Capítulo 18 (editado)

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Katherine

Mi cuerpo se estremece debido al frío que se cuela por la ventana de mi habitación, despertándome en el acto. Un suspiro feliz se escapa de mis labios al ver los brazos de Jay rodeando mi cuerpo, protegiéndome del frío gélido que inunda la estancia. A pesar de la fecha en la que nos encontramos, la temperatura ha descendido drásticamente las últimas semanas, pero todo este frío lo logra alejar el cálido cuerpo de Jay.

Me giro, aún sin salir de su agarre, justo a tiempo para ver cómo se forma una amplia sonrisa en su rostro. La perfecta línea de dientes blancos me saluda de manera espectacular, antes de acercarme a él y atacar sus labios con dulzura.

— Mmh, qué rico despertar —murmura entre nuestros labios, aún unidos—. Si me despiertas así todos los días, dormiré aquí todas las noches.

Una carcajada se me escapa y, a pesar de que encuentro divertida esta extraña y repentina confesión, debo admitir que estoy encantada con ella. La verdad es que me siento mucho más relajada de lo que me he sentido alguna vez en mi vida. Tanto que por un momento ignoro el pinchazo de culpa que me atraviesa, al pensar en la supuesta novia de Jay. No soy una mujer que se baste con ser la otra, no deseo ser esa mujer y jamás lo querré para mí. Pero estar entre los brazos de Jayden me hace sentir bien, protegida, como si fuese mi lugar y no quiero abandonarlo.

Me niego a hacerlo, no sin pelear.

Acaricio y observo con detenimiento la tinta que decora su cuerpo. El mismo detenimiento del que no pude disfrutar ayer, debido a que mis cinco sentidos estaban puestos en otras actividades. Delineo con las puntas de mis dedos los dibujos y símbolos de su piel, provocando pequeños suspiros que salen de entre sus labios con cierta gracia. Disfruto en silencio de su tacto, pasando desde su pectoral izquierdo hasta el inicio de su abdomen y me pregunto cómo es que no me fijé mejor en ellos antes. “¡Qué tonta!” —me reprendo a mí misma.

— ¿Por qué te los hiciste? —me mira con cierto dolor y, a pesar de que no debo inmiscuirme en sus cosas, me veo incapaz de detener la pregunta que tengo en la punta de la lengua y con muchas ganas de salir al exterior—. ¿Significan algo?

— Demasiadas cosas… —comienza sin mirar a ningún punto fijo en concreto— de las que no quiero hablar —termina con tono firme.

Ante su negativa, continúo con el sendero que trazan mis manos sobre su trabajado cuerpo.

El silencio va calando poco a poco entre nosotros, apaciguando la tensión sentida hace apenas unos minutos atrás.

— ¡Oye! —exclamo de manera repentina, cuando recuerdo la frase que me dijo Jay ayer en mi despacho y no dejaba de repetir anoche hasta que caímos derrumbados en la cama—. Ayer… —me freno ante su mirada confusa, no sé como abordar este tema sin parecer desesperada o algo peor—, dijiste en mi despacho que solo querías que te mirara a ti y durante toda la noche lo repetiste un par de veces ¿Por qué?, ¿a qué te referías? —Trato de hacer como si en verdad el tema no me intrigase, pero creo que no lo termino de conseguir y mi propio tono me traiciona.

— Yo… —comienza Jayden, pero algo lo retiene, creo que se ve tan atrapado como yo, entre lo que desea y lo que teme. Cuando vuelve a intentar hablar, el maldito teléfono suena, cortándole.

Bufo molesta cuando cojo el móvil y recuerdo la llamada que aún debo a mi madre, me siento mala hija.

Miro a Jayden antes de contestar la llamada.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora