Capítulo 21 (editado)

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Katherine

Hoy hace más de un mes que Will regresó a mi vida. Ha estado investigando con Brian y conmigo el tema de la filtración. Ya sabemos quien es el traidor, pero aún falta saber quién dio la orden. Últimamente Will y yo nos hemos estado acercando más y más, obviamente de esto no tiene ni idea mi familia, ya que se supone que me casaré con Jay, aunque eso es una enorme incógnita en mi vida.

No sé qué hacer.

La cercanía con Will me tiene confundida. Me siento tan bien a su lado… y luego está Jayden. Ya no reímos juntos, no pasamos tiempo juntos… En la oficina tan solo hablamos de temas de trabajo y, cuando llegamos a casa, solo nos vemos durante la cena y luego se encierra en su cuarto. Me evita y no sé por qué.

Cuando he tratado de hablar con él sobre todo esto, hemos tenido fuertes discusiones. No lo soporto. No soporto verme tan alejada de Jay.

Para empeorar toda la situación, Will me roba besos cada vez que puede y no soy capaz de rechazar sus labios. Me siento atrapada y ya ni yo misma sé lo que siento, pero extraño a Jay. Comienzo a caminar por la casa sin saber siquiera adónde voy, pero cuando alzo la mirada me veo parada frente a la puerta de la habitación de Jay.

Esto me recuerda a la última vez que estaba en una situación similar y lo que escuché no me gustó nada.

"Esta bien, mi amor, mañana voy a tu casa". "¿Qué te parece, nena?" —. Siento mi cuerpo temblar cuando recuerdo cómo hablaba Jay con esa mujer. Con la posible novia.

Sacudo la cabeza y me atrevo a abrir la puerta.

Entro al cuarto y me sorprendo al ver a Jay vestido con un traje.

—     ¿Vas a salir? —pregunto con cautela debido a lo ocurrido la otra noche. Fue una de las peleas más intensas que hemos tenido.

—     Sí. He quedado. Así que no me esperes para cenar —dice antes de abandonar la estancia, dándome la espalda.

Le detengo sujetándolo por el antebrazo antes de que desaparezca por completo de mi vista. Se gira y me mira con gesto interrogante.

—     Pensé que podríamos hablar —digo simplemente, encogiéndome de hombros.

Jay suspira exhausto, mirando al suelo.

Sin embargo, cuando regresa su mirada a mí, esta se vuelve fría en extremo.

—     Ahora no tengo tiempo, Kate —se limita a decir para darse la vuelta y dejarme sola.

Cuando escucho la puerta de casa cerrarse con un fuerte portazo, entro a su cuarto y me tumbo en su cama. Cojo su almohada y la abrazo con fuerza. ¡Huele tanto a Jay! Lo extraño demasiado. Una lágrima comienza a correr libremente, dando paso a muchas otras, demasiadas y, de pronto, todo se vuelve oscuro y me dejo abrazar por los brazos de Morfeo.

Jayden

Bajo del coche y le doy las llaves al aparcacoches cuando se acerca a mí. Llego a la puerta del restaurante y, en cuanto entro, busco con la mirada por todo el local a Mónica.

En cuanto veo a la preciosa rubia que me espera, embutida con un vestido rojo bastante elegante, sentada en una mesa al fondo del local, me acerco sin dudarlo.

Me doy cuenta del preciso momento en el que me ve, cuando veo una enorme sonrisa plantarse en su bello rostro. Se levanta y nos fundimos en un abrazo.

—     ¡Cuánto tiempo, Jay! —exclama mi mejor amiga mientras me abraza aún más fuerte.

—     Demasiado. —Mónica es una persona muy importante para mí y la verdad es que, desde que conocí a Kate, la he dejado un poco de lado. Me arrepiento de ello, ya que Mónica siempre ha estado para mí cuando me ha hecho falta—. Lo siento, Mó.

—     No pasa nada. Lo importante es que no vuelvas a dejarme de lado por esa ricachona estúpida. —La miro con desagrado ante sus palabras.

—     No hables así de ella —escupo con rabia, frente la cara de asombro de mi amiga.

—     Solo digo la verdad. No quiero pelear, Jay.

—     Yo tampoco —admito con sinceridad.

—     Háblame de ella —pide mi amiga una vez que nos sentamos en la mesa y pedimos lo que vamos a cenar.

—     Es hermosa, me tiene loco y la amo con toda mi alma, pero tiene a otro. —Mónica arruga el rostro y veo que susurra algo, pero no logro escuchar lo que dice y no deseo discutir—. Odio verlos besarse y no poder hacer nada.

—     Esa niña no te merece, eso está claro —ruge mi amiga con rabia, aunque yo no estoy tan seguro de eso.

—     Debo de haber perdido la cabeza —susurro para mí, pero Mónica logra escucharlo, lo sé por que me mira atenta, analizándome. De pronto alarga su mano sobre la mesa de madera y la coloca sobre la mía.

—     No hables así de ti mismo. Eres demasiado bueno para cualquiera.

Niego con un movimiento lento de cabeza.

—     Estoy roto, después de todos estos años, todo lo que he pasado, pensé… de verdad, creí que lo había resuelto, que lo había superado. Ahora me doy cuenta de lo destrozado que estoy y no tenerla es lo peor.

Mónica se acerca a mí, se sienta sobre mis piernas y acaricia con mimo mi rostro. Cierro los ojos aliviado ante su gesto repentino y lleno de cariño.

Suspiro y, cuando abro los ojos de nuevo, la descubro mordiendo su grueso labio inferior y mirando los míos con una emoción desconocida hasta el momento.

Pega su frente contra la mía y me mira fijamente a los ojos. Sus orbes castaños mirándome, tratando de descifrar algo que ni yo mismo comprendo, pero no deseo cuestionar, no en este momento.

—     Jay...

—     Mmh —gruño a modo de pregunta. No me veo capaz de emitir cualquier otra cosa y menos alguna palabra que suene coherente en este momento, teniendo aún nuestras frentes unidas.

—     Voy a besarte —anuncia Mónica resuelta, en un susurro que se me antoja temeroso.

Siento algo que bate y hace temblar todo mi cuerpo. Mi mente me grita que no la deje hacerlo, que me aleje, que eso sería como engañar a Katherine. Mis manos sudan y mi corazón late errático dentro de mi pecho, tanto y tan fuerte que su palpitar casi duele.

Me siento incómodo, pero nada de eso me hace moverme.

Quedo anclado en el lugar donde me encuentro. Sentado en mi silla, frente a mi amiga, la chica que siempre estuvo a mi lado, la chica que ha dicho que me quiere besar y, por muy horrible que suene, siento que así se la devuelvo a Kate.

"Esto es su culpa. Ella besó a otro antes" —no dejo de repetirme eso una y otra vez, pero suena a una gran mentira.

Siento la respiración de Mónica chocar contra mi rostro, sé que está cada vez más cerca. Sus labios, en un rápido movimiento, chocan demandantes contra los míos.

Me permito un pequeño instante de duda y es en esa pequeña fracción de segundo cuando Mónica aprovecha para intensificar el beso, sin embargo, se queda en un mero intento cuando me levanto de la silla casi por instinto, alejándola de mí en el proceso.

—     ¡Debo irme! Lo siento... yo…

—     ¡No! —me corta exasperada, pero cualquier persona podría ver con total claridad que no hay ni una gota de arrepentimiento en su gesto—. Por favor, no te vayas. He cometido un error y no volverá a pasar. Disfrutemos de la cena, aún no ha llegado. Hablemos de nosotros dos, hace mucho que no compartimos una buena cena, en un buen restaurante… Por favor, ¡quédate conmigo! —suplica mi mejor amiga y algo me dice que se refiere a algo más y no solo a esta cena. Sin embargo, una parte de mí se niega a creer eso. La parte a la que decido obedecer por el bien de nuestra amistad.

—     Bien, cenemos —accedo al ver llegar al camarero con la comida que hemos pedido.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora