Capítulo 10 (editado)

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Katherine

Después del copioso desayuno que ha transcurrido entre risas y anécdotas familiares para, según mi madre, "avisar a Jay donde se va a meter", cojo las llaves de mi coche, pero cuando voy a atravesar la puerta para ir a mi trabajo, mi madre llega por atrás y me las arrebata de la mano.

— Mamma —protesto.

— Hija, vete con el chófer de mi limusina. Él te puede llevar a la oficina y cuando quieras regresar solo le tendrás que llamar.

— Mamma, sabes que no me gusta molestar y me agrada tener mi propia autonomía para ir y venir.

La expresión ofuscada de mamma me avisa que, como de costumbre, no cederá. Bufo internamente por la tozudez de mi madre.

— Y tú sabes que no me siento cómoda con la idea de que conduzcas por esas carreteras —dice mi madre con ese tono que indica que se conoce victoriosa.

— Per favore, mamma... —le digo algo exasperada.

— ¡Eso digo yo! Niña ingrata, ¿tanto te cuesta hacer feliz a tu madre y darle algo de paz?

Me rindo.

— ¡Está bien! Dile a tu chófer que se prepare.

Da una palmada en el aire, llena de entusiasmo.

— Ya está fuera, esperándote.

Mamma

— Ya, ya —me interrumpe agitando la mano en mi dirección, quitándole importancia—. ¿No llegabas tarde?

Muevo la cabeza negando mientras salgo de casa, mamma es incorregible.

***

Cuando llego a la oficina, reina una calma fuera de lo normal. Las cabezas de mis empleados están gachas y parecen estar cada uno metido de lleno en su labor. No me alegra que me teman, pero esta extraña calma tampoco me resulta apasionante. Algo va mal.

Llego hasta el despacho de Belle y la veo agitada.

— Belle —se gira hacia mí con gesto angustiado. He aprendido a notar cuando intenta no alarmarme con algún asunto de la empresa, así es ella—, ¿qué pasa?

— Kate, tenemos un problema. La filtración que se produjo la semana pasada ha provocado todo esto —dice señalando una extensa montaña de papeles, que se han acumulado en su mesa—. Los socios aún no están del todo convencidos. Me temo.

Bufo molesta.

— Bien, pásamelo todo a mi despacho, que nadie me moleste hasta que salga del despacho, no quiero llamadas ni visitantes de fuera y quiero que me pongas en contacto con todos los socios mayoritarios en una vídeoconferencia —le digo antes de salir de su despacho para entrar al mío y hacer unas llamadas.

— Brian —exclamo nada más que descuelga su teléfono y murmura mi nombre—, necesito que saques a pasear tus contactos de investigación —le pido desesperada.

— Claro, Kate, ¿qué necesitas? —me dice desde el otro lado de la línea.

— Hace unos días hubo un problemilla con los nuevos socios inversionistas.

— Lo sé, esa maldita filtración, me lo contaste.

— Sí, necesito que averigües quién es el culpable de aquello. Está generando demasiadas barreras para cerrar los negocios que tenemos entre manos.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora