No tardé mucho en dar con el origen: tres chavales, ataviados con capuchas y con pintas de maleantes, iban andando bajo la lluvia por uno de los callejones mientras reían y hablaban. Pude observar como sus ropas estaban parcialmente llenas de sangre.
Me acerqué sigilosamente a ellos y agudicé el oído para escuchar lo que decían.
- Da gusto venir a pasear por estos lados de vez en cuando eh- decía uno de ellos.
- Si, no viene mal desahogarse con algunos gusanos de vez en cuando. Aunque Brodie se ha llevado la mejor parte eh, es el que más ha repartido.
- Olvidaos ya de eso- contestó el tal Brodie, era el que tenía más cara de delincuente y probablemente el cabecilla de los tres-. Llegamos tarde a nuestra cita en Massacred, Cannibal no va a estar nada contento y ya sabéis lo que hace cuando algo le desagrada.
Los otros dos palidecieron un poco al oír eso, empezaron a andar más deprisa y yo ya no podía soportar más ver como los asesinos de Errol andaban tan tranquilamente después de la brutal paliza que le habían dado. Los adelanté por un callejón contiguo y me planté en medio, esperándolos de frente.
A medida que se acercaban repararon en mi presencia pero lejos de intimidarlos empezaron a mofarse de mis pintas desde que me vieron, por lo menos los dos compañeros de Brodie. A él en cambio se le veía nervioso, pero más que por mí intuía que sería por la cita que había mencionado antes.
- Eh, ¿de qué circo te has escapado?- me dijo uno de ellos. Ahora que los tenía a dos pasos me di cuenta de que me sacaban por lo menos una cabeza de altura.
- Dejadlo en paz- dijo Brodie-. No podemos perder más el tiempo o vamos a enfadar de verdad a Cannibal.
Dicho esto pasó al lado mía, empujándome con el hombro para echarme hacia un lado. Los otros dos lo siguieron.
- Vosotros no vais a ninguna parte- dije en voz alta.
Los tres se detuvieron en seco y se giraron para mirarme.
- ¿Has dicho algo?
- Sí- contesté-. He dicho que tengo ganas de desahogarme con algunos gusanos.
Me estaba envalentonando mucho sin saber si iba a poder con ellos pero la ira me cegaba, Brodie se acercó a mí y me agarró la cabeza con su enorme mano.
- Ibas a librarte porque hoy tengo algo de prisa, pero si tantas ganas tienes de morir quien soy yo para quitártelas.
- ¡Ahí está el apretón de hierro de Brodie!- dijo uno de los secuaces entusiasmado.
Sentía como cada vez iba apretando más la mano pero yo extrañamente no llegaba a sentir dolor alguno, sería otro efecto secundario de volver de entre los muertos. Levanté la mirada y le miré a los ojos, observé su cara de extrañeza pensando en porqué por lo menos no le gritaba que parase.
- ¿Eso es todo?
Le agarré el brazo y empecé a apretar con fuerza, me soltó a los pocos segundos y empezó a doblegarse, arrodillándose intentando aguantar el dolor. Yo sin embargo no paré hasta escuchar un "crack", signo de que le había partido el hueso.
Gritó de dolor y cayó al suelo, revolviéndose sobre sí mismo mientras aguantaba el brazo roto. No iba a poder hacer más "apretones de hierro" en una buena temporada.
- ¿A qué esperáis idiotas?- le dijo a sus amigos-. ¡Cargáoslo!
Los otros dos, que se habían quedado en blanco al ver la escena, reaccionaron al grito de Brodie y se abalanzaron sobre mí.
Uno me agarró por la espalda y el otro aprovechó para usarme de saco de boxeo, dándome puñetazos sin ton ni son, aunque por muchos que me diese yo seguía sin notar nada. Pateé al que me estaba golpeando por delante haciendo que retrocediera y le di un cabezazo al que me aguantaba, aprovechando ese momento en que aflojó el agarre para cogerlo por un brazo y lanzarlo hacia delante, bastante más lejos de lo que esperaba.
Entonces escuché una voz detrás mía, perteneciente a Brodie. Me giré y de pronto lo vi todo negro, acababa de lanzarme algo a los ojos cegándome temporalmente.
Sentí como algo atravesaba mi pecho, caí al suelo y empezaron a lloverme golpes de todos lados.
- ¡Oye, que este no se muere!- escuché decir.
- ¿Qué hacemos?
- Vámonos ya- dijo Brodie-. De todos modos la ceguera le va a durar un rato más, y con la paliza que le hemos dado no creo que le quede mucho.
Uno de ellos me escupió y se fueron corriendo de allí, desde luego se notaba por su modus operandi que eran maleantes.
Poco a poco fui recuperando la vista, me apoyé en una pared para levantarme y toqué mi pecho. Efectivamente tenía algo clavado, lo agarré y conseguí sacarlo sin dificultades: era un puñal. Aquello probablemente me había atravesado el corazón pero sin embargo me encontraba como siempre, aunque el agujero que había hecho el cuchillo seguía ahí. ¿Es que no podía morir con nada o simplemente necesitaba algo más que eso? Todavía había muchas incógnitas sin resolver sobre mi cuerpo pero no era el momento para ponerme a darle vueltas a la cabeza, no pensaba dejar que aquellos tres se libraran tan fácilmente.
Recordé que habían estado hablando de una cita en Massacred con un tal Cannibal, no sabía que lugar era pero teniendo en cuenta que es un sitio al que iría gente de esa calaña sólo tenía que encontrarme con alguien igual que ellos para descubrirlo.
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Zead (reescribiendo)
RandomThomas Black, un chico de 17 años que misteriosamente vuelve a la vida, sin memorias de sí mismo más que su nombre. Sabiendo el rechazo que sufriría de la sociedad por su aspecto y su naturaleza decide esconderse de esta hasta que poco a poco va inm...