Capítulo 9

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Pov Lucy

Me encontraba en la cueva del acantilado, que es la ruta de escape que no fue utilizada por la bruja.

Caminando muy apenas siendo iluminada por unas llamas azules que había hecho la bruja caminaba por un estrecho y angosto pasadizo.

Según tengo entendido, este pasadizo me conduciría al pie del acantilado, comenzando un nuevo recorrido de nuevo por el bosque o bueno, eso es lo que he escuchado decir a la bruja, lo que alcance a escucharla, pues este pasadizo es tan pequeño que el frio que sentía antes en el claro, lo vuelo a sentir, solo que más intenso que antes.

Ahora temblando por la falta de sol, según yo, me dirigía a paso lento a encontrar la salida que está bastante lejos de donde estoy.

En estar en este tipo de lugares hace que pierda la noción del tiempo, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?, ¿Qué día es hoy?, ¿Cuál fue la última palabra que le escuche decir a la bruja? No lo recuerdo, el frio aumenta, comienzo a temblar más que antes, comienzo a hiperventilar, necesito aire, me asfixio, no soporto esto.

Sin darme cuenta, comienzo a correr para encontrar la salida lo más pronto posible antes de que me desmaye.

- Oye, ¿Qué te pasa? – Se queja la bruja.

Escucho la voz de la bruja a lo lejos mientras me concentro en seguir corriendo siendo guiada por las luces de la bruja.

Corro, corro, corro, corro cada vez más, siendo las luces lo único que encuentro a mi alrededor.

De pronto siento que me duelen las piernas, seguramente por el frio que hasta ahora he estado sintiendo, pero a este punto mientras corro, lo único que siento además de frio es dolor, un dolor intenso en las piernas, seguramente por forzarlas a correr con tanto frio que siento.

A lo lejos, a la distancia, comienzo a distinguir una luz, la luz del sol, sino me equivoco, corro lo más que puedo, con las ultimas fuerzas que me quedan para alcanzar aquella luz que sería mi salvación de este martirio.

Cegándome por un momento, fue que cerré mis ojos, para luego detenerme, lentamente abro los ojos, tratando de acostumbrarme a la luz, cuando finalmente me he acostumbrado a esta lo suficiente para no cegarme, miro a mi alrededor.

No era de día como yo esperaba, era de noche, la luz de la luna era la que yo veía como mi salvación de esa cueva, como lo dijo la bruja, me encontraba en el bosque, frente a mí, podía ver frondosos pinos de distintos tamaños, miro al cielo, las estrellas con su tenue luz podía ser un lindo espectáculo que podía disfrutar en el pasado, cuando ahora solo les pido volver a casa.

La luna, siendo tan majestuosa y tan bella, me ofrecía su luz como una especie de consuelo.

- Así que... ¿Querías salir de la cueva simplemente para ver la luna? – Escuche decir molesta la bruja

- No soportaba estar en ese lugar tan angosto, necesitaba aire

- ¿Aire? La cueva tenia aire suficiente para ti

- ¿Cómo querías que continuara tranquilamente cuando tengo mucho frio? – Decía volviendo a temblar

- No me vengas que tienes frio cuando ambas sabemos que no es cierto

- ¿Qué no es cierto? Siento como este frio me estuviera quemando por dentro, no lo soporto y lo peor de todo es que no sé porque me siento así

- Pues no te desquites conmigo porque yo tampoco lo se

- Lo sé, que fastidio

Las Crónicas de Narnia: El tormento de la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora