Polvo

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Di un paso al frente y me situé delante de aquella masa en milésimas de segundo, y de un solo golpe hice que saliera despedida hacia atrás. Mi fuerza y velocidad habían aumentado en unas escalas titánicas, pero sin embargo con cada cosa que realizaba las grietas se agrandaban y pequeños trocitos de mí se rompían. Solo tenía un minuto para acabar con aquello, pero me bastaba con eso. Estaba decidido a terminar por fin de una vez por todas.

- E-es imposible- decía Kendrik.- No puedes tener tanto poder.

- Tú mismo lo estás viendo- le respondí-. Tu final está próximo Kendrik.

Empecé a caminar hacia él.

- ¡Aaargh!- gritó.

Cientos de muros de carne se dirigieron hacia mí y sin embargo ninguno consiguió alcanzarme.

- ¿¡Por qué!?¿¡Por qué no soy capaz de darte!?

- Eso es cosa tuya, yo apenas me he movido. ¿O es que no lo notas?

- ¿El que debería de notar?

- El miedo que emana de cada parte de tu cuerpo.

- ¿Yo?- rió-. ¿Miedo de ti?¡Soy alguien que ha trascendido a la humanidad no le tengo miedo a nada!

Siguió atacándome pero era inútil, por mucho que lo negara era incapaz de tocarme, ni siquiera me estaba apuntando. Notaba que mi fuerza superaba a la suya con creces, y que su final estaba próximo.

- No tienes nada más que hacer Kendrik.

De un salto lo atravesé por el pecho y me puse a su espalda, era demasiado rápido incluso para él ya que tardo unos segundos en reaccionar y otros en encontrarme.

- ¡I-imposible!

Volví a hacerlo atravesándole esta vez el hombro izquierdo, ahora era como atravesar una tela con una aguja.

- Sé lo que intentas- dijo él cuando me encontró de nuevo-, estás buscando mi cerebro ¿verdad? Pero es inútil, aunque puedas atravesarme solo tengo que ir moviéndolo y jamás lo encontrarás. Tu cuerpo se hará pedazos antes.

- Pues entonces solo tengo que atravesar cada centímetro hasta que de con él. ¡Estate atento Kendrik porque la próxima vez que me veas será tu fin!

- Nngh ¡No!

Empecé a atravesarlo de un lado a otro una y otra vez, cada vez más rápido que la anterior, sin dejar ningún palmo por cubrir, casi ni me daba tiempo a tocar el suelo antes de salir lanzado otra vez. Mi cuerpo se despedazaba de igual manera con cada salto.

- ¡NO!¡PARA!- lo escuchaba gritar.

Y al fin, tras un centenar de saltos, di con él. Lo agarré y caí al otro lado  sosteniéndolo entre los brazos.

- ¡No puede ser!

- Te dije que la próxima vez que me vieras se acabó.

- ¡Maldito seas Black!¡Maldito seáis tu y tu padre!¡Maldita sea la sangre de los Black!

- Sí, es una lástima que esa sangre se vaya al infierno contigo- dije.

Tiré el cerebro al suelo y lo aplasté de un pisotón, la masa gigante de carne que tenía frente a mí empezó a descomponerse mientras se lamentaba de sí misma y acabó volviéndose un charco de grasa encima de los escombros. Al fin todo había acabado.

Mi cuerpo iba por el mismo camino, estaba a punto de caer al suelo cuando alguien me abrazó para impedir que cayera. Aileen había venido corriendo al ver que había derrotado a Kendrik.

- ¡Thomas!- estaba llorando.

- Lo siento Aileen pero parece que hasta aquí llego yo.

- No puedes dejarme sola, ¿qué hago yo sin ti?

- Busca a Reid y a Roy y vete con ellos, seguro que te tratan como si fueras de la familia.

- Pero yo con quien quiero estar es contigo.

Las lágrimas llenaban su rostro.

- Lo siento, ojalá nos hubieramos conocido en otras circunstancias. Estoy seguro de que habríamos sido muy felices los dos juntos.

- T-thomas, por favor n-no- no podía ya ni hablar.

- Gracias por estar a mi lado hasta ahora Aileen. No te olvidaré nunca.

Y finalmente, tras vengar a mi padre, salvar la ciudad y despedirme de Aileen, mi cuerpo se derrumbó y se transformó en polvo, quedando atrás solo el obsequio que en su día me otorgó Errol.

Zead (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora