Capítulo 18

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Llegamos al bar los cuatro, muchas personas bailando y tomando.

— ¿Quieren unos tragos? —dijo Franklin —Stephanie y yo sólo nos limitamos a asentir, los chicos fueron a la barra a buscar nuestras bebidas mientras Steph y yo bailábamos en el lugar.

—Aquí están sus bebidas —dijeron los chicos llegando hacia nosotras. Era una noche de completa felicidad, comenzamos a bailar, Jake me tomaba de la cintura y repartía pequeños besos en mi cuello, mientras que cerca nuestro se encontraba Franklin tratando de no ser pisoteado por Steph, pues bailar no era lo suyo.

La canción paró —Voy al baño —le susurré a Jake en el oído soltándome de sus brazos y dirigiéndome al tocador, me paré en el espejo, arreglé un poco mi cabello y sequé las pequeñas gotas de sudor en mi rostro.

Al salir, mis ojos se abrieron hasta su límite, una pelinegra le estaba coqueteando a Jake y él se veía muy a gusto, después de todo yo sólo era una niñita de 16 años y el necesitaba una mujer de verdad.

—Steph necesito que me saques de aquí —dije llegando hasta ella.

Ella se percató de Jake y tomó a Franklin de las manos, le susurró al oído y supuse que le diría que nos fuéramos, Steph me tomó del brazo, al cruzar la puerta mi mirada se dirigió una vez más hacia donde Jake y el me vio, se dio cuenta​ que lo vi y la expresión de felicidad de su rostro cambió por completo.

—Gracias amiga, te hablo luego, pasa buenas noches y adiós Franklin —dije antes de pasar a casa.

Fui directamente a mi habitación y me tumbé en la cama, 10 minutos después entre mis sollozos logro escuchar el chirrido de la puerta. ¡Joder no le puse el seguro!

—No es lo que crees amor, saliste corriendo como loca y no me dejaste explicarte -dijo Jake sentándose en mi cama.

—Tus excusas son tan típicas, usa más tú imaginación -bufé.

—Esa chica es una ex novia y trató de besarme, pero yo la corrí, nunca te haría daño, eres mi bebé.

—Cállate tonto —bufé. Me acerqué a él y lo besé. Necesitaba besarlo, lo necesitaba más que nada. Enlace mis manos detrás de su cuello y mi cuerpo se contorsionó hacia el suyo.

Pronto comenzó a besar mi cuello, sus labios se mostraron más hambrientos, al igual que los míos, me tomó de la cintura y me alzó, rodeé su cintura con mis piernas. Me dejó caer suavemente sobre la gran cama, no podía más y desesperadamente arranqué su camisa dejando ver a mis ojos esos apetecibles abdominales marcados.

Gemí en su boca y el jadeó, no tenía duda alguna de que lo necesitaba, dejé caer mi cabeza hacia atrás en sus hombros disfrutando de sus besos y sus estremecedoras caricias.

Empecé a bajar mis dedos por su pecho, sin romper el cálido beso quité los botones de su pantalón, en un movimiento rápido el me ayudó a sacárselos, él empezó a juguetear con el nudo de mi vestido hasta que lo soltó, bajó la cremallera y quedé ante sus ojos en ropa interior por primera vez, estaba muy nerviosa.

Acarició mi estómago haciendo que se me pusiera la piel de gallina, me dedico una mirada que expresaba una pregunta muy clara — ¿Estas segura? Yo me limité a asentir, estaba más que segura, quería que Jake me diera duro contra el muro y romper con ese tabú de la virginidad.

De mi cuello bajó a mi pecho e intentó quitar mi sujetador y lo logró con mi ayuda luego de varios segundos, bajó sus manos hasta mis caderas sacando mi última prenda de ropa, imite su acción y saqué su bóxer y dejo en mi vista una majestuosa erección, se puso el condón en Segundos con mucha agilidad.

Se recostó sobre mí y me miró fijamente, estaba nerviosa y sin aviso alguno, me penetró, sus embestidas eran lentas y profundas — ¡ojhhh Jakeee! —Gemí por el sentimiento de dolor que poco a poco se iba convirtiendo en placer, sin dejar de penetrarme seguía repartiendo pequeños besos en mi boca, sus embestidas se hacían más rápidas.

Mi espalda formó un perfecto arco y estábamos llenos de sudor, Jake aceleró el ritmo y no pude evitar clavar mis largas uñas por toda su espalda, me estremecí, apreté la sábana con las manos tratando de silenciar mis ruidosos gemidos, pero no funcionó.

El paso de Jake era aún más rápido, mis gemidos de salieron de control, me incliné y mordí su hombro justo cuando llegué al orgasmo. Mis manos temerosas recorrieron el cabello de Jake, nos recostamos y comencé a hacer figuras con mis dedos sobre su pecho, se podían escuchar nuestras respiraciones agitadísimas.

—Eres mi chico ideal —susurré cuando Jake estaba profundamente dormido.

"Mi Chico Ideal" ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora