Antes de darse cuenta, llegaba septiembre. Así, como si nada. Ese era el problema, empezaban primero de la ESO, y, ni a Iván ni a Eal les apetecía lo más mínimo.Iván volvería a ser el marginado por dos razones. Otros le dejarían de lado, y él mismo se dejaría de lado. No le gustaba el sentimiento de "normalidad" y diferencias sociales que había. Sin embargo, él era plenamente consciente de lo que ocurría y de que él también estaba ayudando a que esa jerarquía siguiera existiendo. Pero no le importaba.
En cuanto a Eal, nuestro pobre Eal, se puede decir que se rompió por segunda vez en un año. Quiso continuar como antes, pero evidentemente no pudo. Sus amigos... Ya no eran sus amigos. Todos en el colegio, excepto personas muy puntuales, le repelían. Y, eso, le rompió el corazón a tres personas.
El primer día de instituto
El padre de Iván se llamaba Carlos, y ese día llevaba a su hijo a empezar el curso. No hubo conversación en el coche, al menos no demasiada, pero los dos estaban cómodos. Se llevaban muy bien, pero de una manera peculiar.
Carlos aparcó el coche y dejó salir a su hijo. Se despidió de él con un movimiento de mano, y vio como entrenador en el edificio blanco y azul que era el instituto. Después de un minuto, arrancó el coche, y condujo hacia su trabajo. Por el camino se cruzó con un coche negro, en el cual estaba María.
María dejó a su hijo en la puerta del instituto, le acompañó, pero luego se despidió discretamente. Las manchas en el cuerpo y cara de su hijo se habían extendido, quizás demasiado rápido, de manera que ya eran notables a una distancia considerable. Él decía que le gustaban, y no le importaba, sin embargo, eso cambiaría.
María volvió al coche y se dirigió a su casa, donde trabajaba y esperaba a que Eal volviera de su primer día.
+++
Iván entró por la puerta de la clase, tranquilo, observando y captando con la mirada todo lo que podía, como siempre acostumbraba a hacer. Se sentó en un sitio al final, en el que casi fuera imperceptible, al menos hasta que pasaran lista.
Eal entró unos minutos más tarde, solo. Decidió no ver a sus amigos antes de clase, no quería explicarles todo lo que había pasado en el verano. Se sentó al final también, ocultando su cara ante la única persona que se encontraba en la clase, ya que nadie había llegado aún.
—Te esperé, ¿sabes? —Iván tenía las piernas subidas a una silla que no se sabe de donde la cogió, porque todas las mesas tenían un asiento correspondiente, de forma que estaba medio tumbado. —El siguiente día. Esperaba que fuéramos amigos.
—Yo también. —Eal seguía con la cara hacia otro lado, de forma que Iván no le pudiera ver —Pero no fui. —Respondió Eal con tono cortante. Ya se esperaba que todos le tratarán distinto, por la calle recibía miradas raras, y eso no le gustaba.
—Eso ya lo sé, no hace falta que seas borde— Iván rodó los ojos, le resultaba raro mantener una conversación con una espalda y no con una cara, con han expresión; pero no tenía planeado relacionarse mucho con él.
—Lo siento. —Pero Eal seguía sin girarse.
—No pasa nada, pero te recomiendo que la próxima vez mires a quien te está hablando. —Iván se levantó y tiro el chicle que había estado mascando. Colocó la silla en una esquina de la clase y se volvió a sentar. Tenía una expresión de indiferencia, pero esta cambió cuando vio la cara de Eal, que se había girado para mirarle. Eal, por su parte, pensó en apartar el rostro, pero tampoco servía de nada esconderlo, Iván sería la primera persona que se reiría de él al verle.
Iván solo sonrió a Eal, y se volvió a sentar como si fuera totalmente normal tener manchas blancas en la cara.
—No me lo esperaba, la verdad— Iván se apoyó con un brazo en la mesa.
—¿No me vas a mirar raro? —Eal levantó una ceja, esperando la crítica.
—¿Por qué iba a hacerlo? Ni que fuera contagioso. Mi madre tiene vitíligo. Es distinto. Raro. Pero no en el mal sentido. —Iván se encogió de hombros y se quedó mirando al techo.
Los demás empezaron a entrar entonces en clase, cuando el timbre sonó, junto con su tutora. Y, ahí, es cuando todo se descontroló.
Las mentes de las personas están preparadas para lo monótono, y, cuando algo es distinto en la sociedad, esto explota, entre críticas, susurros y gritos. Nadie lo puede parar, exceptoaquellas con una mente de oro y un corazón transparente.
ESTÁS LEYENDO
Vi-tí-li-go {Enfermos I}
Short Story❝Algunos dirán que somos caos, pero cariño, lo que ellos no saben es que ese caos, del que hablan sin saber, es tal, que puede crear una armonía más fuerte❞ ❝Eal e Iván, Iván y Eal❞ Eal es especial, y por desgracia o por fortuna, él lo sabe. Iván b...