2° Tattoos

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— ¡Ah! Demonios.
Estupido Heechul tenía razón. Un tatuaje duele, muchisimo.

— Sostenlo. — El atractivo chico de cabello plata le da indicaciones a Heechul.

— JongHoon, Tranquilo o saldrá mal. — Intenta tranquilizarme, pero no puedo dejar de moverme como babosa en un puño de sal. Respiro hondo, me armo de valor y me quedo quieto.

— Está bien.

La aguja del tatuaje me encarna, duele y llevamos más de treinta minutos aquí.

— Listo. — Me indica Kwon Jiyong, el rescatista de la caída, el chico que se follo mil veces a Ryeowook antes de que éste lo dejara por un chico más grande.
Ja! Ese Wook es una caja de sorpresas.

Me incorporo en la silla. El celular de mi amigo comienza a sonar como loco antes de que logre preguntarle cómo quedó.

— Te espero afuera.
Asiento con dificultad. Me levanto para ver mi costado izquierdo en el espejo.
Sí, justo lo que quería.
Se ve… ¡Divino!

— Te quedó fantástico. Muchas gracias.

Jiyong me sonríe, este tipo está muy guapo. Ahora entiendo a Ryeowook.
Tiene ese estilo rebelde, sin compromisos serios, con una sonrisa encantadora y esos tatuajes… Antes me no me agradaba por eso. ¿Qué me  está pasando?

Tomo mi cartera y le extiendo el dinero suficiente, sin embargo él me detiene de darle el dinero.

— No lo hagas.— Lo miro extrañado. Me quedo en blanco cuando se levanta y me mira de arriba hacia abajo, se muerde el labio inferior y luego se pasa una mano por su brillante cabello plateado.

— Pero… — Me quedo sin palabras cuando me toma la mano y la cierra en un puño, devolviendome el dinero.

— ¿Tienes planes este sábado?
Su pregunta me deja estático unos instantes, sonrío de lado, travieso y acepto acercarme hasta él.

— Ninguno.

— Vamos a tomar algo. — Guiña un ojo que me hace sonreír de la forma más coqueta que puedo. Me acaricia el cabello con sus dedos, baja hasta mi mandíbula y se detiene en mi cuello, mirándolo con los labios entreabiertos.

— Claro. — Acepto tranquilo, fingiendo que su mirada no causa nada en mi.

°•°•°•°•°

Mi corazón no late con fuerza, y aunque Yunho no logra hacerme sonrojar, me siento cómodo con él.

Sólo es como un buen amigo.

Lo conocí en una conferencia de la universidad un mes atrás, me había llamado la atención por su forma de ser, a diferencia de otros, él es muy tímido algunas veces, me enterneció mucho su actitud, lindo y todo un caballero.
Creo que se volvió maña mía fijarme en hombres más grandes. Debe tener un año más de edad que el innombrable… En fin, él, este chico que me observa con esos ojitos oscuros y una sonrisa radiante entre dos coloradas y tiernas mejillas, con traje azul marino, tan formal, tan propio, ese chico, es mi presente.

— ¿Es para mí? — Pregunto sorprendido cuando saca de su auto una bolsa de regalo con un gran moño rojo.

— Sí, escuché por ahí que pasaste un examen perfecto hace poco y… Quise arriesgarme.— Sonrío ampliamente, emocionado por saber lo que es.— Ábrelo.

Sin  pensarlo dos veces, abro la bolsa y saco una tortuguita de peluche. Es realmente tierna. Aunque aún hay algo dentro, la tortuga no podía llenar la bolsa.
Sobre lo que “escuchó” del examen, seguramente fue Donghae quien se lo contó, Eunhyuk y Yunho compartían la misma carrera, mas no las clases, obviamente. Así que había una conexión, Donghae visitaba a Eunhyuk y le daba un par de datos sobre mí al guapo abogado que estira sus brazos para que lo abrace.

SOMOS - (KyuSung) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora