4. Calle Mayor

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"...Me da igual que seamos gitanos que payos

da igual si del norte o del sur

pues la vida es la vida y los hombres son hombres

aquí y en la calle mayor

Me da igual que seamos negros que blancos

no importa tampoco el color

pues la vida es la vida

y los hombres son hombres

aquí y en la calle mayor..."


Al día siguiente, un nervioso Daniel tocaba el timbre del videoportero de la lujosa casa de Anna. Aún estaba dolorido, pero Anna tenía razón, en su estado no le haría ningún bien asomar por el albergue. Habría preguntas incómodas que no quería responder. Era mejor venir a esta casa.

La puerta de la cancela se abrió con un chasquido. Seguramente ella lo habría visto por la cámara del videoportero y no tuvo que preguntar quién era. Atravesó el jardín, fijándose en los detalles, las frondosas plantas y el jardín japonés que contrastaba vivamente con el verde del césped y las flores. Se encontró la puerta de la entrada también abierta y a una sonriente Anna sujetando la jamba de madera maciza.

-Buenos días. –saludó inseguro, correspondiendo a su sonrisa con otra.

–Espero que no sea muy temprano para ti.

-En absoluto, pasa. –indicó ella con un movimiento de cabeza y se hizo a un lado para dejarlo pasar a un espacioso recibidor. Todo en la casa irradiaba calidez y funcionalidad. Las modernas escaleras, cuyos peldaños de madera clara parecían flotar en el aire, sujetos a la pared y la barandilla de cristal, el suelo de mármol blanco, la decoración espartana, moderna del recibidor y el color de las paredes, blanco y crema, que atrapaba la luz y la convertía en algo propio, mágico, evocador. De repente, una bola peluda, salió disparada en su dirección, haciéndole dar un respingo de sorpresa.

-Esta es Deanna, mi perrita. –dijo Anna mientras la pequeña perrita blanca, saltaba y ladraba de alegría a Daniel. –Es una hembra de bichón maltés, la rescatamos de la protectora. Se llama así, porque Pablo era un fan acérrimo de Star Trek y le encantaba el personaje de la consejera Deanna Troi. ¿Conoces la saga?

Daniel asintió. –Yo también soy fan. Como buen informático, soy muy friki. Soy fan de Star Trek, también de Star Wars y Doctor Who. Y de los juegos de rol. Tuve mi época de jugar al Magic, pero cuando las cosas se pusieron feas, tuve que vender todas mis cartas para poder subsistir una temporada. –sus ojos se velaron, perdidos en los malos recuerdos de su pasado. Se inclinó para acariciar al pequeño animal, que le correspondió con una buena ración de lametones con su rosada lengüecita, mientras no dejaba de mover el rabito de alegría.

La siguió a través del salón y la cocina, con similares decoraciones, modernas y funcionales y con calor de hogar, hasta el lavadero.

-Deja aquí tu ropa, ahora pondré la lavadora. –le indicó con un gesto.

El hizo lo que le pedía y dejó su pequeña mochila encima del aparato.

–Yo puedo lavar mi ropa. –protestó ceñudo. –Dime cómo funciona y lo haré.

-Ni hablar. –respondió ella. –Eres un invitado aquí. Yo pongo la lavadora en mi casa. –le sonrió con calor. –Además, mientras te duchas voy a ir preparando el desayuno.

Segundas Vidas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora