Katherine
Ha pasado una semana y media después de la noche en que le cerré a Jayden la puerta en las narices. Desde ese día, el maldito sueño se ha estado repitiendo, noche tras noche, despertándome temblorosa, bastante necesitada y, sobretodo, realmente caliente.
En estos días me he estado comportando como una soberana idiota con él, soy consciente de ello; a pesar de no tener derecho, ya que no somos nada, también; aunque me pese, soy consciente de ello. A pesar de eso, el peso del rechazo afecta más que el hecho de saber que lo que estoy haciendo está mal y que Jay no tiene la culpa de absolutamente nada.
El sonido del teléfono interrumpe mis divagaciones mañaneras, dándome tremendo susto. Maldigo para mis adentros a la persona que se ha atrevido a llamar a las —miro el reloj y se me forma la boca en una gran "o"—, seis y media. Me limpio el café que se ha derramado en mi manga debido al susto, antes de coger el teléfono.
El identificador de llamadas me informa de que la llamada que está entrando es de mi madre, doy un respiro para calmarme, acepto la llamada y fuerzo una sonrisa para intentar sonar relajada a pesar del creciente enfado que invade mi pecho.
Amo a mamma, pero odio que me llamen antes de poder tomarme el café.
— Hola, mami —exclamo sonriente.
— Hola, Katy, cielo, perdona por llamarte tan pronto, pero te quería decir que esta noche habrá una cena muy importante en casa. Quiero que vengas. Espero que no tengas ningún plan, o mejor, si lo tienes, tráelo.
— Mamma, yo... — en ese instante Jay entra en la cocina sin camiseta y me hace perder el hilo de lo que iba a decir. Mi mirada recorre lentamente su hermoso cuerpo y noto cómo se me hace la boca agua. Dios, este chico sin duda me está volviendo una pervertida—. Eh —carraspeo intentando retomar lo que quería decir a mi madre, que espera paciente al teléfono—, sí, tengo algo.
Un grito de pura emoción por parte de mi madre hace que quite el teléfono de mi oído. Levanto la mirada y veo a Jay observando la escena divertido. Tras dos minutos vuelvo a llevar el teléfono a mi oreja, pero mi madre sigue gritando, tanto, que cualquier persona que no la conozca tanto como yo, pensaría que algo le duele.
— Mamma, mamma, para de gritar, per favore, me vas a reventar el tímpano —le grito por el teléfono, ya que lo tengo a una distancia prudencial de mi oído.
— Está bien, lo siento, lo siento, me he emocionado al extremo, puede que incluso haya exagerado —admite— un poco, tal vez.
— Bueno, mami, ¿a qué hora sería la cena de esta noche? —digo mirando a un Jay que me miraba fijamente sin ningún reparo.
Tras unos minutos de conversación con mi madre en la que hemos concretado la hora de la cena, a la que irán algunas personas de confianza que trabajan para la prensa, además de otros amigos de mis padres, que sería formal, es decir, que vistiésemos de etiqueta, se despide con un beso y me cuelga.
— Bueno, cariño, me tengo que ir para terminar de arreglar los últimos detallitos. Un beso, hija, te quiero.
— Te quiero, mami. Hasta esta noche. —Me cuelga y quedo callada mirando el teléfono que está aún en mi mano.
Dejo el teléfono sobre la mesa y miro a Jayden que se acaba de servir una taza de café bien humeante.
— Entonces, ¿hoy voy a conocer a mis suegros?
Hago una mueca frente a eso, ¿por qué lo ha tenido que decir así? Eso solo me recuerda que no es posible, ya que Jay tiene una novia por ahí, y ese pensamiento hace que me cabree. ¿Qué diablos hacía Jay en la calle si tiene novia? ¿Qué clase de novia dejaría a su pareja vivir en la calle? Pero, ¿qué pasa si no lo sabe?, lo que me deja con otra cuestión por resolver, ¿por qué le ocultaría a su novia que vive en la calle?
Un murmullo molesto me desconcentra de mis pensamientos y logro ver cómo Jayden menea la mano por delante de mi cara una y otra vez mientras sus labios se mueven.
— ¿Qué? —pregunto desconcertada.
— Tierra llamando a Kate, reacciona, cariño.
Pestañeo repetidas veces. Espera, ¿cariño? ¡Me acaba de llamar cariño!
— ¿Me has llamado cariño?
— ¿Sería un problema para ti? —evita mi pregunta con otra.
— Contesta mi pregunta.
Una arrebatadoramente sexy sonrisa se forma en su cincelada y perfecta cara. Algo que no logro identificar baila en su rostro. ¿Travesura quizá?
— Tal vez, ahora contesta tú mi pregunta.
Suspiro.
— Conocerás a mucha gente, así que habrá que prepararte.
— ¿En serio?
— Mi familia maneja la mejor empresa del país, una de las mejores a nivel mundial, además de ser accionistas en otras tantas. —Suspiro ante su mirada de no comprender a dónde quiero llegar—. Cuando mi madre dice que invitará a los amigos más íntimos se refiere a que invitará a los cuatrocientos más cercanos.
— ¿En serio?
— Oye, de verdad, aprecio tu esfuerzo, pero debes comenzar a asumir que mi familia suele hacer cosas... extravagantes y no dudar de todo. Yo no voy a buscar que quedes mal, al revés. Solo confía en mí.
Digo sin pensar y recibo una intensa y abrasadora mirada de parte de Jay.
— Confío en ti.
Siento que se me atora el aire en la garganta, ¿cómo puede decir algo así? Esas malditas palabras saliendo de sus labios acarician mi tímpano y hace que las puntas de mis dedos hormigueen con necesidad de tocarlo y me dan ganas de besarlo, pero no puedo.
— Ehm, está bien, iré a trabajar, volveré a tiempo para prepararte bien.
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Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023
Romantizm• Ganador Romance spring awards 2017. Katherine Allen D' Luca Edwards de la famosa y rica saga familiar D'luca, a sus veintiséis años, no tiene novio ni proyectos de tenerlo, jamás se ha enamorado ni ha fantaseado con estarlo, su vida ha ido en tor...