ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ

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Los demás profesores no hicieron comentarios al respecto cuando su clase comenzó y tuvieron que presentar su asignatura. Eal creía que se sabía a qué la profesora se lo pidió. Iván también pensaba eso.

La hora del recreo llegó, y todos salieron de la clase a los pasillos, y de ahí al patio, todo esto apresuradamente. Eal se encontraba cerca de Alejandro, pero fue el segundo quien se acercó a invitarle a jugar. Sentía lástima por él, aunque la corriente de la clase le llevaría a separarse de él.

-Eal, ¿quieres venir a jugar al baloncesto? -Alejando le puso la mano en el hombro, y ahí, nuestro protagonista vio esperanza.

-¿Estás seguro? No creo que los demás quieran.- Eal frunció el ceño.

-Si, tío, de verdad, no te preocupes. -Eal sonrió y los dos se acercaron a la mayoría de la clase.

-Alejandro, qué haces aquí con él, ya lo hemos hablado. -Julia le miró con asco y se apartó. Los demás formato un círculo a su alrededor y Alejandro quitó la mano del hombro de Eal.

-Vete, raro. -Marcos, un chico alto, quizás demasiado para su edad, le tiró un balón a su estómago, el cual Eal cogió y sujetó.

-No os preocupéis, he captado la indirecta. -Alejandro iba a decir algo, pero la presión del grupo hizo que no lo hiciera. Entonces Eal lanzó la pelota que sostenía en sus manos fuera del recinto del instituto.

-¿Que has hecho? ¿Eres retrasado? -El círculo se disipó cuando Marcos le dio un empujón a Eal, y él, con una fuerza que ni sabía que tenía, se lo devolvió.

Entonces una pelota verde pequeña pero dura fue a dar a la cabeza de Marcos, quien se giró. Nadie supo de dónde vino, hasta que miraron a un chico, que, casi al otro lado del patio, estaba jugando solo con esa misma pelota verde. Nadie se molestó en ir a por él o molestarle, Iván se marginado solo.

Eal corrió fuera de ese grupo de personas, y se dirigió hacia Iván. Llegó al banco en el que se encontraba y se sentó allí.

-Buen lanzamiento- Eal miró como Iván botaba la pelota contra una pared, rebotaba y la volvía a coger al aire. Iván solo sonrió.

-¿No te preguntas que piensan? ¿Nunca has querido saberlo? -Iván cambió de tema.

-¿Ellos? Siempre he sabido que piensan, no he necesitado investigarlo- Iván capturó la bola en su mano una vez más, pero no la volvió a lanzar. Giró su cabeza hacia Eal.

-¿A qué te refieres?

-No es complicado saber que, por ejemplo, Alejandro piensa en sus notas más de lo que debería, que Marcos cree que su popularidad se define por como de bien se ve en el espejo, o que Julia está esperando a que las clase acaben para ir a jugar al fútbol con su mejor amiga. - Eal analizó cada cara de la persona a la que se refería y entonces a Iván no le pareció tan difícil. -No tienes que conocerlos bien, todo el mundo deja pistas en su comportamiento sobre cómo son. Por ejemplo, ahora mismo todos están temblando de miedo porque un chico que antes era popular, ahora tiene vitíligo, ahora no entro en su molde de perfección. -Eal se calló y nadie habló por un momento. - Por cierto, te debo un gracias. No sabía que tu madre tuviera vitíligo.

-De nada. Es casi imperceptible, es muy pálida de por sí, lo que no quita que lo padezca. -Iván sonrió de lado- Deberías venir. -Se levantó y Eal le siguió hasta una esquina del patio, donde había dos chicas. -Bienvenido a La Marginación, o, como nos gusta llamarla, el suicidio social. Perfecto para personas como nosotros. Ella es Lisa -Señaló a una morena de ojos mieles -y ella es Clara- quien tenía piel oscura y pelo negro.

Iván se sentó al lado de Clara y Eal al lado de Lisa formando un círculo. Empezaron a hablar. Resulta que tenían mucho en común, a todos les gustaba observar.

-La vida es puntos de vista. Es estar ciego o ver algo y prestar atención. Y eso nadie lo hace, por eso nosotros no vivimos en el mismo mundo. Somos distintos. - Iván soltó esa frase, la cual se convirtió en el emblema de su club "La Marginación"

+. +. +.

¡Hola! Si, lo sé, una nota de autora. Aburrido. ¡Pero bueno! ¡Solo estoy aquí para darte las gracias, lector/a! Gracias a ti hemos llegado a 900 leídos y a 600 votos. Si, todo gracias a ti. Eres genial, y deberías saberlo. Espero que lo sepas. Sino, te lo digo yo.

Sé que lo he dicho un trillón de veces en mi tablero de mensajes, pero, en caso de que no lo hayáis leído. Muchísimas gracias, me hace tan feliz saber que os gusta esta pequeña historia, este minúsculo mundo, que aish, que no os lo imagináis.

PERO ESO NO ES TODO. Porque tú, personita, has hecho TAMBIÉN que hayamos alcanzado el puesto #275 en historia corta. Y eso me hace aún más feliz. ¿Os podéis imaginar lo eufórica que estoy? Lo dudo.

En cualquier caso, muchas gracias otra vez, un beso enorme ☘
≈Navy≈

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora