Son of Neptune: "Breathed"

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Son of Neptune: "Breathed"

El día antes de partir hacia el Campamento Júpiter con los demás, decidí visitar el búnquer una última vez.

Leo se encontraba allí, y me permitió observarlo y ayudarlo a realizar los últimos detalles del barco. Me encargué de sacarle brillo a Festo, el dragón que Leo había reconstruido unos meses atrás. Estaba terminando cuando Leo me habló.

—¿Le dirás a Nico lo que sientes por él cuando lo encontremos?

Casi me caigo de la escalera en la que estaba parada.

Cuando me recuperé, me incliné hacia un costado para mirarlo a los ojos.

—¿De qué hablas? —dije.

—Bueno, es bastante obvio que estás muerta por él, ¿no? —Leo sonrió.

Pensé lo que estaba diciendo, y llegué a la conclusión de que él no tenía idea de lo que estaba hablando. Desde hacía medio año, yo había estado perdidamente enamorada de Leo, y aún lo estaba.

Consideré la opción de querer a Nico como algo más que un amigo, pero la idea no me causó nada más que repulsión. Él era mi mejor amigo, casi mi hermano, ¿por qué iba a sentirme atraída por él? Además, claro, él sabía que yo amaba a Leo, y yo sabía que él había estado atrás de Percy por varios años.

—En serio creo que estás muy equivocado —dije encogiendo los hombros—. De hecho, él está interesado en alguien más, y yo también lo estoy. Somos muy buenos amigos, mejores amigos en realidad —Suspiré—. Conozco a Nico desde hace casi tres años, y en este tiempo nos hemos vuelto muy cercanos, sí. Pero creo que ninguno de los dos busca ser algo más.

Leo alzó las cejas, sorprendido por mi respuesta.

—Ya veo. Bueno, parece ser que me equivoqué —respondió, volviendo al trabajo. Minutos después se volvió hacia mí al escuchar mis sollozos—. ¿Qué ocurre, Sammy?

Vino desde su mesa de trabajo hasta la escalera, y me ayudó a bajar. Me encerró entre sus brazos, en un abrazo que me quitó el aliento. Tuve que respirar hondo y concentrarme para no derretirme contra su pecho.

—Lo extraño mucho —murmuré, consciente de que estaba mojando la camiseta del campamento que Leo traía puesta.

Nos separamos un poco y él me limpió la cara, haciendo una mueca.

—Lo siento, solo lo he empeorado. Ahora estás llena de polvo negro.

El simple hecho de imaginar la situación, y de verlo tan consternado por ello me hizo reír.

Alcé la mirada hacia sus ojos nuevamente.

—Gracias, Leo.

Él me guiñó un ojo, y se volvió para seguir trabajando.

Claro que sabía que Leo era unos dos años mayor que yo. Pero ¿qué puedo decir? Soñar es gratis.

how we met;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora