23. Ten fe en mí

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"...He buscado por las calles dónde fuimos más que nadie

Con temor a comprobar mi soledad

Otra historia como tantas que se pierde en la distancia

del camino recorrido tiempo atrás.

Ten fe en mí, ten fe en mí

no me pidas ser un ángel pues soy sólo lo que ves.

Ten fe en mí, ten fe en mí

dónde quiera que tú estés yo estaré allí..."


La recuperación de Anna era larga. El tiempo pasaba y Daniel estaba cada vez más nervioso ante la inminente llegada de los exámenes de sus oposiciones. Pero siempre la acompañaba puntualmente a sus sesiones de rehabilitación, en parte por no dejarla sola y en parte por el maravilloso ambiente que reinaba en la sala. En esos días, Anna estaba realizando estiramientos, ejercicios de movilidad inducida por la fisio y caminaba por las paralelas, además de magnetoterapia para acelerar la regeneración de huesos y tejidos.


Y llegó el día. Era sábado y Daniel tuvo que abrirse paso entre la marea de aspirantes para poder consultar las listas y saber a qué sala de la universidad debía dirigirse para realizar su examen. Como todos los demás opositores, estaba nervioso. Mientras trataba de encontrar su nombre en las listas, recordó cómo lo había despedido Anna esa mañana, justo después de un acto de amor mañanero, deseándole suerte sin poder soltar su boca ni un segundo. Sonrió y por fin vio su nombre y su sala, se dirigió a ella y enseñó el DNI al bedel que había en la puerta y por fin ocupó un asiento libre, disponiéndose a esperar a que llegase el evaluador y comenzase el primer examen tipo test.

Tras una mañana agotadora, por fin volvió a casa. Anna lo esperaba en la piscina. Estaba tomando el sol en top less y se levantó de la tumbona para darle un dulce abrazo y un cálido beso. La visión de su cuerpo y el beso, hicieron que sintiera cierta incomodidad en sus partes bajas.

-¿Qué tal ha ido todo? –le preguntó con una sonrisa pícara. No había hecho nada por ponerse la parte superior del bikini y a Daniel se le iban una y otra vez los ojos a sus pechos, como si fueran imanes para su vista.

-Creo que bien. Mañana es el segundo examen tipo test y el martes saldrán los resultados. Si paso la criba, el próximo sábado será el examen práctico y el domingo la exposición ante el tribunal. –ella asintió muy seria. Sabía lo que él se jugaba en aquel proceso.

-¿Has sabido algo de Sara? –preguntó otra vez, dando un giro inesperado a la conversación. Buscó sus muletas para sostenerse mejor.

-No. –replicó Daniel, triste. –Sigue sin atender el teléfono. No sé qué voy a hacer... -su límpida mirada se perdió unos instantes en el vacío. Anna frunció el ceño, pero empezó a andar, ayudada por las muletas, en el último momento recordó buscar la parte superior de su bikini.

-¿Vamos a comer? –murmuró poniéndoselo. Daniel le agarró las manos y la prenda volvió a caer al suelo. Ella lo miró sorprendida.

-Yo sí que te voy a comer a ti... -susurró roncamente y la besó.


La semana siguió con su rutina, aunque le fue imposible acompañar a Anna a su fisioterapia, pues estudiaba todo lo que podía y más. Tomás había tenido la deferencia de darle las tardes libres y era Amelia o Marta quienes acompañaban a Anna a su terapia. Todas regresaban siempre riendo a mandíbula batiente. Las oía reír desde el despacho, que se había convertido en su segunda casa desde que comenzaron los exámenes.

Segundas Vidas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora