- ¡Thomas!- dijo exaltado Roy al aparecer corriendo en la estancia.- ¡Mi padre te llama, ha terminado de analizar tu sangre!
Aileen medio abrió los ojos con sus gritos, me levanté y apoyándola cuidadosamente en el sofá me acerqué deprisa a la habitación donde se encontraba Reid debido al tono de urgencia de su hijo. Nada más entrar se me quedó mirando como si estuviera en trance.
- ¿Qué habéis descubierto?- pregunté.
- Yo... no me explico cómo...- dijo Reid con la mirada perdida.
- ¿Qué es lo que pasa?
- ¿Te... te importaría quitarte la máscara?
No sabía a qué venía eso ahora pero algo me decía que tenía que ver con lo que había descubierto.
- ¿Por algún motivo en especial? La verdad es que no me siento cómodo con mi cara al descubierto.
- Por favor- dijo él en tono de súplica.
No podía decirle que no si me lo pedía de aquel modo, aunque titubeé unos cuantos segundos terminé por llevarme las manos a la cabeza y quitarme por primera vez desde que Errol me la regaló aquella máscara. Por lo menos tenía suerte de que Aileen se hubiera quedado en el otro cuarto.
Al contemplar mi rostro una lágrima surcó el rostro de Reid.
- ¿Papá, qué te pasa?- le dijo Roy preocupado al ver a su padre tan impactado.
- Eres tú, Thomas... Thomas Black.
Se levantó de la silla en la que se encontraba y se acercó a mí para darme un abrazo mientras más lágrimas caían por su rostro.
- Sí, ese es mi apellido, ¿cómo lo sabes?
Me puso las manos en mis hombros y miró fijamente a mis rojizos ojos.
- ¿No te acuerdas de mí?¿De tu tío Reid?
Lo miré fijamente, ¿a qué se refería con lo de tío Reid?
Empecé a sentir punzadas en la cabeza y todo empezó a dar vueltas, imágenes que hasta ahora no había visto nunca empezaron a llegar a mi memoria, como si acabara de activar un mecanismo y los engranajes empezaran a dar vueltas.
De pronto me vi de niño, siendo llevado de la mano por alguien a quien no conseguía ver la cara a través de un pasillo blanco. Ese alguien señalaba a una persona al fondo del corredor y yo iba feliz en su búsqueda, saltando y todo hacia él cuando alcanzaba mi destino. Para mi sorpresa no era otro que Reid ataviado con una bata blanca, y con una cara despejada de quemaduras. Cuando me quitaba de encima suya sacaba una piruleta de uno de sus bolsillos y me la ofrecía con una sonrisa en la cara, luego me pasaba la mano por la cabeza despeinándome en el acto. Sentía como que siempre hacía lo mismo aunque no me molestaba en absoluto, todo lo contrario.
Volví en mí, me encontraba de nuevo en la habitación junto a Reid y su hijo.
- Lo recuerdo- dije.- Cuando acompañaba a mi padre al trabajo siempre me dabas una piruleta cuando decía que de mayor quería ser científico como vosotros.
- Sí, así es- aunque seguía llorando su cara mostraba también una gran sonrisa.- Me llamabas tío Reid y siempre me estabas preguntando cosas sobre nuestra investigación, aunque tu padre, Angus, me echaba una reprimenda si conseguías sacarme algo.
- Mi padre... ¿se llamaba Angus? No consigo visualizar su rostro.
- Así es, se llamaba Angus, Angus Black. Era una gran persona y tenía un intelecto muy superior a la media. Nunca he conocido a alguien tan listo como él, sin su ayuda nunca hubiéramos podido avanzar tanto en la investigación sobre los despertados, pero él logró lo imposible: traer de regreso del más allá a un ser vivo.
Sorprendido era poco para describir como me encontraba, si lo que había dicho era cierto eso significaba que tanto él como mi padre habían trabajado para crear a... monstruos como yo. Habían trabajado para Zead.
- ¿Por qué?- pregunté con la mirada perdida en el suelo, no sabía como sentirme.
Reid se extrañó con aquella pregunta.
- ¿Por qué qué?
- ¿¡Por qué trabajaríais mi padre y tú para crear una aberración como yo que se alimenta de carne humana!?
- Esa... esa no era nuestra intención en absoluto. Nosotros dos sólo estábamos en busca de un hito científico, sólo queríamos probar que se podía volver del más allá, algo que hasta ahora sólo se había imaginado en historias ficticias. Pero cuando lo conseguimos nos dimos cuenta de que aquello conllevaba unos efectos secundarios no muy agradables, el cuerpo humano sufre una mutación al pasar de el estado inerte que es la muerte a la vida. Es como si desbloqueáramos algo que por naturaleza tenemos oculto en nuestro cerebro.
- ¡Y aún así seguísteis con aquel horrible experimento!
- Es verdad que continuamos un tiempo para intentar conseguir una resurrección completa sin ninguna clase de efectos, pero al darnos cuenta de que aquello era imposible renunciamos de nuestros cargos de investigador jefe e imploramos al presidente que cesara el experimento, aunque él lejos de ver algo horrendo vio un negocio y... empezó a usar a los "despertados" como su propio ejército personal, un ejército de muertos.
- No puede ser.
- Lo es, y para evitar que ese secreto saliera a la luz intentaron eliminarnos a Angus y a mí.
Levanté la mirada asustado, me estaba temiendo lo que venía ahora.
- Nos citaron en la base de Zead para negociar un acuerdo y nos presentamos allí, para mi sorpresa Angus te trajo con él ese día. Nos llevaron a una parte del laboratorio e hicieron detonar un explosivo para que se pensara que aquello había sido un fallo nuestro durante uno de los experimentos, y así lo trató la prensa y las fuerzas policiales. Yo conseguí escapar a duras penas- se llevó la mano a las quemaduras de su cara.- y me oculté para que pensaran que había muerto, pero tú y tu padre... fallecisteis ese día.
Ahí estaba, acababa de descubrir por fin como había muerto, y también el destino de mi familia. Mi progenitor habría creado algo horrendo pero si lo que me acababa de contar Reid era verdad no se merecía ese final.
- Thomas- Reid me puso la mano en el hombro y miró fijamente a mi horrible cara.- Sé que lo que hicimos tu padre y yo no tiene perdón alguno, ni siquiera debimos tener el pensamiento de enfrentarnos a las leyes de la naturaleza. Pero quiero que comprendas que no podemos permitir que esto se siga llevando a cabo, debemos enfrentarnos a Zead con todo lo que tengamos, y tú eres ahora mismo nuestra mejor baza.
Mi cabeza aún estaba procesando toda la información que me acababa de llegar de golpe, pero una cosa estaba clara. Agarré de nuevo la máscara y me la puse.
- Terminaré lo que mi padre empezó- le dije a Reid.- Así me cueste morir por segunda vez.
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Zead (reescribiendo)
RandomThomas Black, un chico de 17 años que misteriosamente vuelve a la vida, sin memorias de sí mismo más que su nombre. Sabiendo el rechazo que sufriría de la sociedad por su aspecto y su naturaleza decide esconderse de esta hasta que poco a poco va inm...