De reyes, demonios y otras cosas

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El rey del país Abbylion (donde estaba la escuela) estaba sentado en el trono improvisado... (el sillón del director de la institución ya que en un principio se suponía que él no vendría en persona) tenía una mirada seria, observando todo frente a él... o en este caso observando a quienes estaban arrodillados, bueno igual no todos, de un lado fuera en el patio donde ocurrió la batalla, hechiceros curaban a los soldados heridos de la pelea y pocos estudiantes en la misma situación, pero los guerreros
sin poder hacer nada por su orgullo casi muerto, mientras otros escuchaban sus quejas y excusas del por qué perdieron y los alumnos solo reían y hablaban de lo que había pasado y la forma en la que se movieron, además de mejorar algunas cosas en ello.

Estaban separados entre los estudiantes de la clase especial, cansados, heridos, pero con una satisfacción, mientras que los que no estaban tan mal se colocaron frente al rey sintiendo la mirada asesina, más Erickson que sentía que lo miraba a él más que a Ximei en este caso, ambos con algo de sangre, suciedad y algunas vendas en el cuerpo entre su ropa desgarrada, más Erickson no estaba preocupado por eso, sino porque Azrael está de pie, como si mirara a alguien más, Carmilla aun en su forma adulta estaba a un lado de él mirando a la pareja de Ximei mientras esta lanzaba miradas con intención asesina, el director y el general Blodenhell estaban a los lados respectivamente sintiendo revolver su estómago, sintiendo frio sudor en sus espaldas y frentes mientras se arrodillaban.

—Tienes que hacer esto, sé que no te gusta pero por favor, hazlo esta vez—susurro el general a un lado

— ¿Un rey debe inclinarse ante otro sin razón aparente?, preferiría vender todo lo que tengo por una moneda de oro y vivir solo con mi dignidad

Algunos soldados estaban realmente furiosos con esa actitud, pero el rey parecía no inmutarse ante eso, llevaba una túnica azul con adornos estampados dorados en forma de pequeñas cruces, los bordes plateados, la tela de aquella ropa aterciopelada y acomodada entre tantas capas de ropa, que parecían hacerlo ver más grande y fuerte que otros, una cadena en el cuello sosteniendo un trozo de metal verde jade, que llegaba hasta el suelo, todo debajo de una corona de oro y piedras brillantes parecida a una corona de laurel, solo por la diferencia de que tenía alas en vez de hojas en su forma.

Su edad no era tan mayor, apenas teniendo canas presentes, a un lado, el que parecía ser su consejero estando de pie, con una cara sonriente mirando a la multitud como si observara un objeto extraño, con la ropa igual de cara, de cabello corto, y un esmoquin castaño pero sin excesos, se veía algo joven, ya empezándose a notar la edad en su rostro

—Carmilla, ¿lo notas?

Ella no respondió, en un momento, el rey se levantó acomodando su túnica al aire.

—Sé que mi visita es tan inoportuna como apresurada, pero no pude evitar el venir a ver exclusivamente algo que me desconcertó— Hablo con una voz potente

Todo mundo parecía en silencio, unos sonreían al ver que los alumnos tendrían problemas, otros sintieron escalofríos, el rey se acercó y se colocó frente a sus dos hijos.

— ¿Erickson al fin te gano Hijo?

Azrael y Carmilla esperaba eso, se escuchó una trompetilla al querer resistir una risa.

— ¡Padre!, ¡¿no está aquí para recriminar a esos alumnos que atacaron a los soldados de nuestro reino?! —grito Ximei al levantarla cara, después la agacho—, perdón, me altere, te pido perdón

—Si, en parte vine por eso, pero eso demuestra la calidad de la escuela... y que mis soldados se la pasan mayormente en el bar que en practicar... ¿o me equivoco?

Nadie hablo, el rey camino más y se colocó ahora frente a Azrael, el general Blodenhell casi se desmaya al ver eso que mejor y su cuerpo se quedó arrodillando sin caer por pura voluntad.

El Rey Demonio necesita vacaciones (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora