《Tres veces su peso en oro y joyas》

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- ¿Preparado para salir a cazar con los halcones esta mañana? -Preguntó JiSoo en voz baja-. ¿O acaso mi hermoso hechicero todavía está adolorido?

La sensualidad impresa en los ojos entrecerrados de su esposo hizo que Han se ruborizara. Habían pasado dos días desde que había bañado a su poderoso guerrero y había descubierto cuan exigente y potente podía ser.

Antes de aquella tarde, JiSoo le había ocultado gran parte de sí mismo y él esperaba que nunca volviera a hacerlo.

-Sólo estuve un poco adolorido durante una mañana -musitó Han, que había descubierto al lado de su esposo un grado de placer que ni siquiera había soñado que pudiera existir-. Un baño hizo que me recuperara.

El brillo de deseo en los ojos del barón se intensificó peligrosamente mientras acariciaba la dulce sonrisa de su esposo con la punta de los dedos.

-Realmente tus baños son mágicos, pequeño -susurró JiSoo contra sus labios-. Volveremos a probar uno de ellos cuando regresemos de la cacería.

El entrecortado asentimiento de Han casi logró que su esposo cediera a la poderosa tentación de profundizar el beso. Pero sospechaba que, si lo hacía, pasarían todo el día en la cama.

Reticente, sintiendo que un ardiente deseo martilleaba sus venas, JiSoo levantó la cabeza y observó con detenimiento los extraordinarios ojos del joven. Parecían tan claros y tranquilos como manantiales sagrados. Sin embargo, cada noche que pasaba a su lado, Han se despertaba como mínimo una vez, helado y temblando.

La noche anterior no había sido diferente.

- ¿De qué tienes miedo?

-Tengo extrañas pesadillas.

- ¿Qué ves en ellas?

-Peligro.

- ¿Qué peligro puede ser ése? SeungCheol partió hacia el norte y los reevers se han dividido. Bajo las órdenes de Wu JiSung, pronto acabaremos con ellos. El resto de mi ejército no tardará en llegar y todo parece bajo control. ¿Qué es lo que temes?

-No lo sé.

De pronto, el inconfundible lamento de un ave de presa se alzó por encima de los sonidos habituales del castillo, interrumpiendo los pensamientos de JiSoo.

-Tu halcón está impaciente -comentó Han, divertido-. Sabe que pronto lucirá sus correas incrustadas de joyas por el cielo del castillo.

-Hace un día magnífico para ello.

El joven miró a través de la alta y estrecha ventana de sus habitaciones y vio cómo la luz del sol se derramaba por las tierras del castillo.

-Sí -asintió-. Así es. Quizá la primavera haya derrotado por fin al invierno.

A pesar de sus palabras, JiSoo detectó algo extraño en el tono de su voz, pero el rítmico sonido de cascos de caballos en el patio interior, anunciando la llegada de caballeros ansiosos por salir de caza, impidió que le preguntara sobre ello.

Ambos se apresuraron a bajar las escaleras para unirse a la partida de caza, sin embargo, cuando llegaron al gran salón, un grito hizo que se detuvieran.

- ¡Lord JeongHan, esperad! -Lee corrió hacia su señor.

- ¿Qué sucede? -Preguntó el barón con impaciencia-. Están esperándonos para cazar.

-Es JiHoon -se apresuró a responder la doncella-. Está vomitando el desayuno y le duele mucho el estómago.

-Maldita sea -masculló JiSoo.

Indómito《JiHan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora