Capítulo 21

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Capítulo 21:

Debo admitirlo, me cuesta, pero lo haré. Necesito de Sharon. Suspiré mirando al cielo, sentía como mis cabellos rubios se despeinaban mientras iban en dirección al viento, mis ojos se cristalizaron, no quería ser más un peatón del juego de ella. Pero debía, después de todo, ella fue quien me crío, fue quien me dio un hogar, educación, alimento.
A veces me pregunto, ¿Qué hubiera sido de mis papás? ¿Qué hubiera pasado si nunca me habrían abandonado? ¿Sería feliz? ¿Sería buena o mala? ¿El mal y el bien a caso existe?. Porque al hacer el bien, puedes hacer el mal, y viceversa.

¿Cómo me ves?, soy tu reflejo, siempre estará en mí... — murmuré, no pude seguir, esa canción me traía tan malos recuerdos. Aquella versión acústica con él, dónde nos acercó más de lo que esperábamos.

No, vos debes ser fuerte, que nadie te detenga. Pisotea a todos si es necesario, tenés que demostrarle al mundo que sos más fuerte de lo que ellos piensan, que sos valiente – aunque tal vez no lo sea – es hora de que Simón, Luna y los demás se den cuenta de las cosas que hicieron mal.

— Me van a conocer — concluí, tomando mi cartera, y sacando de ésta mi celular.

Marqué un número telefónico.

— Hola, Sharon — sonreí —. Quería invitarte al lanzamiento de mi equipo, es muy importante...

¿Pero cómo se te ocurre? ¿Vos pensas que voy a dejar a echar todo a perder por una competencia sin sentido, Ámbar?, Usa la cabeza. No puedo ahora que mi plan está a punto de finalizar.

Sí, perdóname, me olvidé que solo te importa ese absurdo plan y que yo no importo. ¿Realmente así querés que confíe en vos?, pensé que con tu nuevo estilo nadie te reconocería.

— pensaste mal, porque eso puede suceder — me cortó la llamada, maldita sea esa vieja.

Ya ésta, estoy sola.

Tiré mi celular a una esquina y me revolví mi cabello dorado furiosa, gruñí. Tenía la sangre hirviendo, ¿Por qué era así conmigo?, ¿Por qué nadie me quería?, De solo pensarlo me daba más ganas de llorar. Recuerda lo que dijo Emilia «No le demuestres al resto que estás rota, debes hacerlo con alguien de confianza». ¡Que va!, ni ella conoce la actitud de mi madrina, pensaría que solo son cursilerías mías.

— No lo puedo creer — sollocé, pateé el locker con mucho enojo.

— Parece que esto es tuyo — me extendió mi celular, lo miré con tristeza a él, y finalmente agarré mi celular —. ¿Te sientes bien?.

Silencio, ¿Qué le iba a decir?; ¡Sí, genial!, mi madrina me arruinó el día, si la tía de tu mejor amiga que supuestamente está desaparecida. No, no, no podía enterarse, menos él. Hice puchero, quería largarme a llorar feo, no aguante más y me tiré a sus brazos, lo abracé como nunca antes lo había hecho, y como una pequeña niña indefensa me resguarde en su pecho. Olía su embriagador perfume que tenía puesto, dulce y varonil. Espontáneamente me sentí protegida con él, comenzó a acariciar con delicadeza mi pelo, mientras me susurraba cosas tiernas.

— No me sueltes Simón, no te alejes de mí — supliqué con voz quebrada —. No me sueltes, no me sueltes... — repetí.

— Ámbar, yo no sé qué te estará pasando, pero créeme, que no voy a dejarte sola.

— No, no digas eso — negué mientras limpiaba con la manga de mi remera mis lágrimas —. No me prometas más, por favor, sólo necesito que me des un abrazo y me hagas sentir protegida, por un segundo al menos, aún sabiendo que te perderé luego.

(...)¹
 
Los cuatro estábamos reunidos en el escenario, tomamos cada uno un micrófono y pusimos la pista músical. Nos miramos sonrientes, era nuestro tercer intento, cada vez nos salía aún mejor.

Me siento como el viento 
Detras no queda nada 
Yo vivo como siento 
En libertad, a todo o nada — comenzó Benicio entrando en escena, realizando una estupenda coreografía inventada.

— Vivamos el momento 
Tan solo una mirada 
Vuela el pensamiento 
La partida y la llegada — Emi cantaba genial, le seguía el ritmo del baile a Benicio.

— Hoy la belleza rompió su corteza,
Y en su cabeza voló la tristeza 
De estar esperando lo que está pasando — Canté mi parte correspondiente uniéndome a ellos, con un gran ánimo.

— I’ve got a Feeling 
No sé hacia donde 
Pero siento que voy — Ésta, solo le tocaba a Ramiro, y a decir verdad, bailaba muy bien.

La música se paró, Nico y Pedro nos pidieron que si podíamos retirarnos, los miré con cara de burla y dije:

—¿Perdón?, ¿Quiénes son ustedes para negarnos practicar para el open? — reí —. A tu tío no le va a gustar la idea, créeme.

— Le toca a la Roller Band, Ámbar vos lo sabías, nos manejamos por tiempos, hace rato que vienen practicando.

— ¿Y? ¿Te recuerdo que somos los Red Shark?, somos la excepción — habló, esta vez, Ramiro

— Acá hay reglas Ramiro, y las tenemos que cumplir — ordenó Pedro—. ustedes las conocen muy bien.

— Sí, ellos, nosotros no — Emilia se señaló a sí misma, a la vez que también se lo hacía a Benicio —. Además, bien dijo Ramiro, nosotros nos vamos cuando queramos.

Ya no hay Claroscuro, solo oscuridad.

Claroscuro©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora