ǫᴜɪɴᴄᴇ

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Efectivamente, las manchas blancas se extendieron, como dijo el médico, quien también mencionó que se protegiera del sol, ya que eso podía acelerar el proceso.

Eal se lo contó a sus amigos de Alicante, solo a ellos, y, aunque se tenía que poner crema muy a menudo, siguió disfrutando yendo a la playa y a otros sitios de la misma forma. Sabía, tal y como le había advertido el médico, que había personas que le rechazarían o criticarían, pero, era popular, todo el mundo era su amigo, ¿verdad?

Iván se quedó en Galicia algún tiempo. Sin embargo, volvió pronto a Madrid y pasó el resto del verano explorando con su familia lugares que nunca había visitado. Por ejemplo, fue a La Pedriza, un lugar muy típico para observar el paisaje natural. Allí escaló, corrió y captó todo lo que pudo, y se enamoró de un pequeño lugar, silencioso, algo escondido entre unas rocas, pero con flores coloridas que no se encontraban en otras partes del terreno.

Iván disfrutó y aprendió. Durante el verano de 2018, cuando tenía doce años recién cumplidos, empezó a buscar. Algo en su interior gritaba que buscase. ¿El qué? No lo sabía, pero ¿a caso eso importaba?

Iván buscaba, con la esperanza de encontrar, mientras que Eal quedaba sumergido en una nube de aislamiento, sin poder evitarlo.

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora