Clyde

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Agarré una mesa tal y como dijo Cannibal y la puse de lado para cubrirnos de los puñales, cosa que funcionó porque escuchábamos como se iban clavando en la madera, y luego empezamos a correr por la estancia en busca de las escaleras.

- ¿No pensáreis que os voy a dejar escapar verdad?

De pronto el escritorio que sostenía se partió en multitud de astillas, Clyde había venido directamente hacia nosotros al ver que sus lanzamientos habían dejado de ser efectivos.

- Al final resulta que los que huís con el rabo entre las piernas sois vosotros.

- ¿Quién te ha dicho que estuviéramos huyendo?- le respondí.

Se quedó extrañado con mi respuesta y luego cayó en la cuenta de que Cannibal no estaba conmigo, ni lo había estado desde que me cubrí con la pesada mesa.

Un atronador estallido de cristales sonó al otro lado de la estancia y un fuerte viento empezó a disipar poco a poco el humo. Cannibal había destrozado un gran ventanal mientras yo distraía a Clyde y las fuertes corrientes de aire que se encontraban a la altura en la que estábamos se estaban llevando toda la humareda.

- Me habéis engañado.

Me reagrupé con mi acompañante.

- A ver ahora que puedes hacer sin tu humito de las narices.

Clyde hizo como que se ajustaba los guantes y luego extendió los brazos hacia los lados mientras se acercaba poco a poco hacia nosotros.

- No soy el tercer despertado más fuerte sólo por el humo.

- No lo dice en vano- me dijo Cannibal mientras empezaba a adoptar una posición de pelea.- Pero si trabajamos en equipo seremos capaces de sobrepasarlo.

- Quién me iba a decir a mí ayer mismo que iba a luchar codo con codo contigo.

- ¡Basta de cháchara!

Steam se abalanzó hacia nosotros y empezó a dar mandobles con una especie de bastón que sacó de su manga. Nosotros esquivábamos los golpes al unísono hasta que mi compañero se interpuso en uno de ellos y lo partió en dos de un mordisco.

- No te olvides que mi especialidad es una dentadura capaz de partir lo que sea- le dijo a Clyde, que tiró la mitad del bastón que se había quedado en la mano y levantó sus puños como si de un boxeador se tratase.

- Entonces tendré que dejarte sin dientes.

Un derechazo tumbó a Cannibal en un segundo, pero se levantó casi inmediatamente.

- Si eso es todo lo que tienes dudo que puedas hacerlo.

Empezamos a contraatacar. Tras un largo intercambio de puñetazos aproveché una apertura y agarré a Clyde por la cintura, Cannibal sacó ventaja del momento y le profirió un enorme mordisco en el hombro, arrancándole la piel y parte de la oscura gabardina al apartarse. El mordido entonces juntó las manos y me golpeó en la espalda para quitarme de encima suya, cosa que logró.

- ¡Desgraciados!

Hizo el ademán de abrir de nuevo la gabardina para expulsar otra cuantiosa cantidad de humo pero Cannibal reaccionó rápidamente y evitó que lo hiciera agarrándole por las solapas.

- Ni se te ocurra pensar que vas a poder hacer eso de nuevo.

Dio media vuelta y levantándolo por encima de su cabeza lo lanzó hacia mi posición, me preparé para la recibida y le golpeé de lleno en el estómago, lanzándolo hacia el techo.

Cayó al suelo y Cannibal empezó a apretarle con el pie la cabeza.

- ¡Espera, espera!¡Me rindo!- rogaba mientras levantaba los brazos en señal de derrota.

- Que te crees tú eso- respondió mientras empezaba a apretar más.

- ¡Para Cannibal!- me acerqué a él y lo aparté de encima.- Ha dicho que se rinde, no tenemos porque matarlo. Además nos puede ayudar a llegar hasta arriba.

- ¡Iluso!- se levantó de repente al haberse liberado de la presión y empezó a empujarme hacia el ventanal roto.- Por lo menos te llevaré conmigo a la tumba.

Choqué con algo en el suelo mientras me empujaba y aproveché para darle impulso con las piernas hacia la dirección a la que se dirigía, lanzándolo por el ventanal.

Escuchamos sus gritos mientras caía de una altura de dieciocho pisos hasta que finalmente desapareció de nuestra vista.

- ¿Estará muerto?

- No creo que ningún despertado pueda sobrevivir a una caída de tal altura- de pronto me soltó un puñetazo en la cara.- Y esto por haberme apartado de él cuando ya lo teníamos, podríais haber caído los dos.

- Es merecido- respondí mientras me llevaba la mano a la cara. Había sido demasiado confiado.

- Aquí todos tienen la orden de acabar contigo les da igual morir o no.

Nos dirigimos de una vez a la escalera y empezamos a subir hacia los laboratorios.

- ¿Quedarán muchos despertados en el edificio?- pregunté.

- No, pero los que nos encontremos serán más problemáticos que los de antes.

Zead (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora