(NARRA MADISON):
-Entonces no tuviste hijos- digo a Elena mientras estoy sentada en el sillón de la casa su casa, al cual Jeremy me acababa de invitar a pasar-
-No- me contesta-
-O sea que no van a haber más Doppelgängers Petrova- digo-
-Al parecer-
-¿Completarás la transición?- pregunto-
-No lo creo, Madison- me dice- Yo no quería esto. Ni siquiera sabía que tenía sangre de vampiro en mi sistema-
-Oh-me limito a decir- Espero que todo en sus vidas se mejore ya que no esta Klaus, yo voy a dejar el pueblo hoy mismo y… espero que te sientas mejor Elena, lo mereces- digo-
-Gracias- se limita a decir-
Salgo de la casa sin despedirme y al cruzar la puerta, una flecha me atraviesa el estomago y todo se volvió negro.
Estaba en una especie de cárcel. Eran pasillos con jaulas donde habitaba en cada uno una persona (vampiro). Había un ventilador dónde habían unas hiervas (verbena) haciendo que se esparza el olor que tanto me debilita. Esa flecha de seguro tenía verbena, por eso me había derribado tan rápido.
¡Por favor mátenme ya! Pedía internamente. No quería ni necesitaba vivir. Por Dios. ¿Porqué Elena se tenía que convertir en vampira? ¿POR QUÉ? Ahora si ella era vampira nada me interesaba. No lo necesitaba y mucho menos quería, entonces ¿Por qué? Empecé a llorar. Miré a mi derecha y Barbie Klaus estaba al lado de mi, Rebekah. Frente a mi celda, estaba Stefan y a lado de Stefan Elena muriendo en la celda. Ya no me importaba salvar su vida, así que si moría me valdría como cualquier muerte insignificante en el mundo.
-Por favor- se arrastró Rebekah tomando del cuello de la camisa a un guardia- Mi familia posee demasiados castillos, si me dejas salir con gusto te daré uno… Por favor- decía Rebekah débilmente-
-Sólo me interesa la muerte de ustedes, asquerosos demonios de la noche. No me interesan los castillos de tu familia- contestó el guardia-
Y dicho eso le disparó con una bala de madera.
-Si vuelves a moverte te vuelvo a disparar- amenazó-
El guardia dio unos pasos adelante quedando cerca de mi celda a lo que con el resto de velocidad vampírica que me quedaba de energía, me acerqué a él y con todas mis fuerzas restantes lo empuje detrás de los barrotes haciendo que se golpee con los barrotes de la celda de enfrente, la de Stefan.
Antes que el guardia cayera al suelo, Stefan lo tomó por los hombros, y lo aporreó con las barras de la celda, indefinida cantidad de veces, haciendo que su nuca se golpee con fuerza. Yo sólo pude ver como la vida abandonaba sus ojos.
Stefan lo soltó, y el cuerpo cayó.
-Elena… bebe- dijo Stefan-
La sangre del guardia se esparcía y avanzaba hacia la celda de su izquierda, la de Elena. Elena estiró la mano, esperando a que la sangre avance su desconocido recorrido. Cuando la sangre empapó dos de sus dedos, feroz mente los acercó a su boca. La sangre se expresaba en su cara, así que mientras la sangre se acercaba a ella, ella se dedicaba a tomar más de la sangre. Cuando noté que ella ya no estaba débil, rompió los barrotes y liberó a Stefan.
-Libéralos- dijo Elena a Stefan y ésta salió del granero-
Stefan se alimentó brevemente del guardia y abrió mi celda primero. Mi instinto fue salir y tomar de la sangre del guardia del suelo. Una vez que me llené de fuerzas, abrí la celda de Rebekah, la celda que Stefan no se había dignado a abrir.
-Gracias- dijo Rebekah débilmente alimentándose del guardia-
Pobre, su cadáver era un alimento para vampiros hambrientos.
Entramos a un salón de la mansión Mikaelson. Elijah y Kol se quedaron boquiabiertos al ver como entrabamos Rebekah y yo a su mansión.
Teníamos sangre por ahí del estómago, que fue donde las flechas nos traspasaron. Rebekah tenía en la pierna, donde le habían disparado. Y ambas teníamos en la boca. La seguí hasta donde se encontraba Klaus.
Maldito, en el camino a la mansión Rebekah me había dicho que Klaus había posesionado en el cuerpo de Tyler, su híbrido. Y que la había dejado en manos de la gente que nos secuestró. No puedo creer que me lamenté desear su muerte 1000 años. Ojalá si hubiera muerto de verdad.
Entramos a un cuarto donde estaba Niklaus colocando 3 bolsas de sangre en una maleta.
-¿Cómo te atreves a salvar a Caroline en vez de a mí?- dice Rebekah con ojos llorosos-
-Oh, hermano. ¡Que bueno que no estás muerto!- dice Klaus en forma de burla hacia Rebekah-
Sentí lástima por ella. Todo lo que lloró por su muerte. Todo lo que sufrió y al le valió.
-Me dejaste- dijo Rebekah-
-Tomando en cuenta que Caroline puede morir y tú no, mi decisión fue rápida. Además, gracias por matarla, lo hiciste a tiempo. La cantidad de sangre para crear a mis híbridos es buena-
-¿Entonces prefieres a tu familia de híbridos?- dijo Rebekah a punto de llorar- No sabes nada sobre familia-
-Oh, estarías bien en silencio con una daga- dijo Niklaus y Rebekah a velocidad vampírica tomó una de las bolsas de sangre y la aventó con fuerza a la pared, haciendo que se rompa- ¡NO!- gritó Klaus volteándose al lado opuesto viendo cómo la sangre se vertía en la pared-
Rebekah estaba llorando con las dos bolsas restantes de sangre en ambas manos. Entonces Klaus se volteó.
-Déjalas- dijo Klaus-
-Te adoré- dijo Rebekah llorando- Pero me decepcionaste otra vez-
-Pon las bolsas abajo, Rebekah- dijo Klaus calmadamente, pero no ocultaba sus nervios- Se una buena chica-
-Siempre he sido yo- dijo en un interminable llanto- No Finn, no Elijah, no Kol, yo- dijo y dio una pausa- Yo te he amado sobre todo y a ti ni siquiera te ha importado-
-¡DEJALAS!- gritó Klaus-
-¿Quieres a tu familia?- dijo- ¡Aquí la tienes!- y dicho esto apretó ambas bolsas haciendo que la sangre cayera al suelo-
Me puse una mano en la boca. Esto no iba a terminar nada bien. Por cualquier situación de dagas, yo me encargaría de ayudarla.
Rebekah soltó las bolsas y a velocidad vampírica tomó el cuello de Rebekah.
-Aquí hay algo que debes saber sobre la familia. No me interesa. Y en este momento, tu ya no eres de la familia. No eres mi hermana. No eres nada- dijo y rompió su cuello-
Él iba a cruzar la puerta pero lo detuve.
-No puedo creer que casi lamento tu muerte- empecé- Todos esos años que desee presenciar tu muerte los arrepentí. Pero ahora me doy cuenta que lamento haberlo lamentado. Ella ha llorado por ti, ha sufrido y ni siquiera te importó- le dije y lo empujé a la pared- Siempre he pensado que eras un monstruo. Pero ahora me doy cuenta que no hay palabra para calificarte. Me das asco- dije y lo aporreé pero él me volteó quedando yo entre la pared y el-
-Siempre he pensado que Rebekah se ve bien sin hablar con una daga en el corazón- me dijo- ¿Pero tú? Tú te vez mejor- y dicho eso, sentí un objeto metálico desgarrar mi carne hasta mi corazón- Dulces sueños, Maddy-