Primavera en el reino
Norte de Inglaterra
El eco producido por un cuerno de guerra atravesó el día, anunciando la llegada del próximo señor del castillo de Yoon.
Como atraída por el sonido, una oscura silueta empezó a condensarse en medio de la niebla... un caballero vestido con cota de malla sobre un enorme semental. El animal y el jinete parecían un solo ser, indivisible, salvaje, en el que la masculinidad, potente, feroz, rugía a través su sangre como una tormenta.
—Dicen que es un salvaje, My Lord —murmuró la viuda Lee.
—Lo mismo se dice de todos los normandos —respondió JeongHan a su doncella, con fingida calma—. Pero él no tiene por qué ser así.
Lee emitió un sonido que podría haber sido una risa ahogada.
—Sí, My Lord, La prueba está en que vuestro prometido cabalga hacia nosotros con armadura y a lomos de un caballo de batalla. Soplan vientos de guerra.
—No habrá ninguna guerra —afirmó Han, tajante—. Ésa es la razón por la que me casaré... Para acabar con el derramamiento de sangre.
—No os engañéis. Es más probable que tenga lugar una guerra antes que una boda —vaticinó la sirvienta con evidente satisfacción—. ¡Malditos normandos! ¡Ojalá murieran todos!
—Silencio —ordenó Han en voz baja—. No quiero oír hablar de ninguna guerra.
Lee apretó los labios, pero no habló más sobre el tema.
De pie ante una ventana alta del castillo, oculta a la vista por un postigo parcialmente cerrado, Han buscó a lo lejos la comitiva que debería haber acompañado al guerrero que pronto se convertiría en su esposo.
Nada se movió tras el caballo de batalla excepto la plateada neblina que serpenteaba por encima de los campos, a pesar de que el sonido del cuerno se dejó oír de nuevo en el bosque que se extendía más allá de las tierras cultivadas de la fortaleza.
Sin mostrar ningún temor, el corcel y el caballero se hacían cada vez más visibles al aproximarse hacia el castillo. No había rezagados que se apresuraran tras el amenazador guerrero, ni apareció ningún escudero que guiara caballos de batalla o animales de carga con armas y artefactos de guerra.
En contra de lo habitual en aquellos casos, Hong JiSoo aproximaba al castillo sajón acompañado únicamente por el agudo sonido del cuerno de guerra.
—Es el diablo hecho hombre... —murmuró Lee, santiguándose—. Si estuviera en vuestro lugar no me casaría con él.
—Pero no estás en mi lugar.
—¡Que Dios os proteja! —Insistió la doncella—. Tengo miedo, My Lord. ¡Y vos deberíais tenerlo también!
—Soy el último descendiente de una antigua y orgullosa estirpe celta —declaró Han con voz ronca—. ¿Cómo podría un bastardo normando atemorizar a un Glendruid?
A pesar de sus orgullosas palabras, él joven sintió que un escalofrío recorría su espina dorsal. Cuanto más se aproximaba Hong JiSoo, más temía que su doncella estuviera en lo cierto.
—¡Espero que Dios esté a vuestro lado cuando lo necesitéis, My Lord, porque vuestro prometido es el mismo diablo! —exclamó Lee mientras se santiguaba de nuevo.
Con aparente serenidad, Han siguió observando la inclemente marcha del fiero caballero. Aquél era el hombre que gracias a sus hazañas en Tierra Santa, lo reclamaría como esposo y haría suyos los vastos dominios del señorío de Yoon que el joven heredaría tras la inminente muerte de su padre.
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Indómito《JiHan》
FanficEl peligroso y enigmático Hong JiSoo regresa a Inglaterra colmado de gloria y riquezas obtenidas en las Cruzadas, para reclamar su recompensa: su prometido sajón que le ha sido destinado por el rey. Sin embargo, el lord Yoon JeongHan, atrapado en un...