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The Titan's Curse: "Encouraged"

The Titan's Curse: "Encouraged"

La segunda noche sin mi hermano se presentó más rápido de lo que Nico y yo creíamos.

Habíamos pasado el día entero jugando Mitomagia, y conociéndonos un poco más en el proceso. Cada vez que alguien destruía la criatura, o la divinidad del otro, tenía derecho a hacer una pregunta. Obviamente, él preguntó muchas cosas más que yo, pero logré acceder a información sobre su cumpleaños y su lugar de nacimiento, entre otras cosas.

A pesar de no haber preguntado sobre el tema, ya desde la primera noche noté que Nico tenía problemas para dormir. Constantemente se movía en la cama, e incluso hablaba a veces. Sin embargo, fue la segunda noche cuando lo escuché sollozar en su cama, a unos metros de la mía.

—¿Nico?—Me incorporé un poco, y miré hacia donde se encontraba. Vi que estaba sentado contra la pared, con su cabeza entre sus rodillas, y temblando ligeramente—. Nico.

Me levanté y me senté junto a él. Sin decir nada, lo abracé. Él se acercó más a mí, y yo acaricié su cabello.

—¿Qué ocurre, Neeks? ¿Algo anda mal?

Levantó un poco su cabeza.

—¿Podemos hablar afuera?

Mordí mi labio. Salir no era la mejor opción, pero quizá sentarnos en los escalones de la cabaña no haría mucho daño.

—Claro, pero déjame conseguir unas mantas, ¿sí?

Me dirigí hasta el baúl que se encontraba al pie de mi litera, y lo abrí lo más lentamente que pude, intentando no despertar a Tyson. Tomé lo que necesitaba, lo pasé por mi hombro, y tomé la mano de Nico para llevarlo hacia afuera.

Luego de cerrar la puerta tras de mí, senté a Nico en el primer escalón, contra una de las columnas de madera que se encontraba en el porche. Pasé una manta por sus hombros, y cuando me aseguré de que estaba completamente cubierto, me senté junto a él con otra manta.

—Ahora dime, Nico. ¿Qué ocurrió?

Respiró hondo, aunque aún sollozaba un poco.

—Es Bianca. Algo le ha pasado.

Fruncí el ceño.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? Ya lo hablamos, hay que pensar en positi—

—No. Yo sé que algo le pasó. Estoy seguro —murmuró.

Me limité a abrazarlo nuevamente.

—Lo lamento tanto por ti —Acaricié su espalda—. Sabes que me tienes a mí, ¿no? Siempre voy a estar para ti.

Nico alzó la cabeza para mirarme con una sonrisa de lado.

—¿Siempre?

—Siempre, Nico. Somos mejores amigos ahora, ¿recuerdas? Lo hablamos esta tarde.

Él asintió.

—Claro que lo recuerdo, Sammy. Muchas gracias por todo, en serio lo aprecio.

—¡Hey! Es lo que hacen los amigos, ¿no? Se apoyan el uno al otro.

Nico me dedicó una sonrisa verdadera, y se apoyó en mi hombro, mientras ambos disfrutábamos de la compañía del otro, y esperábamos por noticias de nuestros hermanos.