ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

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—Eal, Eal, ¿Que te ha pasado? Tampoco es que me importe, pero, ya sabes, las apariencias ante los profesores cuentan —Esto último Julia lo pronuncia en voz baja, de forma que  nadie que no sea él lo llegué a oír.

—Avísame cuando dejes de ser tan idiota, Julieta. No pienso perder mi tiempo. —Eal sabía que ella odiaba ese apodo, por eso lo utilizó. Empezó a andar y empujó ligeramente a Julia con una de sus muletas. Julia se indignó ante esto y fue a decírselo al profesor, Cristian, que estaba en la clase. Cristian no le hizo caso y, como era la hora del recreo, permitió salir a sus alumnos.

La verdad es que el humor de Eal había decaído, e iba de mal en peor. Se molestaba por todo y no se podía tranquilizar. Él siempre quería moverse, saltar, correr o cualquier actividad, pero la rotura de su pie se lo impedía.

—Hey, Eal. Relájate. — Lisa iba detrás de él, a intentar tranquilizarle. El chico del vitíligo suspiró y se sentó en uno de los bancos del patio.

—¿Donde está Clara? —Eal sabía que si preguntaba donde estaba Clara sabría donde estaba Iván, y como Lisa era hermana de la chica y hablaba mucho con ella, decidió hacer la pregunta más fácil de responder.

—Con Iván, se que quieres preguntar por él en realidad. —Lisa sonrió cálidamente, entendiendo a Eal un poco. —Están con los populares.

—¿Qué?— Eal no se lo podía creer. Al principio pensó que les estaba insultando o algo así, pero luego se dio cuenta de que estaban jugando al baloncesto con la élite del curso, de la que una vez formó parte. Se le cortó la respiración, pero aún así esperó durante todo el recreo. No hace falta decir que no volvió.

En clase no le devolvió la mirada, Iván solo dibujó en su cuaderno algo, que Eal no supo que era, durante toda la clase.

Ni Clara ni Iván volvieron a los recreos con Lisa, parecía que no se hablaban ya. Ni siquiera se preocuparon por su escayola, ni sus ojeras, que ahora se habían instalado en sus ojos.

Para algunos podría no ser para tanto, pero para Eal fue una especie de traición. Sus amigos, los que creía que lo eran por segunda vez, le habían abandonado, y eso le dolió.

Su corazón era un reloj, calculador, que no se dejaba llevar fácilmente. Bien, este reloj, con un sonido de un metal siento aporreado y otro de cristal roto, se rompió al darse cuenta de una cosa:

Iván le había abandonado.

☘☘☘

Hola... Sé que me estáis odiando, y lo siento.

Todo mejorará después de un tiempo, lo prometo.

Venía a preguntar una cosa. He estado pensando y podría hacer una saga de libros, historias cortas cómo esta, titulada "Enfermos". Estos libros no se relacionarian entre ellos salvo por el hecho de que todos tratan sobre personas que tienen alguna problema, así como lo es el vitíligo en la sociedad. No habría personajes que coinciden ni nada por el estilo, o sea que se podrían leer los libros por separado.  ¿Qué pensáis?

Bueno, muchas gracias por leer, y otra vez, lo siento.

≈Navy≈

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora