ᴄɪɴᴄᴏ

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Eal no lo entendía. Su madre lloraba cuando estaba sola, pero mantenía la compostura cuando su hijo estaba con ella, para enseñarle que es importante permanecer fuerte ante las dificultades.

Los dos últimos días de colegio  pasaron, y nadie se percató del cambio de humor de Eal en los dos últimos días de clase. No les dejó verlo.

Cuando terminó la escuela, su madre le vino a recoger, pero esta vez, a diferencia de otras, no salieron del colegio directos al coche. Esta vez fueron a paso lento hacia un parque apartado, pero que no por ello era menos bello. De hecho, era todo lo contrario.

Ahí, su madre y él lloraron por primera vez los dos juntos. María se sentía frustrada por la actitud de su ahora exmarido, y Eal, simplemente, no lo comprendía. No sabía cómo alguien a quien quería había hecho tanto daño a su madre, la persona más importante para él.

—Mamá, no llores, no tienes por qué llorar— Dijo el niño limpiando las lágrimas de su madre y las suyas al mismo tiempo.

—Tienes razón, cariño, porque somos fuertes, y podemos superarlo, ¿Verdad?— Eal asintió, aunque María hablaba más para sí misma.

Contemplaron el parque hermoso a la luz de la tarde y luego emprendieron el camino hacia su coche, que les llevaría a casa.

Fuerza:
1. Capacidad física para realizar un trabajo o un movimiento.
2. (Según Eal) Sentimiento de superación.

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora