Katherine
Lo que oigo cuando abro la puerta hace que me detenga de inmediato. Un sentimiento de decepción me llena el pecho, lo siento pesado, mejor dicho, todo mi cuerpo se siente así. Puede parecer exagerado, pero incluso me cuesta respirar debido al azote que ha creado en mí sus palabras.
— Está bien, mi amor. Mañana por la noche voy a tu casa y estaremos juntos toda la tarde. Podemos cenar juntos. ¿Qué te parece, nena?
Mis piernas me tiemblan y una rabia candente me pide ir allí y exigirle una explicación, pero otra parte de mí, la endiabladamente fría, pide casi a gritos que reaccione. Esto es un trato. ¡Maldita sea! Yo lo convencí para que aceptara y ni siquiera le pregunté si tenía pareja. Todo esto es mi culpa. ¿Pensar que esto, lo que sea que fuera, iría más allá de un simple contrato que es lo que es? No sé en qué demonios pensaba.
Cierro la puerta con sumo sigilo antes de que Jay se dé cuenta de que lo espío, porque básicamente eso estoy haciendo. Me voy corriendo a mi cuarto y me encierro en él.
— Tonta, tonta, tonta… —me digo a mí misma, mientras me meto en la cama y me tapo hasta arriba—. No puedo creer que me ilusionara por una simple cita que, además, Jay se vio obligado a pedirme para no levantar sospechas frente a mis padres.
Me riño por última vez antes de que el sueño pueda conmigo. Hoy ha sido un día realmente duro.
Jayden
Cuelgo la llamada con mi pequeña. Deseo tanto verla, la extraño demasiado.
Me tumbo sobre la espalda en la cómoda cama que hay en mi habitación, pero no tiene nada que ver con lo cómodo y a gusto que dormí anoche abrazado a Kate. Esa chica me está volviendo loco; sus labios son tan suaves; su sonrisa iluminaría una ciudad al completo. Es fuerte y decidida y habla con pasión de su empresa y de su familia. Estaba completamente embobado mientras ella contestaba a mis preguntas durante la cena. Es tan preciosa, provoca en mi cuerpo cosas que hace tiempo no sentía por nadie. Mi corazón late como loco, por las noches deseo que llegue la mañana solo para verla antes de que vaya al trabajo. Mi cuerpo arde en deseos por poder avanzar más allá de simples besos, que, aunque sean maravillosos, quiero más que eso, mucho más. Deseo todo de Kate y que ella sienta lo mismo por mí que yo por ella. Esto es una locura, hace pocas semanas que nos conocemos, pero creo que la quiero y es posible que ella pueda sentir lo mismo por mí.
Si lograse que se enamorara de mí antes que llegue el final del contrato, lo rompería gustoso. No me importa la maldita casa y mucho menos su dinero, aquí lo único que me importa es ella. Quiero estar con ella.
Me acuesto bajo las mantas y dejo que mi cuerpo se relaje, poco a poco el sueño me vence.
***
Siento un poco de frío y eso me obliga a abrir lo ojos un tanto somnoliento.¿Dejé anoche la ventana abierta? Me cuestiono a mí mismo, pero cuando giro hasta la ventana la veo cerrada. Frunzo el ceño y me levanto, me doy cuenta de que el cielo está cubierto por espesas nubes negras cuando me acerco a la ventana y a pesar de estar cerrada, el frío atraviesa el cristal, colándose en la habitación y haciendo que se hiele completamente. Hoy hará mucho frío.
Una vez vestido, salgo disparado de mi cuarto y me encuentro con Kate, que está bajando las escaleras algo acelerada.
— ¿Has amanecido con prisa? —le pregunto con una pequeña sonrisa. Kate se detiene en medio de la escalera y me mira un poco tensa, cosa que me llama la atención.
— Sí, tengo prisa —contesta algo distante y con una frialdad que me sorprende. Ayer en la cita todo fue genial. Realmente pensé que íbamos avanzando.
Cuando llega al final de las escaleras, yo que aún estoy en la mitad, bajo los escalones de tres en tres y llego hasta ella bastante rápido. La tomo del codo con firmeza pero sin dañarla.
— ¿Estás enfadada conmigo? —le pregunto acercándola a mí y obligándola a que me mire.
— ¿Por qué estaría enfadada? —pregunta con cierto fastidio y se encoge de hombros. Aprovecha un momento de duda para soltarse de mi agarre, pero antes de que le dé tiempo a dar tres pasos que la alejen más de mí, la atrapo nuevamente. La pego más a mi cuerpo y deslizo mis brazos por su cintura. Nuestros cuerpos están tan juntos que parecen estar pegados, como creo que debería ser siempre. Su delicado cuerpo se pega al mío en todos los lugares correctos y sonrío un tanto fanfarrón al ver a Kate tragar saliva fuerte.
— Creo que sí estás enfadada conmigo, pero no sé la razón y me gustaría saber de qué se debe disculpar este tonto.
Kate suspira en respuesta y me mira.
— No hay nada que puedas hacer. Solo déjame, ¿quieres? —dice antes de alejarse de mí.
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Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023
Romantizm• Ganador Romance spring awards 2017. Katherine Allen D' Luca Edwards de la famosa y rica saga familiar D'luca, a sus veintiséis años, no tiene novio ni proyectos de tenerlo, jamás se ha enamorado ni ha fantaseado con estarlo, su vida ha ido en tor...