Poder

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Una nueva explosión hizo que Kendrik se centrara en mis dos amigos olvidándose de mí.

- ¡Reid!¡Pensaba haberte matado ya dos veces!

- ¡Y yo que no podías ser más feo!- le respondió este.

Un muro de carne se dirigió hacia ellos y cayó a escasa distancia de la moto en la que iban.

- ¡Angus y tú fuisteis idiotas al oponeros al proyecto despertar!¡Mira el poder que hemos logrado crear con sólo una dosis!¡Soy como un dios!

- ¡Más que un dios pareces un monstruo deforme!

Más trozos de carne salían volando hasta la moto y más proyectiles explotaban en el empresario mientras discutían.

Llegué hasta él y fui saltando sobre su cuerpo cada vez más arriba sin que me notara hasta que por fin alcancé la cabeza.

- Esto es por mi padre- le dije cuando sus enormes ojos por fin repararon en mí.

Agarré el poste telefónico y lanzándoselo como una lanza le atravesó la cabeza, que estalló en grandes porciones de carne. El gigantesco cuerpo cayó hacia atrás y levantó una gran nube de polvo y escombros al tocar suelo.

Reid y Roy se acercaron hacia mi posición.

- ¿Se ha acabado?- preguntó Roy.

La carne que se había desperdigado empezó a juntarse en el punto donde antes había tenido la cabeza y empezaron a formar una nueva.

- Algo me dice que no- dijo Reid.

- Pero es imposible... le he atravesado el cerebro. ¿Entonces significa que no hay ninguna forma de matarlo?

Una risa malévola brotó de la pequeña porción de cabeza que ya se había formado.

- Iluso, ¿quién dice que tuviera ahí mi cerebro? Soy capaz de mover mi interior a libre voluntad, y en un cuerpo tan grande como el mío te será imposible encontrarlo por mucho que te esfuerces.

Los tres palidecimos con aquella revelación.

- ¿Qué hacemos entonces ahora?- pregunté.

- Nosotros nos hemos quedado sin munición y no podremos hacer mucho más- dijo Reid-. Pero piensa una cosa, por lo menos sabemos que es posible matarlo.

- Sí pero... ¿cómo demonios encuentro el cerebro dentro de eso? Ni siquiera soy capaz de hacerle más de unos rasguños en el exterior.

Tras formarse de nuevo la cabeza el cuerpo volvió a moverse y empezó a atacarnos como antes.

- Iros, ya se me ocurrirá algo.

- ¡Ten cuidado!- gritaron los dos mientras se alejaban.

Había dicho eso pero de verdad que tenía la mente en blanco. Un enemigo gigante y fuerte, capaz de regenerarse y de mover su único punto débil a donde le de la gana... no me lo podía poner más difícil.

Sin embargo, no podía rendirme. Seguí golpeándole aún a sabiendas de que era inútil, ya que no conseguía hacerle más que heridas superficiales. Me golpeaba y me mandaba lejos, dejando que me acercara otra vez para reírse de mí.

- Bueno, ya está bien de esta farsa de combate- dijo-. Voy a devolverte de una vez al lugar del que no te tuviste que ir.

Un enorme muro de carne se volvió a dirigir hacia mí para aplastarme, todo había acabado.

- Thomas, puedes hacer más que esto.

- ¿Quién ha dicho eso?

De pronto todo a mi alrededor se hizo oscuro, no veía nada.

- Soy yo, ¿es que no me ves?

Ante mí se presentó el hombre que me abrazaba entre llantos segundos antes de la explosión que acabó con mi vida, tenía frente a mí a mi padre, a Angus Black.

- I-imposible, ¿cómo has...?

- Tranquilo, solo soy un producto de tu mente, realmente no estoy aquí.

No entendía muy bien lo que quería decir, y tampoco lo que estaba pasando.

- El hecho de que me manifieste aquí solo significa que va a pasar algo en tu cuerpo.

- ¿Que va a pasar algo?¿Algo como qué?

- Me refiero a algo que puede ser la clave para derrotar al monstruo que tienes ante ti.

Callé durante un breve momento mientras asimilaba todo.

- ¿Tengo algo como eso?

- Sí y no, lo has tenido desde que despertaste en el cementerio pero en tu mano está el poder usarlo o no.

- No sé a que te puedes referir -estaba totalmente perdido.

- Solo piénsalo, todos los despertados a los que te has enfrentado tenían particularidades únicas: una dentadura capaz de partir el metal, el  poder de manipular el pelo y las uñas a voluntad, fortalecer el cuerpo y convertirlo en un tanque de carne, producir humo por los poros de la piel y afilar como espadas los miembros del cuerpo.

- Con eso quieres decir que yo también soy capaz de hacer algo así.

- Exacto, pero tu particularidad es algo distinta a las que te he nombrado. Es la más poderosa de todas, pero a la vez conlleva un gran peligro para ti, para tu difunto cuerpo. Sólo podrás usarla un minuto y luego...

- Y luego moriré.

- Así es, tu cuerpo no podrá soportarlo. ¿Aún así piensas renegar de esta nueva oportunidad de vivir?

- Si no lo hago toda la ciudad quedará destruida, y junto a ella algunas personas que me importan.

El reflejo de mi padre emitió una sonrisa.

- Se nota que llevas la sangre de los Black- dijo-. Muy bien, pues lo que sólo tú puedes hacer es...

El muro de carne terminó de caer y reventó el suelo. Kendrik empezó a reír de nuevo.

- ¡Ya nada intentará oponérseme!¡Ahora todo me pertenece a mí y solo a mí!¡Me convertiré en el nuevo dios!

- No cantes victoria tan pronto "dios" de pacotilla.

Kendrik enmudeció al verme intacto.

- ¿Cómo has llegado hasta ahí? Estabas justo debajo mía.

Yo también estaba tan sorprendido como él, desde que la visión de mi padre acabó lo percibía todo de una forma distinta. Miré mi cuerpo y vi como miles de grietas lo recubrían de los pies a la cabeza, también expulsaba una especie de humo blanco, cada célula que me componía como ser estaba rugiendo y dándolo todo.

- Este es mi poder- dije-. El poder de romper el límite del cuerpo humano.

Zead (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora