Zead (reescribiendo)

Cima

Tenía que darme prisa, con cada paso que daba sentía como mis tripas iban escurriéndose cada vez más por el profundo corte de mi estómago, buscaba en todos los lugares que encontraba pero para mi desgracia no había signos de que hubiera ningún botiquín o vendas por ningún lado.

Me apoyé en una mesa mientras intentaba recolocarme y vi algo que podría ayudarme a salir del apuro.

- A grandes problemas medidas desesperadas.

Agarré una grapadora y empecé a graparme poco a poco la herida, hasta que finalmente quedó medio cerrada. No era una solución definitiva pero esperaba que aguantase hasta que cumpliera lo que había venido a hacer aquí.

Ese maldito de Sharp si que estuvo a punto de acabar conmigo, y pensando en él recordé como su cuerpo se había movido en el suelo tras el disparo. ¿Seguiría con "vida"?

Emprendí de vuelta mi subida a la última planta, a diferencia de antes ahora reinaba un completo silencio. Ya no se escuchaban los pasos y gritos molestos de los guardias ni había ningún chalado más que viniera buscándome para arrancarme la cabeza. Sólo me quedaba subir y subir... hasta que por fin llegué al final del camino, una inmensa puerta doble con grandes decorados barnizados en oro se encontraba frente a mí.

Me acerqué a ella y a medida que lo hacía vinieron a mi mente todas las personas que había conocido desde mi despertar hasta ahora: Errol, Cannibal, Roy, Reid... y sobre todo Aileen. Me preguntaba si se habría recuperado del golpe que le ocasionó Craig y si se encontraría bien allá donde estuviese. Tal vez después de acabar aquí mis asuntos la buscara, aunque fuera para llevarme una buena bronca.

Aunque ahora no era momento de pensar en eso, empecé a empujar la puerta. Era el momento de descubrir  la verdad tras mi muerte y la de mi padre, y acabar de una vez con aquella macabra empresa.