Capítulo 27 (editado)

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Jayden

¿Pero qué demonios hace Mónica? Maldita sea. Esto solo es culpa mía.

Soy un estúpido, me dejé llevar por mi enfado y el miedo de perder a Kate.

La confundí cuando dejé que sucediera aquel maldito acercamiento y después no la llamé para hablar del asunto. Y ahora...

Sus labios están cada vez más cerca de los míos, no quiero herirla, pero no pienso permitir que por una pequeña confusión por parte de mi amiga, me haga perder al amor de mi vida.

—     Me alegro de verte preciosa —le contesto esquivando sus labios para acercarla a mi cuerpo y rodearla en un corto, pero fuerte abrazo y volver al lado de Kate—. ¿Conoces a Katherine? ¿Mi prometida?

Mi mirada se desvió en ese instante hacia mi pequeña hermanita, quien me lanzaba una descarada mirada de "muy sutil hermano", como siempre suele decirlo. Juraría que incluso soy capaz de escuchar con total claridad su voz de duendecillo diciéndome esas precisas palabras.

—     ¡Claro! —exclama de repente Mó, chocando el dorso de su mano con la palma de la otra—. La pantomima de matrimonio, ¿no? —exclama nuevamente mi amiga, esta vez molesta, sin ápice de humor y yo cierro los ojos maldiciendo el momento en que le conté cómo comenzó todo.

No pensé que se lo soltaría así. De hecho, pensé que no haría mención alguna del tema. Pero supongo que me equivoqué. Dios sabe que no me quiero enfadar con Mó. Es la única, sin contar con mi hermana, que me ayudó cuando abandoné mis raíces, cuando más roto y confundido me encontraba. Pero que me parta un rayo si en algún momento, permito que ofendan a la chica que se ha ganado cada recoveco de mi corazón, derrumbando los muros que forjé en el proceso.

—     Mó —ella me mira con esa expresión de no haber roto nunca un plato y sé que ha entendido lo que quiero decir—, ya te dije que no me gusta que hables así de Kate. —Tomo de la mano a Katherine, quien se encuentra a mi lado con un gesto que no logro descifrar y eso me enloquece un poco.

—     Puede que eso fuese al principio —suelta de manera rápida Kate, sorprendiéndome en el proceso por las palabras que diría a continuación—, pero ahora lo que sentimos Jayden y yo es honesto. Jay me quiere a mí y vamos a casarnos. Más vale que se te meta en la cabeza —habla alto y claro, pronunciando cada palabra con una lentitud que atenaza.

Abro los ojos con impacto y, casi al instante, una sensación cálida inunda mi cuerpo, llenándome de vida. Unas repentinas ganas de comérmela enterita llegan a mí, pero debo controlarme, ya que no estamos solos.

Katherine

Una vez dichas esas palabras, me sentí mucho mejor. Necesitaba demostrar a esa chica estúpida que está equivocada.

Que Jay y yo nos queremos y que, lo nuestro, no puede estar más lejos de ser una pantomima. Que ni ella ni nadie puede meterse en medio.

Lara me observa con una inmensa sonrisa de orgullo, mientras que Jay me observa con los ojos oscurecidos por el deseo. Es un fulgor tan abrasante que cada parte de mi cuerpo se eriza por la necesidad de sentir su piel contra la mía.

Cuando mis ojos vuelven a posarse sobre Mónica, esta me contempla con un resentimiento que jamás había visto en nadie más. No sé cómo se las apaña, pero esa mirada, parece pasar desapercibida ante los ojos de Jay.

***

Después de varias horas, en las que Mónica no ha parado de contar anécdotas de ella y Jay juntos; momentos en los que la gente les decía que acabarían juntos. O simplemente, ratos en los que Jay jugaba encantado con la pequeña Mía, mientras que Mónica se dedicaba a lanzar veneno, miradas de muerte y comentarios ácidos a los que yo respondía tranquilamente, contando con el claro apoyo de Lara. Aunque claro, todo eso era en los momentos en que Jay no miraba. Frente a él, Mónica siempre se las apañaba para tener un gesto angelical e inocente. Nada más lejos de la realidad.

Al final, nos decantamos por regresar a casa antes de que la noche nos cayera encima. Quedando en vernos de nuevo, Lara y yo, la pequeña de los Harris, me detiene antes de que pueda sentarme en el lugar del copiloto.

—     Espera, Kate. —Me pasa un pequeño papel que tomo gustosa —este es mi número. Llama cuando quieras y... —su mirada se clava en un lugar a mi espalda, mientras termina su frase—, no te dejes engañar por la víbora. Yo tengo que soportarla, pero tú no. Estoy segura que, si pasa algo, Jay no dudará ni un segundo entre tú y ella. Mi hermano te ama de verdad y, por favor, te pido que recuerdes nuestra pequeña conversación en la cocina, ¿vale? —asiento tranquila sin saber aún por qué me lo dice—. Eres la primera mujer que hace sonreír de verdad a mi hermano. Y me has caído genial, espero que le puedas abrir los ojos a Jay.

La abrazo después de asentir, Lara también me ha caído fenomenal.

—     Te llamaré pronto —le prometo antes de girar en torno a mí y ver qué es lo que miraba Lara momentos antes.

Mónica y Jay, hablando y riéndose de alguna cosa que esta le comenta, mientras que coquetea con Jay sin que él se percate de ello. Las manos de ella situadas en los lugares estratégicos de su cuerpo. La ira que ha ido creciendo en mi interior a lo largo de la tarde y que he podido controlar a duras penas, comienza a causar estragos en mi limitada paciencia. Me adelanto hasta donde se encuentran y los separo con un gesto no muy sutil. Rodeo el cuello de mi hombre, dándole la espalda a la rubia.

—     ¿Vamos a casa, Jay? Debemos recuperar muchas horas perdidas —digo en un tono que deja bien claro que no le dejaré dormir en toda la noche.

En respuesta, su mirada se oscurece al instante.

—     Entonces no sé a qué estamos esperando. Tenemos pendiente algo urgente —contesta pegándome aún más a su cuerpo. Instintivamente muerdo mi labio inferior y en ese momento escuchamos un gruñido femenino, seguido por el sonido de tacones que chocan contra el asfalto, el portazo de un coche, y el mismo arrancando para después desaparecer entre la pequeña polvareda que este levanta.

“Katherine uno, Mónica cero” —pienso y evito una sonrisa que llega a mí.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora