Pasé estos días reflexionando sobre todo lo que había descubierto: mi padre; mi muerte; Zead... pero a todo eso le superaba el vacío de haberme separado de Aileen. No dejaba de pensar en sí la habrían conseguido tratar a tiempo o en si se encontraba bien. Cuando todo esto acabase la buscaría por toda la ciudad para reunirme de nuevo con ella, siempre y cuando saliera de una pieza de la guerra que estaba por empezar con la empresa de los despertados.
Seguí las indicaciones de la nota y me coloqué en la azotea de un edificio que se encontraba justo al lado de la carretera por la que debería pasar el furgón blindado, sólo tenía que esperar un poco para verlo aparecer. Ni siquiera había pensado en un plan para abordarlo, cuando lo distinguí (estaba pintado de negro y con una enorme Z roja en el techo) simplemente me dejé caer de la azotea y caí sobre este. Tan pronto como me puse encima dos grandes bultos salieron de la furgoneta y la partieron por la mitad en su parte de atrás, emergiendo de ahí un chamuscado pero igual de enorme Craig.
- ¡Tú!
- Te estaba esperando, Skull.
Me agarró con su manaza y empezó a apretar con fuerzas.
- ¡Es imposible, deberías de haber muerto en la explosión!
- Los únicos que cayeron en aquel entonces fueron aquellos dos insectos pelirrojos, a mi sólo me bronceó un poco la piel.
- ¡El único insecto que hay aquí eres tú!
Le pateé en la cara con la suerte de darle en uno de los ojos, me soltó y caí hacia atrás agarrándome por poco al furgón y evitando así caer, ya que este seguía en marcha a bastantes kilómetros por hora.
- Cuando acabe contigo iré en busca de aquella monada que te acompañaba para darme un buen festín con sus entrañas- se relamió la boca mientras decía aquello.
Con eso consiguió cabrearme, ya no solo había insultado a Reid y Roy sino que nombró a Aileen. La imagen de ella siendo devorada por aquella bestia llegó a mi mente.
Alcé mi brazo para intentar subirme de nuevo.
- No te van a quedar dientes para saborear nada cuando me vaya.
Sabía que era una mole de músculos de dos metros de altura y sabía que había sido capaz de sobrevivir a una maldita explosión, pero no pensaba largarme de allí sin acabar con algo tan nocivo para el mundo aunque en mi cabeza supiera que era casi imposible. No dejaría que mis dos amigos se hubieran sacrificado para nada.
Sentía como mi cuerpo ardía solo por la furia, me incorporé en el techo nuevamente y me abalancé a por él. Intentó agarrarme con sus brazos pero me agaché y pasé entre sus dos piernas, golpeando luego por detrás una de ellas justo tras la rodilla haciendo que esta se flexionara. Entre la velocidad a la que íbamos y la pérdida del equilibrio cayó del furgón y se estampó contra el asfáltico suelo agrietándolo en el acto.
Salté y caí a su lado.
- Veo que conoces tu lugar- le dije.
Este se levantó casi en el acto y furioso vino a por mí, evadía sus golpes como podía mientras los coches intentaban esquivarnos a nosotros que estábamos en plena contienda justo en medio de la carretera. Uno de ellos no tuvo tanta suerte y se empotró literalmente contra él, aunque no pareció hacerle mucho daño el automóvil por el contrario se quedó hecho añicos, lo levantó por encima de su cabeza y me lo lanzó. La reacción de mi cuerpo fue el apartarme pero caí en la cuenta de que dentro de este viajaba una familia, reuniendo fuerzas lo atrapé evitando que el golpe fuera demasiado brusco para los pasajeros que no hacían más que gritar. Lo solté en el suelo y todos salieron corriendo de allí sin mirar siquiera hacia atrás.
Me había descuidado con aquello y Craig me embistió con el brazo, lanzándome así a una gran distancia mientras iba chocando con coches y asfalto. Tras esto intenté recobrarme pero ya lo tenía encima antes de que pudiera hacerlo, me agarró y empezó a golpearme contra el suelo repetidas ocasiones, me estaba superando con creces.
En una de las veces que choqué contra la carretera conseguí atrapar un trozo puntiagudo de asfalto y se lo clavé en el brazo, su mano aflojó y pude soltarme, probablemente le habría dañado los tendones. Cogí impulso al caer y le propiné un cabezazo en el estómago, sentí como si acabara de chocarme contra una pared pero aquello le hizo retroceder unos cuantos pasos.
- ¿Eso es todo?
Me apartó de otro manotazo y salí disparado contra una farola, la cual cayó al suelo junto a mí. La agarré y la sacudí como un bate para estampársela en la cabeza a Craig consiguiendo que se tambaleara un poco por lo menos, pero la atrapó por el extremo contrario al que estaba sujeto yo y usándola me levantó del suelo.
- ¡Muere!
Me solté justo antes de que la farola se estrellara a una velocidad infernal contra el suelo y se hiciera pedazos, cayendo sobre los hombros de Craig, y agarrándome desde la mandíbula empecé a tirar de su cabeza con todas mis fuerzas, si algo me había quedado claro en la pelea contra Shona era que si le pasaba algo a nuestro cerebro daba igual que fueramos lo que fueramos, simplemente volveríamos a ser solo carne y huesos.
- ¡Bájate de ahí!- gritaba mientras daba bandazos con los brazos al aire intentando atraparme, pero era inútil.
Desesperado empezó a correr hacia un edificio para embestir la pared en un intento de echarme de sus hombros, pero igualmente no consiguió echarme de estos.
- ¡Para de una vez maldito gusano!
- Esto se acabó.
Me apoyé con los pies, reuní fuerzas y de un tirón conseguí de una vez arrancarle la cabeza, llevándome parte a su vez de la columna vertebral. El cuerpo descabezado de Craig cayó al suelo estrepitosamente y fue degenerándose poco a poco para conseguir de nuevo el esmirriado tamaño que tenía al principio.
Lancé su cabeza sin miramientos al suelo junto a su otra parte, ni siquiera sentí remordimientos por haberlo matado. Al salir de nuevo al exterior me di cuenta del gran destrozo que habíamos hecho los dos en un momento y me percaté de la cantidad de espectadores que habíamos tenido, a partir de ahora los despertados no volveríamos a ser ningún secreto. Imaginaba que a Zead no le haría mucha gracia aquello, aparte de haber derrotado a aquella bestia que tenían bajo su mando.
Un ruido a mis espaldas me alertó y me giré rápidamente, una figura encapuchada estaba de cuclillas junto al inerte Craig.
- Vaya vaya a eso lo llamo yo perder la cabeza.
Aquella voz me resultaba asquerosamente familiar, el encapuchado se levantó y mientras se acercaba a mí paso a paso me reveló su rostro. Cannibal me sonreía mientras parte de su cerebro palpitaba al aire.
- Hola de nuevo, Skull.
ESTÁS LEYENDO
Zead (reescribiendo)
AléatoireThomas Black, un chico de 17 años que misteriosamente vuelve a la vida, sin memorias de sí mismo más que su nombre. Sabiendo el rechazo que sufriría de la sociedad por su aspecto y su naturaleza decide esconderse de esta hasta que poco a poco va inm...