Mark of Athena: "Guided"

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Mark of Athena: "Guided"

No me costó mucho encontrar un free walking tour, es decir, uno de esos tours en los que un guía te enseña la ciudad, y al terminar le pagas lo que creas que merece.

Encontré uno en el borde del parque en el que habíamos aterrizado, y me sumé al grupo de turistas. El chico me dio el permiso de andar con ellos por la ciudad, y solo por ese simple hecho, le entregué unos veinte euros que había cambiado con otro turista.

La ciudad era preciosa, pero no por lo que todos los mortales podrían ver.

Era una ciudad mágica, llena de criaturas extrañas, y de edificios que habían visto pasar a los mejores ejércitos de la historia. Roma había sido en algún momento la capital del Mediterráneo, convirtiéndose así en la capital del mundo conocido hasta entonces.

Ese poder que Roma poseía hace varios siglos aún seguía presente en sus calles.

Pasamos por el Coliseo, y el guía se dirigió a nosotros para decirnos que podíamos quedarnos allí a verlo por fuera, pero que el tour seguiría su camino.

Con una sonrisa, me disculpé por abandonarlos, y les deseé buena suerte a todos antes de encaminarme hacia el antiguo anfiteatro.

Me acerqué a donde se suponía que encontraría la puerta, y vi un cartel de "Cerrado". Fruncí el ceño, al notar que la palabra estaba escrita en griego, no en italiano, y decidí que entraría de todas formas.

Viajé por las sombras hasta el interior, y al no saber qué encontraría, terminé en el medio de lo que hubiera sido el escenario. Me detuve allí un momento, dando vueltas para contemplar la belleza de lo que se encontraba a mi alrededor, y luego me dirigí a los pasillos por los que debían de caminar los turistas.

La vista era espectacular. Las paredes parecían resplandecer al sentir la presencia de alguien con sangre divina, y poco a poco, el anfiteatro parecía volver a ser lo que era.

No fue hasta que sentí el temblor, que noté que el estadio se estaba re-construyendo. En el medio, justo donde había estado unos segundos antes, ascendió una plataforma llena de artilugios para espectáculos.

En el medio de todo esto, se encontraban Percy y Jason, junto a los gigantes que había visto en mi sueño.

Me puse en alerta enseguida. Saqué mi espada, y busqué por todas partes la vasija que contenía a Nico, pero no la encontré. De repente, una voz me distrajo de lo que hacía, y me llevó a dirigir mi mirada hacia las gradas de mi izquierda.

—¡Esto sí es un espectáculo como es debido! —Escuché.

Vi al señor D en su forma romana, y solté un pequeño grito de sorpresa. Pasé mi mirada por sus costados, para encontrar a Piper sentada en un trono más bajo que el del dios, y a Nico junto a ella.

Salí corriendo hacia allí.

—¡¡Nico!! —grité.

Él me vio enseguida, y menos de cinco segundos después, ya me había encargado de viajar por las sombras hasta su lado. Al llegar estaba exhausta, pero había valido la pena.

Me pegué a él por un costado, y lo abracé con fuerza. Lo vi sonreír. Como usualmente hacía, no me devolvió el abrazo. Al parecer, seguían molestándole las muestras de afecto.

—Te extrañé mucho —Le susurré al oído un poco antes de separarme.

—Yo también, Sammy.

Noté que estaba débil, muy débil. Le ofrecí un poco de ambrosía que traía en mi mochila, pero apenas recordé que había roto mi promesa, comencé a golpearlo.

Nico me miró frunciendo el ceño, y se separó un poco para parar mis constantes empujones.

—¿Qué ocurre? —dijo—. ¿Te volviste loca?

—Prometiste que no te pasaría nada. Lo prometiste —murmuré, abrazándolo de nuevo.

Quizá tenía razón cuando decía que mi humor era un poco cambiante, y que me encantaba el drama.

—Bueno, pero estoy aquí, ¿no? Ya estamos juntos de vuelta, Sam.

Me acomodé a su lado, y me decidí a mirar el enfrentamiento que se estaba llevando a cabo delante de mis ojos.

Estaba levantándome de mi asiento, luego de haber tomado mi espada del suelo, cuando sentí que Nico tomaba mi mano. Me giré hacia él.

—Quédate aquí, por favor —dijo por lo bajo.

De entre todas las cosas que había visto a través de sus ojos, el miedo era lo que menos veía. Nico estaba asustado. Tenía miedo de volver a caer en el pozo infinito por el que habíamos pasado, y la tristeza con la que había vivido durante toda su vida no había hecho más que empeorar. Sus ojos oscuros transmitían mucho más que su color una vez que los analizabas.

Asentí suavemente, y volví a su lado. Pasé mi brazo por sus hombros, y él se acurrucó contra mí.

how we met;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora