Capítulo 45 (editado)

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Katherine

Las horas pasan y aún continúo sin procesar todo lo que ha ocurrido desde que me he despertado.

Hace ya unas cuantas horas que le había mostrado a mis padres la invitación a la boda de Jay y Mónica, y aún no me creo lo que había sucedido.

Ver a papà tan lleno de rabia y con ganas de romper todo a su paso, mientras mamma le pedía una y otra vez que se tranquilizase.

Un suspiro agotado se filtra a través de mis labios y me sobresalto en cuanto el teléfono suena de manera repentina a mi lado. Desvío mi atención hasta la pantalla en donde brilla el nombre de Ellie en la misma. Cojo el pequeño aparato y, tras pulsar el botón verde, me lo coloco en la oreja.

—     Hola, cielo, ¿qué pasa? —pregunto nada más atender la llamada y me asusto al escuchar un sollozo en respuesta—. ¿Qué te ha pasado? —repito sintiendo cómo la angustia repta desde mi estómago para después quedarse atrancada en mi garganta.

—     Te necesito... —Es lo único que dice mientras escucho temblar su voz desde el otro lado de la línea telefónica.

—     Estoy en casa, cariño, ven y hablamos —es lo último que le digo antes de que corte la llamada.

Apenas veinte minutos más tarde escucho el chirrido de las ruedas de un coche contra el camino de asfalto que lleva a mi casa, junto al sonido de un motor siendo apagado y sé que Ellie acaba de llegar. De modo que voy hasta la puerta y la abro a tiempo de recibir a mi amiga entre mis brazos, en un abrazo que, por lo visto, ambas necesitábamos con urgencia.

Su cuerpo no deja de temblar mientras paso una de mis manos por su espalda una y otra vez en busca de darle algo de consuelo. Jamás he sido buena consolando a nadie y las chicas lo saben, pero si alguna de ellas pasa por algo siempre han podido y podrán acudir a mí y verla en esta situación sin saber qué es lo que la tiene así, me destroza a tantos niveles que soy incapaz de contarlos todos.

—     ¿Qué ocurre, Ellie? —le pregunto en cuanto noto que sus temblores han cesado casi por completo.

—     Necesito un trabajo nuevo, ya no soporto más al estúpido de mi jefe —asiento sin decir nada más y la rodeo con uno de mis brazos mientras la acompaño hasta el salón para que me cuente lo que pasa. Antes de poder llegar al sofá, veo cómo la cabeza de mamma, quien aún seguía conmigo en la cocina, se asoma por la puerta y le pido que traiga una tila para Ellie, ya que algo me dice que la va a necesitar.

Desde hace un año, Ellie se quejaba una y otra vez de su estúpido jefe y, a pesar de que las chicas y yo le decíamos que dejase ese trabajo que ni siquiera era para lo que había estudiado, tan solo alegaba que lo necesitaba para pagar sus cuentas. Los padres de Ellie no es que sean los más fáciles de tratar y desde que cumplió los dieciocho y decidió independizarse, Ellie se había hecho cargo de sus cuentas ella sola, jamás ha aceptado ninguna ayuda económica por nuestra parte y que ahora venga a pedirme ayuda, tan solo me confirma el hecho de que el baboso de su jefe ha pasado una línea que no debería atravesar jamás.

—     Ha intentado propasarse conmigo —dice entre lágrimas después de mantenerse en silencio por un momento.

—     ¡Fottuto figlio di puttana! —suelta mamma acercándose a nosotras—. Toma esto, querida, te hará sentir mejor —dice mamma mientras le ofrece la taza humeante de tila que trae en sus manos.

Desde siempre, Mamma ha sido muy cercana con Ellie y las chicas, las ha sentido como tres hijas más y por eso comprendo la rabia que estoy viendo en sus hermosos ojos verdes, ahora un par de tonos más oscuros por el relato de Ellie. Al parecer, ese maldito la llevó al despacho, cuando la mayoría de los trabajadores se habían marchado a casa, y trató de forzarla cuando quedaron a solas. Por suerte, le pudo golpear y escapar de sus sucias garras, antes de que ese desgraciado lograse su cometido.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora