Katherine
Jayden acerca el coche a la entrada del restaurante Angelo's y el aparcacoches, vestido con el habitual chaleco rojo sobre una camisa blanca y zapatos y pantalón negros, se acerca al coche, abre la puerta del conductor en donde Jay le ofrece las llaves de mi pequeño. Jay llega rápidamente hasta mi puerta y la abre para mí antes de que yo misma llegue a hacerlo.
— Grazie mille. —Le sonrío mientras acepto la mano que me tiende, tira de ella con suavidad y me ayuda a salir del coche.
El restaurante es increíblemente elegante, es uno de los mejores de la ciudad, incluso gente de fuera viene aquí solo para probar los platos estrella del chef, categorizado como uno de los más brillantes e innovadores y premiado en numerosas ocasiones. Me extraña que Jay conozca este lugar. Ya he estado en un par de ocasiones, todas cenas de empresa, ya que mi apretada agenda no me permite demasiadas salidas. De modo que intuía que la cita sorpresa era algo inspirada y organizada por mi querida madre. Caigo justo en ese momento: ¡Claro! Por eso insistió tanto en que me llevara su chófer al trabajo.
El interior del restaurante es aún mejor que el exterior. El suelo está hecho de cemento, elegantes mesas negras forman un pequeño pasillo que recorre todo el lugar y están decoradas con manteles color vino y sobre ellos otro de color blanco. Pequeñas lamparitas negras, como si de farolas de otra época se tratase, penden de las paredes de ladrillo. Todo el lugar muestra un ambiente coqueto y bastante romántico o tal vez sea la compañía.
Jayden desliza mi silla para que pueda sentarme y, tras colocarme bien, él también se sienta. Parece un poco más relajado y eso me encanta.
Jayden
— Cuéntame un poco más de ti, Kate. Sabes mucho de mí y yo tan solo sé sobre ti algunas cosas, nada en comparación —le pido recordando el informe que tiene sobre mí y sabiendo que ha investigado por encima sobre mi vida.
— No sé qué decirte. No sé qué es lo que te interesa saber.
— De ti me interesa todo —admito seguro y sorprendiéndonos a los dos de paso. Kate me mira sonrojada y se humedece los labios, haciéndolos aún más apetitosos para mí.
— No sé si creerte —contesta con la voz pastosa y carraspea.
— Cree en mí —le pido sabiendo que no solo me refiero al tema que estamos hablando, sino que le pido que confíe en mí.
Como si percibiese la profundidad de mis palabras, el fondo que ocultan y lo que quiero expresar con ellas, mantiene mi mirada. Pasan los minutos con velocidad y solamente apartamos la mirada el uno del otro cuando llega el camarero para tomar nota de nuestro pedido.
— ¿Qué desean tomar?, o ¿prefieren tomarse más tiempo para decidir lo que desean? —pregunta burlón señalando la carta del menú que aún se encuentra a nuestra izquierda, sobre la mesa y sin abrir.
— No, no será necesario—se me adelanta Kate para contestar al camarero, quien aún se encuentra frente a nosotros, esperando pacientemente—. Quiero la ternera especial del chef. He escuchado que es la mejor del país —comenta Kate.
— Por supuesto, señorita —responde orgulloso el hombre mientras saca del bolsillo de su delantal negro una pequeña libreta y apunta en ella el pedido—. ¿Y usted, caballero? —pregunta amablemente dirigiéndose a mí.
Carraspeo nervioso.
— Mmh si. Eh, lo mismo que la señorita.
El camarero, al que le calculo cerca de unos cuarenta años y peina unas pequeñas canas en ambos laterales de su cabello, dándole un aspecto señorial, apunta mi pedido para luego marcharse por donde vino, indicándonos que la cena llegará enseguida. El restaurante estaba bastante lleno cuando Kate y yo llegamos, pero todo eso era nada en comparación con lo sobrecargado que está el local ahora. Sí que tiene que ser bueno este lugar para que tanta gente venga a comer aquí y haga cola a pesar del precio.
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Te necesito Saga Necesidad #1 #wattys2023
Romance• Ganador Romance spring awards 2017. Katherine Allen D' Luca Edwards de la famosa y rica saga familiar D'luca, a sus veintiséis años, no tiene novio ni proyectos de tenerlo, jamás se ha enamorado ni ha fantaseado con estarlo, su vida ha ido en tor...