Capítulo 2

3.2K 240 148
                                    

Capítulo 02:

Todos comenzaban a cuchichear, se miraban confundidos entre sí y las sospechas se hacían cada vez más presentes.

— Ámbar, Emilia, Benicio — captó su atención —. ¿Qué tal si adelantamos la sorpresa?.

— Discúlpame Gary, pero yo prefirió que sea más... secreto, por el momento — se cruzó de brazos —. Es mejor que ellas dos se adelanten.

— Me parece bien, si querés volvé mañana, tendremos tu presentación — asintió y se marchó —. Bien, diré unas palabras y después ustedes me siguen, ¿Entendido?.

— Por supuesto — contestaron a coro.

Gary entró en escena, todos estaban murmurando en círculo, con dos chasquidos ya había captado la atención de todos. Sonrió con victoria.

— Como verán, hay nuevas reformas — comentó —. Y quiero darles un anuncio totalmente importante, mañana en la tarde se realizará una prueba de patinadores, es decir, que uno de los que todos pasaron será el elegido para el equipo. Obviamente, tendrá que ser el mejor — se cruzó de brazos —. Les presento a las nuevas integrantes, ya seleccionadas — remarcó — del equipo, claro, también hay un integrante más pero eso lo sabrán mañana — las rubias entraron y cada una se colocó a su costado, como si fuesen unas escoltas.

›› ¿Ámbar?, ¿Ella que hace acá? ‹‹

›› Tenía prohibida la entrada ‹‹

Murmuraban sin parar.

— Gary, ¿Eso quiere decir que nadie va a poder participar en este año de la competencia? — preguntó triste la mexicana.

— ¿Es que a caso no fui lo suficientemente claro, Luna? — se irritó —. Acá las cosas van a cambiar y se van a hacer como yo lo diga — ordenó con un tono potente.

Ambas rubias cruzaron miradas con media sonrisa, el mayor se retiró, seguido de él las rubias. Ámbar codeó a Matteo, y obvio, recibió un insulto por parte de éste. No le importó en lo más mínimo, siguió su camino.

— ¡Simón, está acá! — chilló molesta —. Es su culpa... — murmuró decepcionada —. No es justo que nos dejen sin patinar.

— ¿Y si hablamos con Juliana? — dijo Pedro.

— Pienso lo mismo, debe ser todo un plan de Ámbar — comentó Yam.

— Todos tenemos derecho a patinar — agregó el italiano.

— Estoy cansada de siempre tener un inconveniente para poder patinar, ¿Vosotros no? — añadió Jim.

— ¿Saben lo que más me molesta?, La necesidad de usar esa ropa tan out, por favor — rodó sus ojos la pelirroja.

— Tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos de los brazos cruzados — dijo con ánimos la castaña, amiga de la anterior.

— ¿Y eso?, no puedo creer que mi tío haya hecho tanto — revolvió su cabello.

— Está decidido chicos, no podemos hacer más — se rindió Simón, pero él tenía por seguro que iba a dejar a Ámbar en paz. Por el momento.

  El ruloso se mantenía callado, era incapaz de soltar una palabra, él si tenía ganas de participar. Pero no quería defraudar a sus amigos, su pasión era el patinaje, ¿Qué era lo que tenía que hacer en un momento como este?. Necesitaba una señal del cielo.

— Chicos, esto me tiene muy mal — suspiró —. Volveré a casa para preparar lo último de la fiesta, todos están invitados, no se olviden que es mañana — anunció.

— Ahí estaremos Luna — la tranquilizó Jim.

— Será mejor que me vaya, el estúpido de Alfredo debe estar esperándome — rodó sus ojos —. Estoy harta de todo esto, me iría de la mansión cuando pudiera, pero mi madrina ni siquiera pensó en mí — le comentó a su amiga —. Lo que menos quiero en este momento, es un regaño de su parte.

En este último transcurso de fin de año, se habían convertido en amigas muy unidas, y se complementaban a la perfección.

— Te entiendo, es mejor que vayas ya — sonrió comprensiva —. Tengo una madre igual de patética que tu familia, si es que la llamas así.

— Vos entendés a la perfección — sonrió, se unieron en un cálido abrazo fraternal —. Hasta mañana, amiga — se despidió.

  Era difícil averiguarlo, detrás de sus ojos se habían creado mil barreras, no permitían ver si había alguna señal de luz o brillo en ellos. Se volvía cada vez más imposible divisar si ella estaba feliz, o si estaba triste. No mostraba sentimientos, dejó de hacerlo.
  Al llegar a la mansión, la adolescente intentó ser lo más cautelosa posible al principio, pero después le importó poco. Ella quería que se dieran cuenta que estaba enojada, de malhumor, que era la versión más rebelde de ella misma. Azotó la puerta principal y entró de a pasos seguros en dirección a la escalera para subir a su habitación, ya le hacía falta una remodelación profunda.

— Ámbar, por fin llegas, aún no entiendo ¿Por qué viniste en otro taxi y no con nosotros? — preguntó con una sonrisa.

— había mucha gente en el auto, no entraban mis valijas — contestó fría dispuesta a irse.

— ¿A dónde vas? — preguntó.

— A mi cuarto — contestó obvia —. Tengo sueño y me voy a dormir, Mónica, ¿Me podes hacer un sándwich de queso y tomate? — preguntó.

La nombrada miró al piso.

— Ámbar, Mónica ya no es más la chef de la mansión, los Valente ya no son más los empleados.

— Para mí siempre serán los empleados, siempre lo fueron y siempre lo serán — contestó de mala forma.

— ¿Pero que decís?, Pero trata de entender Ámbar, todo es difícil para todos, pero especialmente para Luna — ella lo miró como si le estuviesen haciendo una broma.

— ¿Para Luna dijiste que era difícil?, ¿Qué es lo difícil para ella? — dijo haciéndose la confundida, se acercó a Luna de forma retadora —. ¿Te vas a quedar con mi cuarto también?, ¿Me vas a echar de la casa?, contáme, qué vas a hacer ahora que sos la dueña de todo.

— Ámbar, es obvio que no te voy a quitar tu habitación, ni siquiera te voy a echar de la mansión — dijo obvia —. No soy capaz. Todo esto es muy difícil para mí, ¿Entendés lo que significa que tus papás estén muertos?.

— ¿Y vos sabés que es lo que significa que te den en adopción y no le importes a nadie?, ojo, que cuando yo pensé que era Sol Benson a mí no me iban a hacer fiesta, tampoco me apoyaron mis amigos. Vos siempre tuviste el amor que siempre quise, ¿A caso para vos es difícil? — preguntó.

Ya no hay más claroscuro, solo oscuridad.

Claroscuro©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora