how we met;; di angelo [ES]

House of Hades: "Shook"

House of Hades: "Shook"

Debía admitir que escuchar a escondidas estaba mal, pero era demasiado interesante como para evitarlo.

Sin Leo, el barco era casi imposible de reparar, pero yo estaba haciendo un buen trabajo. De todas formas, terminaba muy cansada y estresada como para funcionar bien después, y Piper me había mandado a llevarle un mensaje a Jason para distraerme.

El hijo de Júpiter se estaba quedando en el palacio de uno de los dioses de los vientos. No estoy segura de cuál de todos, pero no era un factor demasiado importante de todas maneras.

Sin embargo, cuando estaba a unos metros de la habitación que Grace estaba ocupando, lo escuché hablar con Nico, y el enojo que denotaba su voz me llamó muchísimo la atención.

—Oye, Nico —Escuché a Jason—. Si quieres hablar de lo que pasó en Croacia, puedes contar conmigo. Entiendo lo difícil...

—Tú no entiendes nada.

Rodé los ojos; típica respuesta de Nico. Para su suerte, había aprendido a no hablarme a mí de esa manera.

—Nadie va a juzgarte —replicó Jace, aún tranquilo.

—¿En serio? —dijo Di Angelo, furioso—. Pues sería la primera vez. Soy hijo de Hades, Jason. La gente me trata como si estuviera cubierto de sangre o de agua de cloaca. Mi sitio no está en ninguna parte. Ni siquiera en este siglo. Pero eso no es motivo suficiente para marginarme. Tengo que ser... que ser...

—No has tenido elección, colega. Simplemente eres quien eres.

La discusión siguió, pero yo decidí interrumpir. Sin embargo, estaba llegando finalmente a la puerta cuando escuché algo que me dejó helada. Aún más que todo lo que habían dicho antes.

—Voy a cumplir mi promesa —dijo Nico por lo bajo—. Los llevaré a Epiro. Los ayudaré a cerrar las Puertas de la Muerte. Y se acabó. Me marcharé para siempre.

Una ráfaga de aire caliente pasó por mi lado y abrió la puerta, anunciando un mensaje.

"El señor Austro te recibirá ahora."

Sin embargo, Jason la ignoró, y enfocó su mirada en mí. Nico había desaparecido.

—Lo escuchaste, ¿cierto? —preguntó. Asentí, sin saber qué decir—. No podemos dejar que eso ocurra.

—No permitiré que eso ocurra, pero dudo que vaya a pasar —dije, más intentando convencerme a mí misma que al chico—. Nico no es estúpido, y no se atrevería a dejarme atrás.

O eso espero.