Un frío viento sopló a través del patio interior alzando faldas y capas, y arrastrando el humo de los fuegos de la cocina hacia el cielo gris. Aunque a Han normalmente le gustaba sentir la fresca brisa primaveral, perfumada con los primeros brotes de las plantas que empezaban a crecer, en ese momento estaba demasiado irritado para centrarse en nada que no fuera el nervioso guardabosque que permanecía de pie ante él.
— ¿Qué quieres decir con que no habrá carne de venado? —preguntó el joven, con un tono inusualmente duro.
El guardabosque apartó la mirada y se retorció las manos, nervioso.
—La valla está tan deteriorada en algunos lugares que hasta una liebre podría saltarla. Los venados... han huido.
— ¿Desde cuándo está la reserva de ciervos en semejante estado?
Sin dejar de mirarse los pies, el sirviente farfulló algo.
—No te oigo —le advirtió él—. Y me gustaría que me miraras cuando me hables.
Han rara vez usaba un tono así con los vasallos del castillo; pero también era cierto que ellos rara vez le mentían.
—Yo... los vientos... bueno... —masculló el guardabosque.
Unos pálidos ojos azules suplicaron a Han, despertando la compasión en él muy a su pesar.
— ¿Quién te dijo que me mintieras? —preguntó entonces el joven con suavidad.
Las manos del siervo, curtidas por las cuerdas de los arcos, las trampas y los cuchillos, suplicaron la misericordia de Han cuando confesó.
—El señor —susurró finalmente.
—Está demasiado débil para abandonar su lecho. ¿Acaso has estado en sus aposentos para recibir la orden de que me mintieras?
El guardabosque sacudió la cabeza con tanta fuerza que su grasiento pelo se agitó.
—No My lord. Fue Sir SeungCheol quien me lo ordenó.
Han se quedó inmóvil.
— ¿Qué te dijo SeungCheol?
—Nada de venados para el normando.
—Entiendo.
De hecho, lo entendía demasiado bien.
Por un momento se quedó paralizado. Se había alegrado al ver regresar a SeungCheol de las Cruzadas, pues su primo, un sajón rebelde que se había quedado al mando de los reevers, no estaba interesado en mantener la paz con MinGyu. Lo cierto es que a él tampoco le agradaba la idea de ser ofrecido a un desconocido caballero normando para mantener la paz en las tierras fronterizas del norte, pero aborrecía la idea de que se produjeran más derramamientos de sangre.
Las constantes presiones y ofensivas contra el rey inglés, además de las batallas que se libraban entre sajones ambiciosos mientras los líderes como SeungCheol se encontraban lejos participando en una Cruzada sagrada, habían agotado a los vasallos de la fortaleza, junto con sus campos y sus esperanzas de un futuro mejor.
Los siervos atribuían su mala fortuna a la venganza de una bruja Glendruid por haber sido entregada al hombre equivocado. Han atribuía el deplorable estado de los campos al desinterés de su padre, un hombre obsesionado por frenar el avance de los ingleses casando a su hijo con SeungCheol, un caballero sin tierras, conocido como el Martillo Escocés por su fiereza.
SeungCheol... no sucumbas a los reclamos de mi padre. Si lo haces nos invadirán las plagas, el hambre y la muerte.
— ¿My Lord?
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Indómito《JiHan》
FanfictionEl peligroso y enigmático Hong JiSoo regresa a Inglaterra colmado de gloria y riquezas obtenidas en las Cruzadas, para reclamar su recompensa: su prometido sajón que le ha sido destinado por el rey. Sin embargo, el lord Yoon JeongHan, atrapado en un...