Katherine
Dos semanas más tarde
Mi gesto se mantiene neutro. Si algo puedo agradecer de verdad por haber tenido tantas reuniones con distintos tipos de tiburón empresarial de los que, solo la mitad eran de mi agrado o podían tener mi simpatía, era haber logrado aprender a no exteriorizar lo que pasa por mi cabeza.
Tras la reunión que tuvo lugar esta misma mañana, en donde tanto Brian como Will me entregaron toda la información que mencionaron tener sobre la persona que filtró la información falsificada, extendiendo por toda la mesa de mi oficina, las diferentes conversaciones transcritas, además de emails y otras cosas.
— ¿Cómo habéis conseguido todo esto, chicos?, y además en pocas semanas —pregunto realmente sorprendida por su trabajo eficaz y limpio y, sobretodo, agradecida. Sabía que eran buenos en lo suyo, pero realmente no sabía que podían conseguir todo esto.
— Fácil —se jacta mi amigo y ambos se miran con una sonrisa cargada de orgullo por un trabajo bien hecho. Más que bien, diría yo si me preguntan.
— Como bien sabes, tenemos intervenidos los teléfonos de todos los trabajadores a tu cargo, tanto esta como las otras tantas sucursales que posee la familia D' Luca —habla Will.
— Antes de que nos acribilles a preguntas innecesarias— interviene Brian tranquilizando mi creciente angustia—, todo está atado y bien atado. Todos y cada uno de tus trabajadores, jefes de sector incluido, firmaron unos nuevos contratos que les hice pasar y yo mismo redacté.
Miro a mi mejor amigo con algo de duda y, a pesar de que contestó algunas de mis dudas, muchas otras seguían corriendo dentro de mi mente, sin descanso.
— Sabes bien cómo trabajo. El contrato está leído y releído, todo bien atado y en la defensa de los derechos tanto de la empresa como de los trabajadores. Lo único que expresa el contrato es la conformidad con cualquier medida que deba tomar la empresa en lo referido a lo que se encuentra en el interior de la misma y la no divulgación de dichas medidas o cualquier asunto que se trate en el lugar de trabajo.
— Osea que... —le insto a seguir. Mis dedos golpetean la madera frente a mí sin cesar, debido a las ansias de conocer el nombre del maldito traidor.
— Osea que las medidas que hemos tomado están bajo la absoluta legalidad.
— ¡Bien! —exclamo satisfecha—. Confío en ti, Brian.
— Continuando por donde iba —murmura Will frente a mí—. Tras intervenir sus teléfonos y ordenadores de la empresa, solo teníamos que esperar a que la rata saliera de su madriguera —dice con una sonrisa burlona, típica de Will—. Hemos transcrito toda la información y lo tenemos.
— ¿Se trata de Julio Black? —pregunto incómoda al tratarse de uno de los mejores amigos de mis padres.
Brian y Will comparten una mirada entre sí, como si se estuvieran consultando quién se atreve a hablar, antes de que Will me mire y se disponga a hacerlo.
— Sí, lamento decirte que se trata de él, pequeña.
Después de esa reunión, ambos se marcharon sin decir nada más y un creciente dolor de cabeza, que amenazaba esta misma mañana con hacer acto de presencia, se adueñó de mí. Y para empeorar todo, Jay estaba extraño y distante. No sé qué le pasa, estamos genial y, de repente, hay momentos en los que se queda como ausente, en su mundo. Solo espero que esté bien y que llegue el momento en que finalmente pueda abrirse total y completamente a mí, como yo he hecho desde el principio.
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Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023
Romance• Ganador Romance spring awards 2017. Katherine Allen D' Luca Edwards de la famosa y rica saga familiar D'luca, a sus veintiséis años, no tiene novio ni proyectos de tenerlo, jamás se ha enamorado ni ha fantaseado con estarlo, su vida ha ido en tor...