Capítulo 26 (editado)

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Katherine

Un sendero de delicados y cálidos besos, que cruzan desde la cara interna del puente de mi pie hasta la parte interna del muslo derecho, hace que despierte de una manera suave.

—     Mmm —gimo muy cómoda del mimo matutino con el que mi chico me despierta, después de una noche bastante ajetreada.

—     ¿Mi princesa está muy cansada? —pregunta Jay con la voz ronca, debido al sueño. Una voz que hace reaccionar en mí ciertas zonas muy interesantes. Umh, ese acento suyo me vuelve loca.

Río por lo bajo al recordar todo lo que pasó anoche, de lo que estas cuatro paredes fueron testigo.

—     ¿No me contestarás? —Una de sus juguetonas manos se cuela entre mis piernas, provocando un suspiro por mi parte—. ¿Eso lo consideras una respuesta? —me reprende juguetón. Ya no lo soporto más.

—     Ya basta, eres malo —le digo, aunque mi voz no se muestra para nada molesta. Y suena entrecortada por el efecto de sus caricias.

—     Te gusta cuando lo soy. —Cuando voy a llegar a ese momento tan anhelado, sus manos de pronto detienen todo movimiento, provocando que, un suspiro de irritación salga sin control de entre mis labios.

—     No hagas eso... —Jayden tan solo se dedica a poner cara de buen chico.

—     ¿Que no haga el qué?

—     Deja eso o saldré de esta cama.

Niega con una sonrisa que derretiría incluso al iceberg más gélido.

—     Nena, tú no saldrás de esta cama hasta que estés totalmente perdida por mí —dice antes de cerrar la distancia entre nosotros y continuar con su trabajo.

***

El camino a casa de la hermana de Jayden fue un poco más largo de lo esperado, pero no me quejo, ya que lo hicimos entre una charla amena, besos robados y miradas cómplices. Jayden estaba radiante porque finalmente conocería parte de él. La más importante según me había contado al salir de casa, su familia.

Se le notaba que amaba a su hermanita y a su pequeña sobrina, solo al ver la adoración con la que habla de ellas. Los ojos se le iluminan y hace que resalten aún más, con un brillo dorado que hace latir mi corazón de manera frenética.

Aún no ha mencionado nada de sus padres, pero se le ve tan emocionado por esto que no lo quiero echar todo por tierra, tampoco deseo presionarlo más de la cuenta. Lo que más deseo es que se abra a mí porque él así lo quiere, no por obligación.

Hasta el momento me ha contado muchas locuras que hizo con su hermana, que se llama Lara, por cierto, en plena adolescencia. Como la primera vez que saltaron el muro de su patio para ir a un concierto. Ambos se llevan unos diez años, por lo que me ha contado Jay, pero su gusto musical es muy similar y esa noche tocaba en su ciudad un grupo que amaban.

Mientras contaba esa historia en concreto, no pude aguantarme la risa cuando llegó la parte de bajar el muro. Por lo visto era realmente difícil y ambos cayeron a un enorme charco, pero nada de eso empañó el momento tan feliz que los hermanos Harris compartieron.

—     ¿Por qué sonríes tanto? —pregunta Jay, haciéndome volver de manera precipitada a la Tierra.

—     Porque me alegra que compartas cosas de ti conmigo. Nunca lo haces —rápidamente noto cómo su mandíbula se va apretando con cada palabra que pronuncio. Mi mano sale disparada a ese lugar y dejo una leve caricia. No quiero que esté tenso, lo estábamos pasando realmente bien hasta el momento.

Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora