《Si sigo vivo》

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Cuando HanSol entró en los aposentos de su hermano, JiSoo estaba siendo ayudado a vestirse por su escudero. El barón acababa de afeitarse, dejando al descubierto unas rudas y atractivas facciones que remarcaban su firmeza y determinación.

— ¿Ya está todo preparado? —inquirió JiSoo mientras se quitaba el último rastro de jabón de la cara.

—La capilla ha sido adornada —le informó HanSol—, tus caballeros están dentro junto a los sajones, y los soldados están en el patio esperando la celebración.

— ¿Y qué es de mi prometido? ¿Alguien le ha visto?

—No. Pero su doncella anda por todas partes, gritando a la lavandera por una prenda que aún está húmeda, a la costurera por un dobladillo mal cosido o a la curtidora de un calzado demasiado duro para unos pies nobles.

JiSoo lanzó un gruñido.

—Parece que no tendré que ir a sacar a la fuerza a Lord JeongHan de sus aposentos.

—Espero que el joven se vista adecuadamente —comentó HanSol unos instantes más tarde.

—No me importa su ropa.

—En teoría, su prometido debería ser el mejor vestido de todos los presentes en la boda.

JiSoo miró a su hermano y levantó una de sus cejas a modo de advertencia.

—JiHoon irá ataviado con la seda color escarlata que le entregaste —continuó HanSol en tono burlón—. Y en sus cabellos lucirá la diadema de oro con rubíes que le regalaste tras la caída de Jerusalén.

—Si Lord JeongHan desea que le regale joyas, tendrá que ser más cortés con su esposo —murmuró el barón, lanzando con fuerza sobre la mesa el paño que había utilizado para secarse—. ¡Mucho más cortés!

—Quizá deberías enviarle con JiHoon para que lo instruyera —comentó HanSol riendo en voz baja.

JiSoo ignoró a su hermano y se dirigió a Jung, su escudero.

—Quiero las ropas de batalla.

El muchacho parecía sorprendido.

— ¿Barón?

—Tráeme la camisa acolchada de cuero —le ordenó JiSoo con impaciencia.

— ¿Para vuestra boda? —La dura mirada de su señor hizo que se incrementara el rubor en las suaves mejillas del escudero y que corriera hacia al arcón a toda prisa para buscar la ropa de cuero, la cota de malla y las grebas, cuyas bandas de metal protegían las piernas de los caballeros durante la batalla.

JiSoo rechazó las grebas, se abrochó la camisa de cuero y dejó que Jung le ayudara a ponerse la cota de malla. La prenda, que tenía una abertura en la parte frontal y otra en la espalda para cabalgar, era bastante pesada y, con cada movimiento, los anillos de metal sonaban discretamente a lucha y muerte.

—Nunca he visto a nadie que se dirigiera a su propia boda vestido así —murmuró HanSol al tiempo que observaba la rapidez con la que el escudero realizaba su trabajo.

—Puede que instaure una nueva moda.

— ¿O que entierres una antigua? —preguntó su hermano con falsa suavidad.

La sonrisa del barón fue letal.

—Veo que sigues mi moda, hermano.

— ¿La llevarás puesta en la alcoba?

—La prudencia nunca está de más con las fieras —apuntó JiSoo secamente.

Su hermano rio a carcajadas mientras el barón se ajustaba la cota de malla de una forma que reflejaba muchos años de experiencia en el campo de batalla.

Indómito《JiHan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora