A day in the life of Bill Skarsgård

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"Apareces de forma gradual,
ha pasado bastante tiempo que no escucho nada de ti,
debería simplemente decirte que te fueras,
porque exactamente a dónde conduce esto,
pero nos miró dar vueltas y vueltas cada vez.

tienes esa mirada soñadora de James Dean,

Tienes el pelo largo engominado hacia atrás,
la camiseta blanca,

Llévame a casa..."



Su rutina había comenzado de la mejor manera, a excepción de que todos los días la alarma sonaba exactamente a las 5 a.m., algunas veces solía ser algo molesto para su cabeza y oídos pero ni siquiera ese tipo de detalles iba a arruinarle su actitud positiva y relajada. Había dormido lo suficiente por lo que nada ni nadie le iba a cambiar ese buen humor que bañaba su cuerpo.

Estiro sus brazos, su cuello y espalda haciendo crujir sus huesos; aquel sonido fue como apio mascado, lo que provoco que el sonido retumbara entre las cuatro paredes que rodeaban la habitación que compartía con su novia, amaba sentirse en casa y más cuando lo acompañaba la mujer que más amaba.

Dio una mirada a su lado derecho de la cama; ella estaba tendida, cubierta por una suave y blanca sabana que arropaba su cuerpo, no estaba desnuda, usaba un pijama ligero debido al clima caluroso y tan característico de la temporada veraniega. El por su parte, usaba solamente un pantalón de tela delgada, sus brazos y torso estaba al descubierto, su piel blanca relucía al igual que la de su novia.

Anoche se había tomado una ducha antes de dormir por lo que al levantarse de la comodidad de su colchón no haría nada más que vestirse con la ropa que descansaba sobre un pequeño sofá cerca de su armario; una camisa informal negra de cuello redondo, pantalones ajustados de color oscuro, zapatos negros recién limpiados y una sudadera ligera por si en algún momento fuera a necesitarla.

Una vez listo tomo sus cosas, se acercó a Alida Morberg, su chica para dejar un suave beso en su cabeza y otro sobre sus labios ligeramente abiertos para después salir de la habitación para dejar que ella continuara durmiendo plácidamente.

Bajo las escaleras y camino hasta la cocina, abrió el refrigerador para sacar de este la leche, saco un termo, preparo la cafetera y la encendió; abrió la alacena y saco un paquete de galletas con chispas de chocolate, tomó un par de estas para acto seguido devolverlo al lugar al que correspondía.

Pasaron un par de minutos antes de que el aparato cafetero le indicara que estaba listo, el aprovecho para leer algunas de las notas de Alida que estaban pegadas sobre uno de los estantes. Eran pendientes tras pendientes con respecto a su trabajo pero nada que ella no pudiera hacer, ella era la mejor en lo que hacía; era una publicista muy reconocida, aclamada y demandada por todo el mundo.

Su lectura fue interrumpida por el sonido del aparato, rápidamente lo desconecto y comenzó a preparar su café; un poco de leche, azúcar, canela y listo. Fijo la vista en su reloj de mano de última tecnología, le sobraba tiempo pero eso no lo haría perder la oportunidad de tener un camino libre de apuros. Agradecía que su auto estuviera listo de un día para el otro, el día anterior hubo algunas dificultades que le obligaron a usar autobús pero no le veía el lado malo, al contrario, le relajaba no estar tras el volante todo el tiempo.

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