ɴᴜᴇᴠᴇ

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Iván y Eal no se volvieron a ver en todo el verano.

A Eal no le dejaron salir más a pasear solo, no porque el otro día se hubiera retrasado, sino porque en Madrid, durante esa época, se estaban produciendo secuestros a niños de su edad. María lo quería prevenir, su pequeño era lo último que le quedaba y no estaba dispuesta a perderle. Eal protestó, pero no logró cambiar la opinión de su madre.

Iván caminaba todos los días por la misma zona, esperando ver a Eal una vez más, por fin tenía un amigo, o, al menos eso creía. Conforme pasaron los días, Iván lo dejó de intentar y se quedó en casa. Sentía los suspiros que su mente producía, y los plasmaba en el papel.

El verano seguía estando presente según todos, pero en las mentes de nuestros protagonistas era ya otoño y en sus corazones invierno.

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora