how we met;; di angelo [ES]

House of Hades: "Realized"

House of Hades: "Realized"

Apenas sentí que Sam soltó mi mano, supe que algo andaba mal.

Jason y yo aparecimos cerca del dios, quien estaba sobre un muro en ruinas.

Me giré para contemplar mi alrededor, y me encontré parado en el medio de una ciudad antigua, de la que solo quedaban restos de edificaciones.

El miedo se apoderó de mí.

Sentí frío, a pesar de encontrarme en el sur de Europa en pleno Julio. Las piernas comenzaron a temblarme, y mi cabeza daba vueltas. Me apoyé en una columna, en un intento de estabilizarme, pero la situación no mejoró.

—Oye, tío... —Jason intentó venir hacia mí, pero hice un gesto hacia él con mi mano, indicándole que no requería de su ayuda.

Bajé la mirada.

La hierba a mis pies se volvió marrón y se marchitó, y esta condición se extendió hasta rodearme en un radio de un metro.

Alcé mis manos y vi que un humo completamente negro salía tenuemente por ellas.

Furioso, pero aún en un estado febril, formé puños con mis manos y alcé la cabeza. El dios del viento del oeste me miró.

—Ah... —Asintió con la cabeza compasivamente—. Entiendo que estés nervioso, Nico Di Angelo. ¿Sabes cómo acabé yo sirviendo a Cupido?

—Yo no sirvo a nadie —murmuré—. Y menos a Cupido.

Favonio me ignoró, y prosiguió a contar su historia de amor, pero yo también lo ignoré.

Un dolor insoportable se instaló en mi cabeza, impidiéndome pensar claramente. Tenía los ojos llorosos, pero más por impotencia que por dolor. Había algo dentro de mí que no estaba funcionando bien. Dudaba que mi estado de debilidad se debiera a algo que yo había hecho. Más bien parecía provocado por un factor externo.

'CUPIDO'

El nombre resonó a través de las ruinas, y me transmitió el mensaje de que mis suposiciones eran correctas.

El dios del amor no estaba presente, pero ya estaba influyendo en mí.

Y en aquel momento de desesperación, en el que el dios del viento desapareció, y el aire se tornó opresivo a nuestro alrededor, saqué mi espada de su funda, decidido a luchar. A luchar más bien por mí mismo, y no tanto por la estúpida misión de la que ahora formaba parte.

—Bien.

La voz resonó en mi cabeza, pero al parecer Jason la había oído también. El causante de aquel sonido aún no aparecía.

—Vienen a reclamar el cetro.

Me estremecí, aunque el hijo de Júpiter pareció no notarlo.

—¡Cupido! —gritó—. ¿Dónde está?

Se escuchó una risa que provocó un sentimiento de frialdad por mi espalda.

Todo a nuestro alrededor tembló.

—Donde menos me esperas —contestó Cupido—. Como el amor.

Antes de poder hacer nada por evitarlo, alguna fuerza invisible chocó contra Jason, y lo lanzó por una escalera. Desde mi posición, parecía ser un sótano.