
Me quede decepcionada y dormida.
Un golpeteo me despertó.
Mire el reloj que marcaba las 12:14, medianoche. El golpe se repitió en la puerta del balcón.
Me levante arrastrando los pies por el suelo acercándome al interruptor para encender la luz. La figura oscura que se reflejaba en los vidrios de la puerta era inconfundible. Me acerque a la puerta más no le abrí.
-No te abriré, me has despertado de un hermoso sueño.- Estaba enojada y malhumorada.
-Aimi, por favor déjame explicarte.-Suplico con voz ronca.-Ábreme.
-No quiero explicaciones, quiero dormir.- Mentí. Lo quería a él.
-Aimi por favor, hace mucho frio aquí afuera.- A regañadientes me obligue a abrirle la puerta.- Gracias amor.- Ignore el apodo.
Camino dentro y la luz de la lámpara lo alumbro. Se veía cansado, un poco pálido. Una leve capa de sudor cubría su frente, su cabello se encontraba revuelto, agitado se volvió hacia mí.
Con una camiseta negra pegado a su cuerpo y unos vaqueros que parecían haber visto mejores tiempo, su mirada azulada me dio a entender que se encontraba cansado. Desvié la mirada a su mano derecha donde se hallaban un par de rosas una blanca y otra roja.
Él las extendió hacia mí regalándome una pequeña sonrisa.
-Gracias pero aun no te perdono.- Su sonrisa se borró.- Ya me las diste ahora regresa de donde viniste.
-¿Me dejaras explicarte?- Se sentó en el borde de la cama. Una brisa entro por la puerta del balcón y me estremecí. Noah tenía razón hacia mucho frio afuera. Cerré la puerta, podía sentir su mirada en mí, más bien en mi short corto. O en mi camisa de los jaguares que me quedaba grande y me llegaba casi a la mitad del muslo. Un regalo de Mike.
Vale, no era mi mejor pijama, pero lo quería molestar un poco cuando viniera.
-Adelante. - Me acosté en la cama y me volví a cubrir con el edredón.-Apaga la luz cuando salgas.-Murmure para después bostezar.
-Aimi por favor.- Se sacó los zapatos dejándolos a un lado para luego acostarse a mi lado y cubrirse también con el edredón.- Tuve una emergencia.- Me tomo por la cintura estrechándome contra él.
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Por un partido
WerewolfAimi intenta hacer feliz a todos sus amigos pero nada lograba hacerla feliz a ella. Pensaba que su vida siempre sería así. Ella es la típica chica en la que buscarías apoyo. Su vida simple se convierte en un huracán de humor, vergüenzas y sobre tod...