My True Identity>> J-Hope y Tú

Capítulo 20

—Tiene que ser ese militar de mierda, seguro que es él —dijo Laura con voz furiosa.

Marcos y Sara la escuchaban en silencio. Laura les dio el papel para que lo leyeran.

—Es una amenaza bastante clara y la verdad que yo, no la pasaría por alto —dijo Marcos.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Una denuncia a la policía? —preguntó Sara.

—Yo creo que esto es mucho más grave. En el lugar de ustedes, hablaría con un buen abogado, por las dudas... Guardaría todas las pruebas en una caja de seguridad...

—¿De qué pruebas estás hablando? —le preguntó Sara, interrogando a Laura con la mirada.

Laura, viendo la cara de disgusto de Sara se apresuró a explicar:

—Marcos es de absoluta confianza, por eso es que le conté algunas cosas...

Marcos continuó:

—De qué pruebas querés que hable... Supongo que irán guardando algunas pruebas, ¿no? Algo que les den las personas que las ayudan, si llegan a grabar el testimonio de la mujer esta que era amiga de la posible madre de ____, fotos, qué sé yo, cualquier cosa que pueda servirles en un juicio...

—¿En qué juicio? —preguntó Laura.

—Suponiendo que se llegue a un juicio —agregó él—. Yo les voy a dar un consejo y por favor escúchenme. Paren por un tiempo. Dos meses, nada más. Hasta que esto se calme. La amenaza es bien clara, les dice que dejen todo como está. Seguro que atrás de esto hay gente de los servicios metida, enviados por tu querido cuñado, y si ustedes siguen, van a destapar la olla antes de tiempo. ____ es menor, no se olviden, y si se llegan a armar problemas, va a tener que intervenir la justicia, la van a mandar con los padres adoptivos o con sustitutos hasta que todo se aclare, y le van a terminar lavando el cerebro, como hicieron y siguen haciendo con todos los hijos de desaparecidos...

—Lo que yo no entiendo —dijo Laura— es cómo hicieron para enterarse de que estamos investigando sobre la identidad de ____.

—Quizás a los pendejos se les escapó algo, y estos tipos siempre andan con las orejas paradas, y en donde menos te imaginas.

—A mí me da miedo, que quieren que les diga —continuó Laura—. Además la cara de ese tipo, la mirada...

—Pero Laura —la interrumpió Sara—, no sabemos si este tipo tiene algo que ver con todo esto. Las amenazas que él te hizo antes, e incluso lo de la piedra, eran por cuestiones personales. Este hombre debe ser un fascista y seguro se cree que todavía estamos en la época en que era militar, y se daban el gusto de sacarse a los vecinos de encima con una "visita", pero de ahí a que se meta en este tema, es otra cosa...

    —Yo no descartaría nada, por las dudas. Y menos viniendo de ese tipo que según referencias, está muy bien vinculado. Miren, ustedes saben bien que no soy ningún miedoso. Pero la mano viene pesada. Corten todo por dos meses. Yo voy a seguir con lo que pueda por mi lado. Después de ese tiempo le dan con todo. Son tácticas. El enemigo cree que logró asustarlas y ustedes les dan el golpe final.

—Suena bastante lógico —dijo Sara—. Creo que Marcos tiene razón. Incluso estoy pensando que sería bastante inteligente que ____ y yo nos quedemos durante todo enero en Washington. En el supuesto caso de que mi hermana y su esposo estén al tanto de todo, el tenernos cerca los tranquilizaría, y a nuestro regreso veríamos, ¿no?

Laura asintió pensativa.

—Ah, Marcos —agregó Sara—, te tendría que pedir un favor, pero espero que no supongas por esto que me estoy volviendo machista. Mañana tengo turno para alinear el auto, y como tengo que entregar un pedido con urgencia no voy a poder dejar el taller. Ana no sabe manejar y los chicos no tienen licencia, así que si no te molesto demasiado...

—Si pagas bien... —le contestó él, —Pero eso no es todo...

—¿Qué más querés, eh, necesitas que te lo lave, que te lo lustre? —No. Necesitaría que pasaras por el departamento de mi madre, a buscar unas valijas para el viaje. —Hecho. No hay historia.

Laura llegó con una cerveza helada y salieron al patio, hablando de otros temas.