Una salvaje tormenta, acompañada de un gélido viento, azotó el castillo impidiendo que el sol saliera en dos días.
Han estaba tan agitado como el tiempo, debido a que su cuerpo y sus sentidos parecían tener vida propia. El sonido de la voz de Jisoo en la distancia hacía que su corazón se acelerara; la imagen de él entrando en una estancia lo hacía respirar con dificultad; el más simple contacto de su mano enviaba agradables escalofríos por todo su cuerpo. Y sólo recordar cómo lo había acariciado en el baño provocaba que su abdomen se contrajera de placer.
La única satisfacción del joven era que JiSoo también parecía afectado. Han sospechaba que ya no confiaba en su extraordinario autocontrol en lo que a él concernía.
Saber que JiSoo estaba esperando a que su cuerpo revelara si estaba o no embarazado, lo enfurecía. Ya era bastante desagradable que no confiara en que él era el único hombre que lo había tocado; pero le resultaba insoportable que lo deseara simplemente por los hijos que podía darle en lugar de quererlo por él mismo y por todo lo que podía ofrecerle: su compañía, su risa, su calidez e ingenio, sus silencios, sus esperanzas... y su amor. Tenía mucho más para compartir con JiSoo que un futuro heredero y soñaba con ser capaz de seducir a su esposo, consiguiendo que se olvidara de su férrea disciplina.
Pero él no lo amaba.
Y lo que corría de boca en boca tampoco lo alentaba a que confiara en el joven. Los campos estaban plagados de habladurías sobre Sir SeungCheol y Lord JeongHan, amantes separados cruelmente por un cruel señor normando. No importaba lo rotundamente que él negara cualquier relación con SeungCheol a todas las personas con las que se encontrara, ni tampoco cuánto elogiara a su esposo; los rumores persistían.
Han rezaba porque JiSoo no hubiera escuchado las murmuraciones, aun sabiendo que era en vano, pues muy poco de lo que ocurría dentro y fuera de la fortaleza del castillo se escapaba a su atención. Los sirvientes podían dar fe de ello. El castillo relucía con su reciente limpieza. De los suelos emanaba la fragancia de hierbas y juncos recién puestos, y las especias que él había traído de Oriente perfumaban las proximidades de la cocina, haciendo que las últimas provisiones del invierno olieran como un gran festín.
Pero era el valioso contenido de los arcones del barón lo que fascinaba a la mayoría de los siervos. Cada vez que Han aparecía con los cascabeles tintineantes o gemas brillando en su cabello, los sirvientes dejaban lo que estaban haciendo y lo contemplaban asombrados.
Con una mezcla de placer y frustración, Han miró el último regalo que le había hecho JiSoo. Se trataba de un precioso broche de oro y esmeraldas que, de algún modo, recordaba a un halcón dejándose llevar por el viento. Más grande que su mano y adornado con innumerables esmeraldas, el broche sujetaba un manto de lana escarlata cuyo estampado floral estaba bordado con costoso hilo de oro. También se habían cosido al extraordinario tejido diminutos cascabeles de oro. Y cuando andaba, se giraba o se sentaba, cada movimiento iba acompañado por una delicada música.
"Acepta mi regalo y piensa en mí, en nuestros hijos, en sanar la tierra."
JiSoo se hallaba en sus aposentos, esperando con la poca paciencia que aún le quedaba. De su mente no se apartaba la imagen de JeongHan completamente desnudo y a su merced bajo su cuerpo dispuesto a todo. Pensando en lo difícil que se le hacía contenerse cada que le veía y recordaba lo sucedido noches atrás, sabía muy dentro de sí que no podría aguantar una semana más, por ello había mandado a llamar a HanSol para saber sobre la tarea encomendada hacia unos días atrás.
HanSol caminaba por los pasillos, subiendo las escaleras hasta los aposentos de su hermano, deteniéndose un momento para mirar los alrededores, viendo solo al guardia que custodiaba el pasillo.
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Indómito《JiHan》
FanfictionEl peligroso y enigmático Hong JiSoo regresa a Inglaterra colmado de gloria y riquezas obtenidas en las Cruzadas, para reclamar su recompensa: su prometido sajón que le ha sido destinado por el rey. Sin embargo, el lord Yoon JeongHan, atrapado en un...