Capítulo 10: Inoportuna

163K 10.8K 1.6K
                                    

Volví a observar a la chica que se encontraba en la puerta.

Susan, era un nombre raro para una chica de orígenes asiáticos pero solo podía pensar en que quizás era alguien especial para Noah. Después de todo había entrado buscándolo y parecía conocerlo muy bien por la mueca en su rostro estaba muy sorprendida.

¿Y si era su novia?

Me comencé a alterar cuando esa extraña idea surgió.

¿Eran celos?

No lo eran. No sentía nada por él, repetí una y otra vez ese pensamiento, tratando de convencerme.

- Yo no sabía que estabas acompañado...- La chica se veía culpable y tenía la mirada clavada en el suelo. -Debí tocar primero, mala costumbre la mía. -Empezó a retroceder, paso a paso.

- Ya estás aquí- El chico finalmente se levantó.-¿Para qué viniste? -preguntó en un tono grosero y no pude evitar hacer una mueca de desagrado.

-Te traje tu maldito libro - le respondió la chica a la defensiva.

Noah se levantó tan rápido que apenas pude verlo, tomó el libro de las manos de Susan y corrió hasta la puerta del armario, lo abrió y tiró el libro. Susan se río tanto que empezaron a salir lágrimas de sus ojos mientras que Noah le lanzaba miradas asesinas desde la puerta del armario.

-¿Cuál es el chiste? -pregunte confundida.-¿Cuál es el libro?

-Cincuenta sombras liberadas.- Mi boca formo una gran O y mi mirada viajó hasta Noah, un leve rubor cubría sus mejillas y su mirada se encontraba clavada en la ventana. Parecía avergonzado.

Estallé en carcajadas acomodandome mejor en la cama.

El leve rubor se transformó en uno muy grande, lucía tan tierno que no pude evitar observarlo hasta que deje de reír. Susan también reía agarrándose el estómago y doblándose hacia adelante.

-¿En serio?- le pregunte a Noah.

-Si.- No me dirigió la mirada prefirió observar a cualquier lugar excepto a mí. -No veo cual es el problema.

-No hay ningún problema, es que no lo sé.-Continué riéndome.- Te imaginaba como uno de esos chicos que son mucho músculo y poco cerebro.

- ¿Te parece que tengo poco cerebro? -Me enfrente a su mirada enojada.

- El perrito se enojó.- murmuró con voz chillona Susan antes de salir corriendo de la habitación.

Noah se fue acercando a mí. Solo entonces noté que se había cambiado de ropa después del baño y ahora vestía una camiseta de color negro junto a unos vaqueros. Observé su forma de andar y como parecía acorralarme en la cama. No me había dado cuenta que estaba retrocediendo hasta que llegue al centro de la cama y Noah ya se encontraba encima de mí. Seguí retrocediendo hasta que ya no pude más, Noah me jalo por los pies hasta que estuve completamente debajo de él.

- ¿Qué haces?- dije en un susurro, mi voz se escuchó estrangulada. -Aléjate.

- Te voy a enseñar lo que puede hacer alguien que tiene poco cerebro.- Empezó a acercarse a mis labios.

- Manos fuera, no eres nada mío.-Saque la poca fuerza que me quedaba e intente mantenerme firme. Pareció reaccionar a mis palabras y se alejó de mí, solo lo suficiente para mirarme.

- No vuelvas a decir eso.- Su dura mirada me hizo sentir como una pequeña niña. Aun así no me iba a dejar intimidar por él.

-Es la verdad.- Escupí las palabras como un insulto. - Ni te conozco, ni te planeo conocer.

Por un partidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora