《Tu cuerpo clama por mí》

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Han respiró tan profundamente que los cristales Glendruid que estaban engarzados en la túnica destellaron y brillaron a la luz de las velas.

-Si entendieses mis razones no me juzgarías tan duramente -dijo en voz baja.

-Me limito a observar los hechos y a juzgar de manera objetiva.

-Si tan mala opinión tienes de mí, ¿por qué accediste a casarte conmigo?

Han supo la respuesta a su pregunta en el instante en que las palabras salieron de su boca.

-Por las tierras -se contestó a sí mismo.

-Y los herederos.

-Oh, sí. Los herederos.

-Al contrario que lord JeongSeo -remarcó JiSoo bruscamente-, no tengo ninguna intención de criar a los bastardos de otro hombre, ni de desperdigar los míos por la campiña.

Él joven se dio la vuelta con tal rapidez que hizo que la delicada tela de su túnica se elevara y arremolinara como si se tratara de niebla. Pero el normado extendió la mano que tenía libre y lo agarró del brazo antes de que pudiera alejarse.

-Te haré una pregunta mucho más directa, esposo: ¿estás engendrando el bastardo de SeungCheol?

Han abrió la boca para hablar, pero no pudo articular palabra. Sabía que si hubiese estado en el lugar de JiSoo, él también habría sospechado, pero, aun así, le molestó la pregunta.

-No -contestó tembloroso, manteniendo el rostro vuelto hacia un lado.

Cuando recordó el duro trato que él joven había recibido en manos de lord JeongSeo, el barón movió sutilmente la mano que aferraba su brazo, transformando su gesto en una caricia que pretendía tranquilizarlo.

-No sientas temor por mí, pequeño -susurró-. Nunca he abusado de alguien.

Él joven levantó entonces bruscamente la cabeza, y una sola mirada al fuego de sus ojos bastó al normando para saber que no era el miedo lo que lo había hecho temblar.

Era la furia.

-Soy virgen -afirmó Han con ira-. Nunca me ha tocado ningún hombre y, sin embargo, no has hecho más que insultarme.

JiSoo arqueó una ceja, y tiró con despreocupada y significativa fuerza la cota de malla sobre el respaldo de la silla. Los eslabones de metal vibraron cuando la prenda golpeó la madera.

Después, en medio de un tenso silencio, el normando estudió a su reticente esposo, que permanecía a su lado sólo porque él lo mantenía sujeto.

-Sólo he dicho la verdad -señaló JiSoo, tajante-. ¿Estaba tu madre embarazada cuando se casó?

-Sí, pero...

- ¿Estuviste prometido a Choi SeungCheol?

-Pero...

Implacable, el barón ignoró las vacilantes palabras de Han.

- ¿Acaso me advertiste de lo que me esperaba en la iglesia?

Un estremecimiento recorrió el esbelto cuerpo del joven.

-No -reconoció él en voz baja.

- ¿Por qué? ¿Acaso fue el afecto que hay entre tú y ese bastardo lo que te impidió avisarme de que iba a ser asesinado?

La mano del brazo cautivo de Han se movió en un gesto de impotencia que acabó tan pronto como empezó.

-Habrías ahorcado a SeungCheol -susurró-. Y yo no habría podido soportar ser el responsable de su muerte.

Indómito《JiHan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora