____estaba envuelta en el cubrecamas, sentada en un sillón que había en su cuarto. La lluvia golpeaba con furia en los cristales repartidos de su ventana, y por los postigos entreabiertos penetraban minúsculas gotitas en forma de llovizna, que alcanzaban a humedecerle la cara y el cabello.
Desde allí los árboles se veían borrosos, con sus hojas sacudidas por el viento, como si fuesen brazos dislocados. De tanto en tanto algún dátil golpeaba contra las celosías de chapa.
Era casi mediodía, aunque, a causa del temporal, la oscuridad del cielo hacía suponer que no faltaba mucho para la noche. La quinta estaba en calma. Sara dormía. El olor que despedían la arena, el pasto y los árboles, al ponerse en contacto con el agua, le traían a ____ recuerdos de algún verano de su infancia, cuando, estando en esa misma casa, esperaba que dejase de llover para hacer navegar los barcos de papel que le hacía su abuela.
Entrecerró los ojos. Al abrigo de la manta y escuchando el sonido de la lluvia sobre el techo, le pareció revivir la misma sensación de intimidad que sintió unos días atrás, cuando estaba abrazada a Hoseok dentro de la bolsa de dormir. Las imágenes fueron presentándose claras, y descubrió que podía recuperar el gozo a través de los recuerdos.
Habían buscado un sitio apartado de la playa, para poder amarse durante el resto de la noche, sin que nadie los interrumpiera. El cielo se transformó en techo y paredes, de una imaginaria habitación, y los grillos y el río, en música de fondo. Cuando las estrellas comenzaban a opacarse y todo se iba volviendo gris, se pusieron a contemplar las primeras luces del día, desde el interior de la bolsa, desnudos y abrazados, sintiéndose más cerca que nunca el uno del otro. El aire era frío y húmedo y ellos se sentían cobijados, a resguardo del mundo, dentro de esa intimidad inviolable.
Trató de imaginarlo a Hoseok ahora, en su cama, y sintió que tenía ganas de estar adentro de su abrazo, de despertar siempre a su lado, de recibir sus besos de pescadito como desayuno, de cubrirlo de caricias.
Se levantó y fue hasta la cómoda. Abrió el último cajón, tratando de no hacer ruido. Necesitaba que ese momento de intimidad se prolongara.
Volvió a sentarse en el sillón, envuelta en el cobertor y comenzó a desatar el hilo sisal que sujetaba la tapa de la caja.
...
Hacía rato que Laura se había levantado. El ruido de la lluvia la había despertado temprano y aprovechó esa excusa para no permitirse seguir dando vueltas en su enorme cama, sin poder dormir.
Le costaba digerir la verdad acerca de Marcos. Habían pasado algunos días desde la nochebuena y todavía no podía dejar de pensar en la conversación que tuviera con Sara durante esa madrugada.
Ahora, una vez más trataba de recrear las escenas en su mente, de lo que Sara le relató. Se la imaginó agazapada sobre el lavatorio del baño, a punto de cruzar la ventana. Después le pareció verla, acercándose al dormitorio y hasta logró imaginar la voz — seguramente ronca— de la persona que grabara el mensaje en el contestador, anunciándole a Marcos que podía irse de vacaciones, que había cumplido con su misión y que la "pichona" podría ser ahora, controlada desde cerca, en Washington. Y antes del clic, y del saludo final, las felicitaciones por haber hecho muy bien el trabajo, sin que nadie se asustara demasiado.
Seguramente estaban perfeccionando los métodos.
Ahora abrió un cajón de su escritorio, y sacó las pruebas contundentes, para seguir lastimándose al contemplarlas.
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My True Identity>> J-Hope y Tú
Fanfic🔸Esta historia no me pertenece, es una ADAPTACIÓN. 🔸Libro: Cruzar La Noche [de Alicia Barberis]. 🔸Actualizaciones lentas.