Capítulo 12:
— ¿Y bien?, ¿Qué esperas Ramiro? — sonreí de lado y rodeé sus hombros con mis brazos —. ¿No le vas a decir la noticia a tus amigos?.
— ¿Qué noticia Ramiro? — dijo Yam, se notaba lo furiosa que estaba solo con verme abrazándolo.
— Habla, queremos saber — insistió Lunita, siempre tan impaciente.
Ambas lo miramos de diferente forma, yo divertida y ella, ella con tristeza. Solté una risa.
— Bien, te lo adelanto yo — miré a la rubia —. Mi gran amigo decidió quedarse con nosotros, y no con ustedes — amplié más mi sonrisa —. Quiere ser un ganador, y no un perdedor.
— ¿Qué? — dijeron todos estupefactos.
Ví como él bajaba la vista y asentía, lo había logrado. Ya era uno de los nuestros, y cuando entrás, no salís nunca más.
— Olvídate de volver a ser uno de nosotros, nos traicionaste — se acercó a Ramiro, su propia novia.
Que comprensiva, pensé.
Si mi novio quisiera entrenar con otro equipo para seguir sus sueños lo dejaría, después de todo, estoy con él a pesar de todo. Te referís a Simón, ¿Verdad? – mi subconsciente me taladrada la cabeza con eso a cada rato, que fastidio –. "Deberías ser más egoísta, Simón". ¿Te acordás?.
Estábamos reunidos en la pista hasta que Juliana llegara para nuestro primer entrenamiento, por fin manipulamos a Ramiro para que se uniera al equipo. Nadie nos vendría bien más que él, alguien que también tiene ese ego y afán de ganar siempre.
— Bien — anunció nuestra patética entrenadora —. Comencemos con una coreografía simple, Emilia y Ramiro juntos, Benicio y Ámbar, igual — dijo.
Rodé mis ojos, debía admitir que él no me gustaba en lo absoluto, ni siquiera me agradaba la idea de patinar a su lado. No quería hacerlo con nadie más que no fuera el mexicano tonto.
Primer ensayo
Segundo ensayo.
Tercer ensayo.
Cuarto ensayo.
Quinto ensayo.
Sexto ensayo.
A Benicio y a mí, no nos salía.
— ¡Benicio, concéntrate! — le ordené sacada de quicio, Juliana no nos iba a dejar descansar a menos que nos salga bien.
— Tranquila Ámbar — trató de frenarme ella, suspiré pesadamente, era obvio que él y yo no teníamos conexión.
Tampoco la íbamos a tener.
— Ya lo sé — me miró sonriente —. Voy a llamar a Simón para que Benicio aprenda cómo se hace.
— ¿Qué?, Juliana ¿Cómo se te va a ocurrir compararme con ese mesero inmundo? — saltó enojado, lo jalé del brazo.
Juliana se fue a buscar a Simón, suspiré y miré a los ojos al italiano que tenía en frente.
— Benicio, mejor cerra la boca, porque tampoco vos pones de tu parte — le tomé la muñeca bruscamente —. No destruyas mis planes, porque voy a tener que sacarte de mi camino. Comenzá a patinar bien — le ordené cansada de toda esta situación, se hará tarde y me recibiré otro de los retos estúpidos de Alfredo.
— Tranquila fiera — sonrió divertido —. Admite que te encanta estar conmigo, que quisieras ser mi pareja.
— Ay, sos tan tierno... — tomé su sus mejillas con mis manos y sonreí falsamente — cuando decís estas cosas, me dan ganas de abrazarte — él rodó sus ojos —. Sí, obvio que quiero ser tu pareja, quiero que ambos seamos una pareja ficticia — tomé mi tono frío y brusco de antes.
Nos separamos y nos sentamos en las gradas, tomé un poco de agua. Estaba pensando un poco de lo que sucedió ésta mañana, y a decir verdad, me causó gracia. Recordé cuando le metí el muffin en la boca...
— He vuelto, Simón, enséñale a Benicio como se patina.
— Juliana, yo no voy a patinar con él — me crucé de brazos, estaba negada a hacerlo, tenía que obtener la mayor distancia con ese mexicano —. No lo haré — afirmé.
— Lo vas a hacer porque yo lo digo — me miró con el ceño fruncido, no podía creerlo, ¿Realmente ella quería mandarme?.
— Vos no me vas a ordenar, grabate ésto; nadie es mi jefe — miré a Simón —. Se supone que te quedaron bien claras las cosas entre nosotros dos, ¿O no?.
— Ámbar, ya... — me tomó la mano y me jaló al centro de la pista, estaba un poco aturdida, era como sí su tacto me cerrara la boca.
Nuestras manos se juntaron, la música comenzó a sonar. Realizábamos la coreografía, todo salía perfecto, impecable, sin duda extrañaba esto cuando patinaba con él. Las piruetas nos salían muy bien, y después de mucho tiempo, me gustaba sentir el poco viento que pasaba por mi cabello al patinar.
Pero todo no terminó ahí, esa misma noche después del entrenamiento, en el patio trasero de la mansión, encontré a Simón hablando con Luna. Estaban muy cerca, él parecía querer defenderse sobre algo, parecía medio histérico. Mientras que mi primita le decía algo de la misma forma, con los típicos gestos de manos que ella tenía.
Todo ocurrió muy rápido, me acerqué más a ellos, pero me detuve cuando los ví tan juntos que sentí mi corazón hacerse más que polvo, en nada. Sus labios se juntaron, sin pedir permiso ni nada, fue entonces cuando supe que lo había perdido.Recuperar a Simón sería pérdida de MÍ tiempo.
Ya no hay claroscuro, solo oscuridad.
~♡~
¡¡¡Se viene lo bueno!!!, La maratón de Claroscuro comenzará pronto. Así que estén más que atentas, ¡Alertas bebés!, ¡Alertas!. Van a suceder muchas cosas que ando preparando hace rato. ¿Te gustó mucho LeonettaForever? ♡
PD; me encanta la amistad Amiro, adoro cuando sucedió lo de Benicio;
“ — Es hora de lanzar Benbar — comenta el italiano.
— Benbar — el chileno y la rubia argentina se miran entre sí, divertidos”.
Cuando hicieron eso me tenté feo, a esta si la veo una gran amistad, ahre bai.
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Claroscuro©
Fanfiction»¿Qué hay de malo en ser mala si el mundo está mal? » Después de la competencia todos vuelven a Buenos Aires, incluso los que no deberían como Emilia y Benicio. Los cuales serán cómplices de una de nuestros protagonistas, los tres plantearán un nu...