Capítulo 37 (editado)

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Katherine

—     ¿Sabes? A mi abuela le gustaba decir que este colgante la llevó a su amor verdadero, por su historia tan accidentada con mi abuelo. Me solía decir que cuando encontrara a mi verdadero amor lo sabría. Y tenía razón, mi abuela siempre la tenía... Cuando te vi en aquel callejón... lo supe —admite Jay una vez que rompe nuestro abrazo.

Me quedo congelada ante sus palabras y, sin verme capaz de pronunciar cualquier palabra coherente, simplemente me decanto por robarle un beso. Un beso que lo deje como él me ha dejado a mí con su repentina confesión. Un beso que exprese lo mucho que lo amo, lo mucho que le deseo y la confianza que tengo depositada en él.

Jay siempre es muy tierno y eso es algo que me fascina de él, pero debíamos hablar de algo que estaba segura iba a enturbiar este aire tan romántico que nos tenía rodeados.

Mónica.

Abandono sus labios y me incorporo sobre el cómodo colchón con las piernas cruzadas bajo mi cuerpo. Rápidamente Jayden imita mi acción al verme tan seria.

—     Tengo que preguntarte algo... —pregunto tímida, realmente no es mi deseo pelear con Jay. Jamás lo ha sido.

—     Pregunta todo lo que necesites saber. Contestaré a todo.

—     ¿Qué pasó con Mónica la otra noche? —lanzo tan rápido como puedo, sorprendiendo en el proceso a un Jayden que me mira con ambas cejas alzadas.

Mi padre me enseñó que los tragos malos, cuanto antes se pasen mejor.

—     Vaya, qué directa... —dice Jay aún mirando atónito en mi dirección.

Su extraña reticencia en contestar comienza a ponerme un poco nerviosa, así que bajo la mirada hacia el pequeño rayito de luz que se dibujaba en el suelo y quedo mirándolo fijamente como si fuese lo más interesante que hay en la habitación. Al menos hasta que Jay se decide a contestar.

—     Sé que pinta mal, pero te juro que no pasó nada. A Mónica se le cayó un vaso de agua y nos mojó a ambos. Me pidió disculpas y luego se cambió. Dormí en el sofá y ella en su cama y a la mañana siguiente, mientras me duchaba, Mó se puso mi camisa sin decirme nada. Cuando salí del baño me encontré contigo y estabas muy molesta. No supe por qué hasta la llamada de Mó.

Algo en esto último que dice hace que levante la vista.

—     ¿Qué llamada? ¿La que recibiste en medio de la noche?

—     Te diste cuenta... —pronuncia Jay con culpa por el modo en que me trató tras esa estúpida llamada.

—     Tu actitud cambió conmigo después de esa noche. Era obvio que lo notaría.

—     Perdóname, mi amor. Mónica me dijo que tuviste una pelea con ella cuando fui a revisar el coche y os dejé en su piso. —Jay se veía realmente arrepentido, pero yo solo podía pensar en los días tan malos que me había hecho pasar, solo por creer en esa maldita antes que en mí.

—     No confiaste en mí... —suelto con un dolor en mi voz que me era difícil ocultar. Hasta a mí me provocaba lástima y era algo que odiaba.

—     Me dijo que la habías atacado y muchas otras cosas que ahora sé que son mentira.

“Maldita embustera tramposa” —repite mi mente una y otra vez— “debí imaginarlo”.

—     No importa lo que te dijese, tú no me diste el beneficio de la duda. Se supone que somos una pareja, ¿qué clase de pareja no puede confiar el uno en el otro? —Mi ataque hace que esta vez sea él quien baje la mirada, pero yo no buscaba eso. Busco respuestas—. Dime —le exijo realmente molesta.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora